Caos, desesperación y sangre. Una sociedad en decadencia por la repentina aparición de un sistema omnipotente y omnisciente que otorgó poderes al azar a personas comunes que les obliga a pelear a muerte entre ellos. Sin conocer el propósito de este...
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Sigo esperando cerca al banco que queda a media hora de mi universidad mientras miro como un desquiciado a todos lados, no sé si es por mi nerviosismo de hacer cosas fuera de la ley o el miedo a que me vean otros jugadores.
Lo que sea, Raúl está que se demora mucho. ¿El "Anonimato" falló?, no, eso es imposible. De seguro, como en las otras ocasiones, no encuentra tanto dinero como esperaba.
Esta debe de ser la 5ta vez que lo ayudo a hacer esto. Han pasado siete días desde que me contacté con él, aún no he luchado contra nadie ni he subido de nivel, y siendo sincero espero que siga así.
Hemos ido a centros bancarios, uno tras otro, y siempre termino esperando que Raúl venga con una cantidad exorbitante, pero lo único que hemos conseguido fue unos cientos por cada allanamiento.
Pensé que la profesión de asaltar bancos si daba dinero, me equivoqué rotundamente. Aun así, no voy a cambiar mi decisión, es "mejor" dañar una entidad establecida y poderosa que maltratar a la gente que vive del día a día.
¿Qué estupideces estoy pensando?
Sin tener que esperar otra eternidad, Raúl viene rápidamente mientras se saca la capucha.
— ¿Cuánto esta vez? - digo con voz baja.
— ¡Unos dos mil - dice agitado y con su mochila en la mano - hay que largarnos, ya!
No conseguimos mucho, sin embargo, es casi el doble de lo que logramos ayer.
Y si seguimos así... no, no creo que den las cuentas. Corremos lejos del banco por calles recónditas y libre de gente. Sabemos que nadie nos ve, pero a cada rato miramos lado a lado imaginando que alguien nos persigue por los crímenes cometidos.
Eso es imposible, lo único que me persigue es la culpa.
Es asqueroso caer tan bajo como para robar, pero.... ¿Pero? No hay un "pero", no hay excusa para hurtar. Estoy haciendo el mal a cambio de un bien ajeno, eso no me hace un héroe, solo alguien despreciable.
Cada vez que replanteo todo esto termino pensando una sola cosa que me refresca mi punto de ver lo que estoy haciendo.
No quiero estar solo en este juego, me cansé de todos esos pensamientos de tener el mundo en mi contra, por lo menos ahora estoy con un amigo de años y al cual le tengo estima, así que voy a seguir ayudando a Raúl en cuidar la salud de su hermana.
Nos detenemos después de correr unos 2 o 3 minutos, ahora si estamos lo suficientemente lejos.
Raúl suelta su mochila mientras revisa todo lo que hay adentro... puedo ver de reojo que son muchos billetes de 10, 20, 50 y 100 soles.
— Hoy pude conseguir más que otros días, ella va a estar bien... si, va a estar bien — Raúl se queda viendo su mochila mientras jadea con voz melancólica.
