EN OTRA VIDA || Billy Hargrove

-03-

El camino se tornó incómodo, ninguno de los dos hablaba y solo se escuchaba la música proveniente de la radio del camaro.

Miré unos minutos por la ventana colocando mi cabeza contra el vidrio de este, soltando un suspiro me abracé al sentir el viento entrar por la ventana del rubio.

-No creo que te sea conveniente ser amigo de Tommy

Hablé mordiendo levemente mi lengua, no era de meterme donde no me llamaban pero mi lado justiciero salía a flote.

-¿Por qué lo dices, Henderson?

-Lo conozco - hice una pausa - Créeme cuando te digo que te va a cambiar cuando vea a alguien "superior" - hice comillas con mis dedos.

El rubio soltó una risita negando con la cabeza, lanzó la colilla del cigarro por la ventana para luego subir la velocidad en la que íbamos.

-Hargrove, baja la velocidad - me agarré de donde pude sintiendo el corazón a mil por hora.

-Dime ¿Con quien no debería juntarme? - volteó a ver a la chica - No eres nadie para meterte en mis asuntos - pisó el acelerador - Vamos ¡Habla!

-¡Detente!

Grité sintiendo un par de lágrimas correr por mis mejillas, sentí que en cualquier momento el corazón se me desprendería del pecho, las ganas de vomitar eran inmensas, solo quería que esos recuerdos se me fueran.

AÑOS ATRÁS

-Mami ¿Vamos a ir a ver a papi?

Preguntó una pequeña rubia desde el asiento trasero, su madre iba conduciendo a una dirección desconocida para la menor, aunque solo podría reconocer el camino a casa, eso era lo importante a su corta edad.

La mujer iba con unas copas en cima pues tantos viajes de su esposo la hacían desconfiar hasta el punto de imaginar que las había abandonado por otra mujer.

-Mami somos más veloces que un tren

La pequeña cerraba los ojos por tanto aire que entraba al auto, la mujer solo la miró con tristeza para luego acelerar sin un punto fijo, lo que para la mujer era acabar con su dolor, para la pequeña solo era un momento de diversión con su mami.

-Perdón cariño

Fue lo último que escuchó la menor antes de ver una gran luz frente al auto para que después todo se quede en negro.

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-¡No te gusta la adrenalina, Henderson! - gritó el dueño del Camaro con una sonrisa sin fijarse en su acompañante.

-¡Para el puto auto Hargrove!

Grité dándole un golpe en el brazo, este en un acto en seco detuvo el Camaro para luego mirarme, se veía furioso pero se sacó de onda al notar como mis mejillas iban empapadas.

Bajé sin esperar que dijera algo, necesitaba salir y pisar tierra, saber que todo estaba bien. Pero eso cambió al estar de pie por unos segundos cuando caí rendida en la acera. Todo se me había nublado.

-Oye

-Debo irme - lo interrumpí

Me puse de pie como pude, miré alrededor buscando algo familiar, una casa de alguno de los chicos o simplemente mi casa pero no lo encontraba.