Capítulo 15: Tiempo de Cacería

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27 de Julio de 2020 2:47 pm, Ciudad de México.

Elena Morel Garza.

Miró su reloj con insistencia, contando los minutos para que Ferrara entrara por la puerta del local y subiera directamente a su estudio para trabajar con ella. Desde el balcón de la parte superior la vio ingresar al edificio y supo que en pocos minutos ella llegaría radiante como siempre a su reunión.

Aysel la miró directamente y sonrió acercándose para saludarla. Ambas tomaron asiento frente a la computadora para revisar los estados financieros de Soleil. Ferrara se concentró por completo en su misión, mientras que Elena la observó durante un momento. Sus acostumbrados trajes le quedaban bien y su perfume estaba más presente ese día. Desde la perspectiva en la que se encontraba la diseñadora, pudo observar cada detalle de su rostro y en sus ojos la chispa brillante de la concentración.

Aysel estaba demasiado ocupada como para darse cuenta de la mirada de la diseñadora sobre ella, así que Elena afrontó su timidez para deslizar su mano sobre el escritorio, tomando la mano derecha de la asesora, deteniendo sus labores. Ferrara notó sus intenciones y quitó su mano del agarre para ser ella quien la tomara, entrelazando sus dedos antes de darle una suave sonrisa.

Su acción fue para Elena como la señal que necesitaba para su próximo movimiento. Se acercó a ella y recargó su cabeza sobre su hombro después de asegurarse de que nadie pudiera verlas. La calidez de la chica calmó los nervios de Morel y provocó una tranquilidad en su interior que pocas veces había experimentado.

—¿Estás cansada? —le preguntó con interés retomando sus labores.

—Un poco —respondió Elena—. Es una temporada cansada.

—¿Mucho trabajo?

—Sí —afirmó—. Quisiera vacaciones.

—Yo también —contestó—. Pero por ahora, eso no será posible. Más tarde tomaré un vuelo a Nápoles.

—¿Nápoles, Italia? —Morel se enderezó para mirar a Aysel.

—Sí. Me reuniré con unos clientes allá, estaré varios días en negociaciones con una empresa —explicó sin quitar la vista de la pantalla.

—Eso significa que no estarás mañana en la reunión con el equipo de ventas ni este fin de mes en la sesión de fotos —habló Elena.

—No, no podré asistir. Lamento no acompañarte cuando dije que iría. Tengo que ir para resolver unos asuntos y reunirme con varios clientes.

—¿Cuándo regresarás? —cuestionó con el ánimo abrumado.

—No lo sé —respondió Aysel mirándola a los ojos—. Mi trabajo puede tomar varios días, pero estaremos en contacto, ¿De acuerdo?

Morel asintió despejando su mente y Ferrara se acercó a su mejilla para darle un beso. Ambas se concentraron en la pantalla de la computadora nuevamente.

—Tu familia paterna es italiana, ¿No? —preguntó Elena con el afán de no dejar morir la conversación.

—Sí —confirmó—. Pero ellos no son de Nápoles, son de Venecia. Pensé en pasar a visitarlos, pero tengo la agenda muy ocupada.

La apertura que Aysel le mostraba era el indicador de la confianza que estaba desarrollando en ella. Esa sensación de saber un poco más sobre la persona de su interés, la animaba a acercarse más a ella de toda forma posible. Miró sus manos entrelazadas y a la profesional asesora hacerse cargo de la revisión de los reportes durante un buen tiempo hasta que su celular sonó y supo que debía irse.

SOUFFRANCE | Primer LibroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora