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Dos horas.

Dos horas sin moverme de la cama del rubio, no había pasado nada más desde el intercambio de palabras que tuvimos, él solo se dedicó a “ordenar” su cuarto y yo solo leía un libro cerca al armario, si pasaba algo solo entraba de un salto a mi escondite.

De un salto caí dentro del armario del rubio al escuchar como se abría la puerta, el contrario se movió tratando de cubrir mi cuerpo hecho bolita tratando de cubrirme con la ropa.

-Maldición Max, toca antes de entrar

-Ya se fueron, bueno, ya se van

Tal como dijo la menor el motor del carro se escuchó, salí de mi escondite sobando mis rodillas con mis manos, había caído mal ante el susto.

Ignoré al rubio pasando por un lado, agarré mis cosas y salí dejando un toquecito en el hombro de la pelirroja junto a una leve sonrisa de despedida.

No me tomó ni dos minutos en salir de la casa sin mirar atrás, no era que el chico me siguiera, eso no iba a ser posible, pero un pequeño porcentaje desearía que fuese así; que saliera gritando mi nombre o tomándome de la mano, conectar la mirada y que con simple “perdón” todo cambiara, pero no, no lo hizo y me encontré caminando rumbo a mi casa, en ese momento me arrepentí de no pasar la prueba de manejo o tener un auto propio.

No sé por cuanto tiempo caminé hasta llegar a la estación, me quedé sentada esperando la movilidad pasar hasta que llegó, subí y este me llevó a casa, bueno, a unas esquinas de esta por lo que volví a caminar.

-Ya estoy en casa

Caminé arrastrando los pies hasta el sofá, donde me quedé acostada con la cabeza colgando, poco a poco sentí que mi rostro quemaba, para mí significaba que mi cabeza se llenaba de sangre.

-Cariño, si no te acomodas te saldrá sangre por las orejas

-Eso sería genial

Rodé por el mueble hasta caer al piso, todo me daba vueltas por unos segundos hasta que me enfoqué en mamá, ella me miraba preocupada con el ceño levemente fruncido.

-Mami… ¿me puedes abortar?

-Cariño, ya es muy tarde para eso

-Lo suponía

Murmuré levantándome de la alfombra y caminar a mi habitación con la mochila en la mano, no hice mucho durante toda la tarde, tan solo estudiar o tratar de hacerlo hasta que caí rendida sobre la cama.



|…°…°…°…°…°…°…|



-Mamá, creo que ya se murió

-Eli, cariño despierta – movió el hombro de su hija.

-Ya está muerta, mamá creo que no respira

-Tu hermana sigue con vida, o eso creo… - movió el hombro de su hija - ¡Elienor Henderson levanta de  cama!

Me moví rodando por la cama ante tal grito, mi cabeza dolía junto a mis tímpanos, al sentarme mamá tenía las manos en la cintura y mi hermano se cubría las orejas con ambas manos.

-¿Por qué tanto grito?

Me volví a acostar cubriendo mi rostro con las sábanas, lo que no duró mucho pues mamá lo jaló dejándome expuesta a los contrarios.

-Aún es temprano – murmuré.

-Ya está amaneciendo, no pensé que podías dormir tanto

-Eso fue un récord, eres genial El – sonrió.

EN OTRA VIDA || Billy Hargrove Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt