Laia se encontraba hablando con Cristinini en la terraza de una cafetería, las dos había quedado para verse un rato.
– ¿Entonces hoy ya te vas? – preguntó Cristina.
– Si, la verdad es que me da pena, estos días aquí han sido increíbles – habló con algo de pena.
– Tía, sabes que puedes venir cuando quieras, solo tienes que llamarme y ya, en mi casa hay sitio hasta para Draco.
– Muchas gracias Cris – sonrió la castaña.
– ¿Has hablado con Daniela después de lo de ayer?
– No, pero no creo que sea yo la que empiece la conversación, no en este caso.
– ¿Por qué razón reaccionó así?
– Creo que la noticia en la que se nos vincula a Karchez y a mi, no le ha hecho mucha gracia.
– ¿Y eso por qué?
– Está perdidamente enamorada de él – la joven levantó los hombros.
– ¿Y ella no sabe qué Karchez y tú sois como hermanos? Lo sé hasta yo y no te conozco tanto como lo hará ella.
– Si, claro que lo sabe – Laia rodó los ojos – si la veo en estos momentos no sé cómo reaccionar.
– Es algo que nos pasa a todos, después de un enfrentamiento casi nadie sabe cómo reaccionar, en este caso la que debe pedir disculpas es ella, Laia – la apoyó Cristinini con una sonrisa.
– Eso lo sé pero... – hizo una pequeña pausa – pensar que se ha enfadado solo por eso...
– Si va a hablar contigo para arreglar las cosas, la decisión es tuya – comentó – si por el contrario sigue igual de revolucionada, siento decírtelo mucho pero esa chica no merece mucho la pena.
– Siempre mencionaba sobre la rabia que le tenía a los medios de comunicación por las mentiras que creaba, al final ella cayó en una de esas mentiras.
La conversación con Cristina había ayudado a la joven, ella no había tenido culpa de nada, ni siquiera había hecho algo.
– Por cierto – dijo Cristinini mientras se ponía de pie – cuidame a Carlos – la joven la miró extrañada – al gallego – guiño un ojo.
La asturiana sintió como el calor subía a sus mejillas, en un intento de disimular buscó en su bolso la cartera y se levantó dispuesta a pagar.
– No os hagáis los locos – volvió a picar la catalana.
– No sé de qué me hablas, Cristina – sonrió la joven.
Las dos entraron al local para pagar y aprovecharon para ir a dar un paseo antes de que la castaña se fuese para coger sus maletas.
– Ha sido un placer estar contigo – sonrió Cris – ya te lo he dicho antes, cuando quieras venir, me llamas.
– Gracias Cris.
Ambas se abrazaron durante unos segundos, se conocían de hace poco, pero la amistad que habían creado en tan poco tiempo era digna de admirar.
– Cuando llegues a Asturias me mandas un mensaje, ¿vale?
– Por supuesto.
(…)
El camino a Asturias se le hizo eterno, la falta de compañía la estaba matando de aburrimiento, aunque Cristinini intentaba entretenerla enviándole mensajes.
La joven decidió llamar a su abuela, con ello conseguiría distraerse un poco del viaje.
(...)
– ¡Draco!
El ladrador se lanzó a su dueña, estaba realmente eufórico.
– ¿Me has echado de menos pequeñín?
– Creo que la bienvenida lo ha dicho todo – comentó la abuela sonriendo – ¿como lo has pasado, mi niña?
– Muy bien, son todos muy majos, me han tratado muy bien – sonrió.
– Ya he visto que has ganado, pero los golpes se veían con mucha potencia, ¿estáis todos bien? – preguntó preocupada.
– Claro que si – sonrió la castaña para tranquilizarla.
– ¿Y que me dices del chiquillo que estaba sangrando por la nariz?
– No te preocupes, estamos todos bien.
Después de tener una charla con sus abuelos, Laia decidió que ya era hora de irse, por lo que ató a Draco y se dirigió a su casa.
– Siento mucho decirte que yo me voy a dormir ya, estoy realmente cansada – suspiró la joven mientras que observaba como su perro la escucha a detenidamente – te quiero mucho, Draco.
Tras esas palabras, Laia se acomodó en la cama y cerró los ojos, recordando las palabras de Cris.
“Cuidame a Carlos”
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Siempre serás tú
FanfictionLaia, más conocida como Aleah en sus redes sociales, es una streamer bastante reconocida, pues tenía dos millones de seguidores en Twich. Su carisma podría enamorar a cualquiera, sus directos eran el motivo para seguir adelante de muchas personas. ...