La lista de Harry

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Más tarde, ya en la cama, Harry no puede conciliar el sueño. A su alrededor, reina el silencio, solamente interrumpido por algún ronquido o la respiración fuerte y profunda de Neville. No deja de dar vueltas en su cabeza a las palabras de Fred y George acerca de la lista de candidatas para ir a un baile que, por lo visto, él debería tener. Harry hace la mayor parte de la vida en Hogwarts alrededor de los Weasley y Hermione, pero no se ve incluyendo a ninguno de ellos en esa hipotética lista: Hermione y Ron son sus mejores amigos y con Fred, George y Ginny lo une una relación más fraternal que amistosa.

Mentalmente, amplía mentalmente el rango de personas a las que invitar a un baile a todo su curso y a sus compañeras del equipo de quidditch. Parvati Patil es una de las chicas más bonitas del colegio, tanto como Cho Chang, y Lavender Brown parece simpática y parlanchina, pero no siente que termine de apetecerle proponerles algo como ir al baile y pasar una velada entera junto a ellas, no sabría qué hacer. Aunque al menos con Brown tendría temas de conversación garantizados, por lo que sabe de la chica, seguramente la mayoría versarían sobre Adivinación y la tendencia de Harry a meterse en problemas.

Bell, Johnson, Spinnet... Las descarta automáticamente. Le caen muy bien, pero siempre han tenido una relación jerárquica bastante notable, habiendo sido Harry el más pequeño en el equipo durante los años anteriores. Puede ser una barrera imaginaria, pero también infranqueable, él se sentiría muy incómodo pidiéndoles algo que se parece sospechosamente a una cita romántica. Por no mencionar que probablemente algunas de ellas ya tengan planes con Fred y George. De sus compañeros de cuarto, Neville ya tiene pareja, a juzgar por lo que han comentado los gemelos y Dean y Seamus van a ir juntos, aunque Harry no está seguro de que sea exactamente lo mismo que si Ron y él lo hiciesen, pero no han hecho muchos más comentarios. Lo cual abre una puerta que, hasta ahora, Harry no se había planteado: McGonagall ha dado por hecho que los chicos llevarían a chicas, pero parece ser que no tiene que ser obligatoriamente así.

Se incorpora, un poco nervioso, y se queda sentado en la cama, pero en realidad a partir de aquí la cantidad de gente que poder meter en una lista es muy poca. Conoce de vista a algunos miembros de Gryffindor de cursos superiores e inferiores y no duda de que Colin Creevey estaría más que dispuesto a acompañarlo, pero Harry no encuentra nada atractiva la idea. De las otras casas, no querría ir con alguien como Zacharias Smith o Ernest Macmillan. De Ravenclaw conoce aún menos personas, y a Chang ya se lo ha pedido. Y de Slytherin... Bueno, sería más que irónico pedírselo al estirado, pijo e insoportable de Draco Malfoy.

Draco Malfoy. Aunque es cierto que llevan un tiempo sin pelearse, Harry siente ganas de reírse al pensar en su némesis desde que comenzaron en Hogwarts, antes incluso, y en la idea de ambos yendo al baile juntos. Si al menos fuese un duelo de varitas, o incluso de puñetazos, podrían destacar, pero no se imagina al chico rubio y de expresión siempre petulante entrando de su brazo en el Gran Comedor. O, dado que Malfoy es un poco más alto, apenas unos centímetros, a lo mejor debería ser Harry quien se sujetase de su brazo. Asustado por lo nítido de la imagen que le ofrece su mente, Harry sacude la cabeza y se vuelve a tumbar, tratando de alejar la idea de Malfoy y de la lista de personas que estaría dispuesto a llevar a un baile, maldiciendo a los gemelos por haberle sugestionado con ese tema.

A la mañana siguiente, Ron y Hermione discuten animadamente en el desayuno, pero Harry los ignora. Ron está un poco obsesionado, ahora que ha confirmado que Hermione va a ir con alguien al baile, en averiguar el nombre del chico, y la insiste al mismo tiempo que otea la mesa de Slytherin en busca de Viktor Krum, que todavía no ha bajado a desayunar, algo que hace todas las mañanas, deseando ver a su ídolo. Harry también busca con la mirada, entornando los ojos para compensar la miopía, pero él busca el cabello rubio de Draco Malfoy, el culpable de que no haya pegado ojo en toda la noche. Sus sueños, pesadillas, mejor dicho, han estado plagadas de imágenes de él y Malfoy entrando en el Gran Comedor, de ambos bailando, discutiendo, lanzándose hechizos y algunos otros que ha preferido no recordar y que han provocado que sus sábanas estuviesen mojadas al despertarse. En definitiva, Harry está muy cabreado con el de Slytherin por haberle arruinado una noche de descanso justo el día que tiene clase doble de Pociones con Snape seguida por otra clase doble de Defensa contra las Artes Oscuras también impartida por el profesor que tanto lo detesta.

Yule Ball [Drarry - Harco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora