Conclusión: "La principal debilidad de este estudio..."

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Inumaki había descansado tan bien que cada movimiento que su cuerpo hacía, sus huesos tronaban. Todo debido a que su noche anterior había sido muy recuperadora tanto para su físico y mentalidad.

Sus cuerdas vocales mágicamente (o no tan mágicamente) se habían recuperaron. Además de que al ser la única herida que lo mantenía despierto, ahora podía reposar sin problemas.

Además, no era algo que consideraba contra su voluntad porque Toge claramente podía detener el joven, incluso podía utilizar la poca energía maldita que aún tenía para impedir que Okkotsu se adueñará sobre sus labios.

Pero Inumaki no lo pensó dos veces antes de aceptar aquel beso. Es decir, el primer pensamiento que llegó a su mente fue "Estoy jodido". Y finalmente lo confirmó cuando observó a Yuuta posarse sobre su cuerpo con su cabello ligeramente despeinado, y unos ojos tan oscuros que podían atemorizar a las maldiciones inferiores. Incluso tuvo que sofocar el jadeo de sorpresa en su propia boca.

Toge ya había aceptado su perdición. Voluntariamente él se había expuesto hacia aquel aliado. Incluso, las marcas en sus mejillas habían sido tocadas por el otro y ambos podían portarlas.

Pero Inumaki estaba un sesenta por ciento seguro de que Okkotsu había hecho aquel movimiento para tomar más información de su maldición. Y no lo culparía porque al final la tarea que tenían era aquella.

Tampoco era como si su amistad había sido erradicada y debía tratar a Yuuta como un desconocido. Inclusive no podía hacerlo porque le agradaba estar junto a él.

"Da igual..." Inumaki pensó mientras salía de su cama para observar a través de su ventana las pocas nubes de aquella mañana. Había decidido volver a entrenar ya que no deseaba quedarse encerrado en esas cuatro paredes mientras en su mente pensamientos raros aparecían.

Así que con la ligereza del viento cerró el zíper de su collar para luego abrir su ventana y salir hacia el pasillo del costado, buscando la bebida matutina que siempre tomaba antes de entrenar. Pero antes de que sacará unos billetes de su bolsillo, una voz le llamó.

"¿Qué haces aquí?"

Toge no se alteró, sino que solamente alzó su dedo para hacer una señal de silencio para luego voltear e introducir dos billetes en la máquina. Dos segundos después dos latas cayeron hacia la parte baja, sorprendiendo a la presencia contigua a Inumaki.

"¿Qué es eso? ¿Lo probaré?" La emoción de aquella terrorífica voz solamente logró que Inumaki sonriera bajo su collar negro. Esa presencia a pesar de tener un poder tan peligroso era muy amable con todos.

"Tuna, tuna," No deberías...pero él no lo sabrá.

Rika sonrío con emoción al entenderlo, siguiéndolo de cerca mientras caminaban hacia un gran árbol lejos de aquel pasillo tan recorrido. Inumaki no indagaría sobre porque la maldición se encontraba suelta en la escuela. No era algo malo que sucediera; sin embargo, Yuuta podría estar en problemas por algo así.

"Bonito flakes," ¿Escapaste?

Toge abrió una de las latas, alzándola hacia la gran sombra a su lado derecha, permitiéndole olfatear un poco del dulce aroma. Rika pareció disgustada de aquel sabor y negó.

"Yuuta busca a Inumaki..." La maldición mencionó antes de sostener con su garra la segunda lata que Inumaki le ofrecía. Pero como su fuerza era intensa, la lata se rompió, esparciendo el refresco a un lado del hechicero. Pero contrario al regaño que esperaba, las risas de Inumaki inundaron aquel solitario bosque.

La maldición se sorprendió al notar aquella tierna imagen, por lo cual no pudo evitar alzar su garra seca para palmear la cabeza de Inumaki.

"Lindo..."

¿Cómo replicar la técnica del discurso maldito? Por Okkotsu Yuuta.Where stories live. Discover now