Capitulo 31. Aterrada

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Me parece que no debes esperar que nadie te salve la vida cuando te caes...Debes salvarte a ti mismo.

Lana:

Estaba en el segundo nivel del lugar cambiándome en una de las habitación con la ropa que me dieron. Tenía muy clara mi misión de hoy y pasará lo que pasará iba a salir adelante.

–Sales en cinco–tocaron la puerta.

–Ok.

Mente serena, tenía que tener la mente serena. La ropa que tenía era de belly dance pero estaba demasiado destapado. Tenía unas ganas inmensa de llorar.

Aguanta cabrona que tú puedes con todo.

No quisiera imaginarme que pensaría mi madre si me viera así. Ella era una madre mexicana que había pasado demasiado para verme llegar lejos; los maltratos de mi difunto
Padre nunca la detuvieron. Ella era el ejemplo claro de que cuando se quiere se puede; La amaba demasiado y la necesitaba más que nunca.

Sentí mi vista nublarse y eché la cabeza para atrás para espantarlas.

Hoy no se llora; Debo tener mentón arriba y pies firmes sobre la tierra.

Salí de la habitación para ir a la pequeña sala que estaban las demás mujeres, conocía a la mayoría de ellas y ellas a mi por igual. Todas sabían mi situación pero no les importaban en lo más mínimo.

Ellas podían salir y yo apenas sabía si era de noche o de día.

Pase mi vista por algunas nuevas que llegaron y mi estómago se revolvió al ver que eran incluso más jóvenes.

Respira.

–Ok chicas, saldrán de cinco en cinco y quiero que se muevan entre el público, hoy tendremos hombres muy importantes y necesito que lo complazcan con todo lo que tienen–aurora la organizadora entro dando tundes y ordenes por todo el lugar.

–Hola, soy nueva aquí y quería saber si me puedes ayudar con el arnés–se acercó una pelinegra bastante guapa y esbelta.

–¿Vas a bailar en los cielos hoy?.

Las que eran más profesionales y tenían más años hacían show en las alturas mostrando todo desde abajo. Las ventaja de ellas era que no tenían que acostarse con los clientes si así lo querían.

–Si, hoy haremos un show especial.

Me puse detrás de ella y le apreté el arnés que tenía y me pude fijar en el gran tatuaje en forma luna que tenía en la espalda. Esta mujer era un deleite para vista, no tenia ni idea que buscaba en una pocilga como esta.

–Ustedes son las ultima salga ya–nos grito Aurora.

Ambas caminamos hasta la puerta cuando bajamos al primer piso habían una pocas ya que todas estaban entre el público.

–Por cierto me llamo Bela–me dijo antes de abrir la última puerta y caminar hasta la tarima.

Ok era mi turno.

Con pasos firmes avance hasta la puerta y la abrí para ir hasta el escenario, la luz me cegó por un momento pero seguí caminando hasta llegar a las chicas que aun quedaban en el escenario bailando.

Cerré los ojos y comencé a mover las caderas de forma sensual, no quería ver al público por que sería peor.

Me sentía baja y de la peor calaña.

No aguante más y abrí los ojos mirando el lugar.

Bela danzaba en las alturas junto a dos más luciendo como un ángel maligno.

La Bratva #2 libro. [+21]Where stories live. Discover now