11. Miembro honorario

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- Gulf - el cuaderno era lo mas importante que tenia frente a mi - Oh vamos Gulf - lamentablemente había olvidado el lápiz de tinta así que tengo que usar el grafito.

- Rayos - sisee, cuando me di cuenta de que el maldito lápiz no tenía punta.

- ¿Gulf? - Suspire un par de veces antes de sacar el sacapuntas de mi mochila, me gire y le di una mirada de reojo a mi compañero de banco, el cual me estaba irritando; y mucho.

- Por ultima vez, cállate - eso fue todo lo que necesite para que la 'mosca Mew' me dejara en paz por el resto de la clase de biología.

En realidad, no tenía ni la más minima idea de que hablaba el señor Banner. Sip, lo admito, sólo lo hacía como una excusa para no hablar con él; además, ¿Qué se supone que le dijera? ¡Lo se! Debía actuar con maldita normalidad, pero me superó. Todo lo que estaba pasando superaba a mi pobre cabeza y me hacia colapsar, literalmente. Yo no estaba hecho para tanto drama, pero nadie entendía eso.

Tome los libros rápidamente cuando el timbre sonó, mire de soslayo a mi querido compañero; que por cierto no se había movido un milímetro, me pregunto que demonios quiere Mew de mi ¡¿No puede dejarme tranquilo aunque sea un maldito día para despejar mi atestada mente? No, creo que no podía. Juro que trate de pasar por su lado sin molestarlo, es más, incluso pensé darme la vuelta por el banco de atrás, pero se vería muy sospechoso. De todas formas, nada paro a Mew para que agarrara mi brazo y no me dejara cumplir mi cometido de 'llegar sano y salvo a la puerta del salón'

- ¿Me vas a hacer 'la ley del hielo'? - me pregunto con tono burlón, rodando sus ojos cuando dijo la última parte. Jale mi brazo para alejarlo de su maldito tacto que hacia estragos en mi mente. Lo miré y sonreí irónicamente antes de pasar por su lado, directo a mi salvación, en otras palabras, fuera del salón - Esto no se quedara así Gulf, sabes que puedo ser muy insistente - el gesto obsceno que le hice con mi dedo medio fue suficiente para tener su silencio... aunque fuera por ahora.

Como era de esperarse los pasillos estaban colapsados por los estudiantes que corrían de un lugar a otro para llegar a sus clases. Nunca entendí porque tanto alboroto para entrar a una clase, perfectamente se puede caminar, sin tener la necesidad de ir golpeando todo a tu paso y regalando mochilazos al mundo, como lo venía haciendo Art. Me pegue lo más que pude a la pared, tratando de esquivar los golpes asesinos que hacia con su bolso Louis Vuitton ¡Ja! Después de pasar casi una vida junto a Cooheart, algo de moda tengo que saber ¿no?

- ¡Ah! ¡Quítense! - chillo con esa voz que hacia resonar mis pobres oídos - Malditos estúpidos - siseo entre dientes. Era mi imaginación o él tampoco estaba en su mejor día. Y para mi mala fortuna posó sus ojos en mi - Gulf cariño, catorce días - me guiño un ojo y sonrió espeluznantemente.

Suspire, arrastrando mi espalda perezosamente por la muralla hasta dar contra el frío suelo del pasillo. Ya casi no quedaba gente, y por alguna extraña razón mi cabeza daba vueltas y vueltas. Puse mi mochila contra mi pecho y respire un par de veces antes de poner de pie y caminar a mis otras clases: Matemática, todo con normalidad, no aprendí nada y lo único que pude deducir fue que la 'x' se reemplazaba por algo; Lengua, pan comido. Y finalmente me infierno, alias, Gimnasia.

- ¡Kanawut! - Demonios, me puse de pie y camine donde el entrenador O'Connell - ¿Y su pareja? - me pregunto cuando llegue a su lado, con ese volumen tan bajo de voz. Jo, algo característico de él. Rodé mis ojos ¿Es que acaso no sabía que todos huían de mí en esta clase?

- Aquí esta entrenador - Quise golpear su maldita quijada para borrar esa sonrisa de 'te lo dije' que tenia pintada. Suspire y me cruce de brazos, el entrenador apretó mi hombro ligeramente y sonrió.

Lista de imperfecciones [COMPLETA] Where stories live. Discover now