El Secreto De Lo Arcano (Denki Mystery) {Hiatus}

"Inoportunos encuentros"

Advertencia de palabras malsonantes, normal con Oozu~.

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Capítulo IV

Inoportunos encuentros

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La lluvia no era un clima habitual en Hinabina junto a su extraño ascenso de la torrencial lluvia en Akatsukamura luego de cruzar los límites entre ambos pueblos.
Como si el límite marcado fuese suficiente para considerarlo otra parte del mundo.

Para los cultivos de los habitantes de ropas desplazadas de décadas antes era una fortuna acabar con el intenso calor. Y en la Mansión Midorito no discernía con el pensamiento.

Chorosuke mantuvo su posición relegada de la extensa plantación de semillas emergentes dando un descanso del intenso calor que se aproximaba.

Los ojos caídos y verdosos, esa expresión clásica de desinterés cayeron en el joven hombre que corría con cuidado por la siembra. Empapado pero nunca enfermo, Jyushi paseaba por el amplio lugar sin la emoción que pendía de sus acciones o la sonrisa amplia cosida a su rostro. No es que a ninguno de los dos importe.

"¿Ya llegaron todos?" aparentemente, el ruido sordo de las gotas cayendo con fuerza no importaban para el atento oído del Ogami.

El joven se detuvo, tambaleándose ante su abrupto parar giró la cabeza en dirección del dueño de la casa. Balanceó la cabeza a un lado, curioso quizá.

"Choromatsu niisan dijo que no le importaba".

"No lo dije".

"Lo pensaste". Se acercó a la casa, llegando al lado de la cubierta bajo el techo de Midorito, mojando la madera cubierta y elegante. Chorosuke alzó una ceja por el atrevimiento pero no pareció interesar al invitado. "En todo caso, niisan, sí, todos llegaron ya. Aunque solo dos pudieron verse no se lo tomaron muy bien. ¡Pero es costumbre entre ambos! Así que no hay problema, al menos, eso me dijo Karamatsu-niisan".

Toshio ingresó, deslizando el shoji, la puerta corrediza apenas hizo ruido luego de ser reparada hace un par de días y la mirada regañadora de Chorosuke en su espalda fue una motivación para Jyushimatsu de tener cuidado esta vez.

Observando brevemente los libros en la estantería y los arreglos florales terminados, Toshio se acercó a cada uno, con la misma advertencia a sus espaldas. Honestamente, llegar a la casa Midorito con emoción desbordante y rompiendo casi todo a su paso no logró acercarlo más a su hermano.

Pero Choromatsu no podía enojarse tanto con sus hermanos menores, no en mucho grado. Se preguntaba si esa pasividad suya cambiará al conocer -tacha eso- al encontrarse con Osomatsu.

Toshio fijó su mirada amarilla hacia un florero, y quedó inmóvil incluso en el ascenso de su pecho. Chorosuke admiró esa quietud de estatua y su interés repentina en uno de los trabajos.

"¿Alguien te mandó a hacerlo?"

Chorosuke frunció el ceño, común en su rostro para acercarse un poco, asomado al lado del joven, examinó el florero.
Con el abanico cerrado en su mentón y la expresión confusa en sus rasgos, entrecerró los ojos revisando los detalles.

"No, no recuerdo un pedido como ese". Se alzó de hombros sutilmente, esas cosas sucedían, en ocasiones. "Luego lo tiraré".

Toshio negó, "Chorosuke, este es uno muy adecuado". Sonrió enormemente, como si las comisuras de sus labios se partiesen.

El hombre apático lo miró, "¿Para?".

Toshio volvió a reaccionar desvaneciendo la sonrisa y volteando a las flores de colores característicos.