19 - Bajo la Luz de la Luna.

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El frío viento nocturno no mostraba piedad para nadie lo suficientemente imprudente para estar descubierto en su presencia. Ya la noche había avanzado bastante y el casi permanente ruido de la ciudad disminuyó de forma considerable gracias a eso. Las personas en su mayoría se encontraban en casa, disfrutando de la compañía de su familia mientras se preparaban para el día siguiente antes de que el actual se cerrará, un contraste adecuado a la situación de muchas otras que seguían en camino a sus hogares, en busca de su tan anhelado y muy merecido descanso tras un día ocupado.

Tal era el caso de tres de nuestros cuatro protagonistas, que a estas horas caminaban en fila y a paso sereno en medio de la inquietante oscuridad que el bosque donde vivían significaría para cualquier otra persona de este planeta. A diferencia de los humanos ellos no tenían que temer, así que no había nada deteniéndolos de simplemente tomárselo con calma y disfrutar del paseo de regreso.

—Se siente un poco extraño tener esta cantidad de paz de gratis. —Al fondo de la línea, las piezas metálicas en los ropajes de Red sonaban distintivamente con su andar—. Casi da la sensación de ser ilegal.

—Haa, voy a tener que darte la razón ahí, Red. —Al frente de todo se ubicaba Mister, avanzando con seguridad a pesar de su aparente postura relajada. Con sus manos entrelazadas detrás de su cabeza, The Gamer no mostraba preocupación pues podía ver perfectamente el camino frente a él—. Sobre todo después de hoy, entre el estrés de los parciales y el esfuerzo de dejar ese estrés de lado, realmente ha sido difícil. —Los ojos rubí del azabache se dirigieron hacia lo que los árboles le permitían vislumbrar del cielo. Un gemido de decepción salió de su boca al darse cuenta de que le era muy difícil ver las estrellas.

—Uhum. Seguro que se sintió de esa manera. —Continuó el de tonos rojizos—. Casi parece que de verdad somos adolescentes intentando sobrevivir el semestre, ¿No les parece?

—Créeme. No tienes idea de cuánto odio entender de lo que hablas. —Axel se permitió exhalar un aspaviento de exasperación—. No fué esto lo que imaginé que pasaría cuando estuve de acuerdo en que hiciéramos esto.

—Un momento, ¿Ahora qué carajos dices? —Ese último comentario indudablemente hizo que Red apurara el paso, únicamente para quedar lado a lado con su receptor, quien le devolvió la mirada confusa que le estaba lanzando—. Toda esta operación fué tu idea, Gato.

—¿Lo fué?

—¿Por qué me estás preguntando a mí?

Cómo era de esperarse, a pesar de que hace apenas un minuto prácticamente nadaban en la tranquilidad que el ambiente les ofrecía, los Dioses del Fuego y Fantasia no sé detenían a pensar en ello al momento de romper con esa calma usando como instrumento una discusión. Y una por cosas sin importancia, lo que lo hace todavía menos comprensible.

Pensé a todo esto, a la persona que ahora se encontraba detrás de ese par de tontos no le molestaba para nada el ruido. No es que pudiera, no después de haber sido amigo de este grupo de existencias tan peculiares por tanto tiempo.

Arck decidió hace ya bastante rato que los dejaría ser, y fué por eso que no dejó escuchar su voz en ni un solo punto del viaje camino a su hogar temporal. Únicamente se limitó a observarles de reojo por un par de segundos, sonriendo ante lo familiar de la escena frente a sus ojos, para justo después volver su vista al frente.

«Es bueno saber que todavía tienen suficientes ánimos para esto.» Las risas también se las guardó para si mismo. Optando por ser discreto en pro de su propio momento de descanso.

Para alguien que constantemente consideraba las variables de cada suceso que de algún modo lo involucrara, el simplemente estar así y mantener su mente totalmente en blanco era de por sí un premio para el Dios. Sobre todo con el poco tiempo que solía tener para ello, aún si parecía todo lo contrario.

Tutores DivinosWhere stories live. Discover now