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Jake no quería ser atendido. Prefería quedarse desangrando antes de que Jungwon acercara el algodón a su rostro. Le dolía la cara cuando trataba de explicarle a Jungwon lo que había pasado, por eso no hablaba. Le dolía mucho y quería llorar porque era insoportable.

─Jakey déjame curarte. Se te va a infectar, ¿Te duele mucho? ─Jake afirmó con un movimiento de cabeza ─Te dolerá peor cuando te ponga el algodón porque tiene alcohol, ¿Prefieres que sea agua? Puedo usar agua si eso disminuye el ardor, pero no será suficiente y en cualquier momento tendrás que ponerte alcohol.

Jake quería hablar pero la mejilla se lo impedía. Así que solo se limitaba a asentir a todo lo que estuviera diciendo Jungwon. Vio al chico mojar el algodón y luego sacudirlo. El papel higiénico seguía pegado al rostro del pequeño y el mayor necesitaba sacarlo para, no solo ver la herida, sino desinfectarla.

Poco a poco los rollos abandonaron su rostro y su único ojo descubierto era capaz de ver como Jungwon se iba desarmando a medida que su herida estaba más expuesta. Hasta que simplemente ya no hubo papel que le interrumpiera ver las cortadas. Eran muchas, dos que parecían ser muy profundas y líneas trazadas al azar que no paraban de sangrar. Y ni hablar de las cortadas profundas... Eran un mar rojo.

El pequeño Jake observaba como el mayor contenía las ganas de llorar. Aquellas líneas no habían sido a causa de un accidente, tal vez el hematoma que se estaba formando en la otra mejilla del menor podía confundirse con un golpe, pero las heridas no. Alguien lo había dañado.

Y era tan difícil poder dar con los culpables de tal violencia siendo que el grupo que tenía algo en contra de Jake era numeroso. Jungwon pertenecia a ese grupo, y eso tal vez contaba a su favor ya que sería más fácil sacar información o que ellos mismos se expongan.

Poco a poco los rollos abandonaron su rostro y su único ojo descubierto era capaz de ver como Jungwon se iba desarmando a medida que su herida estaba más expuesta. Hasta que simplemente ya no hubo papel que le interrumpiera ver las cortadas. Eran muchas, dos que parecían ser muy profundas y líneas trazadas al azar que no paraban de sangrar. Y ni hablar de las cortadas profundas... Eran un mar rojo.

El pequeño Jake observaba como el mayor contenía las ganas de llorar. Aquellas líneas no habían sido a causa de un accidente, tal vez el hematoma que se estaba formando en la otra mejilla del menor podía confundirse con un golpe, pero las heridas no. Alguien lo había dañado.

Y era tan difícil poder dar con los culpables de tal violencia siendo que el grupo que tenía algo en contra de Jake era numeroso. Jungwon pertenecía a ese grupo, y eso tal vez contaba a su favor ya que sería más fácil sacar información o que ellos mismos se expongan.

─Todo va a estar bien ¿Sí? Cuando te recuperes me dirás quiénes te hicieron esto y haré que los expulsen para que nunca más tengas que verles las caras y ellos no puedan tocarte... Prometo no dañarte más, Jake. Te cuidare. Lo prometo.

Sus promesas siempre fueron falsas, pero por primera vez en la vida de Jungwon, aquellas palabras carecían de falsedad. Era como si la primera verdad sincera estubiera brotando en su interior. Yang Jungwon tal vez no era un ángel, tal vez era un demonio. Pero los demonios también lloraban, y Jungwon comenzaba a llorar por Jake.

La herida estaba limpia por momentos, antes de volver a ponerse roja. Las feas cicatrices que quedarían serían marcas eternas y un recuerdo aterrador para el castaño. Al menos Jungwon con el algodón pretendía borrar aquel recuerdo, sin percatarse que en medio de su frustración lastimó sin cuidado al pequeño, haciendo que este se inclinara hacia atrás con el ceño fruncido.

─Lo siento, Jakey, no quería lastimarte. Lo siento.

─E-est-ta ─aunque tratara de formular una palabra, mitad de su cara estaba adormecida y no respondía, además del ardor y lo asustado que estaba. Lo único que conseguía sacar como algo positivo de aquella situación era el hecho de que no le había agarrado un ataque de pánico en medio del baño.

─Si no puedes hablar aún, está bien... ¿Crees que puedas comenzar a caminar? Tengo que llevarte a la enfermería.

Jake no quería.

─A esta hora no hay muchos alumnos en el colegio, solo los del comité y otros que trabajan en sus talleres. Ninguno de los chicos que te dañaron están aquí ¿Puedes hacerlo?

Jake negó.

─Inténtalo, por mí.

¿Por qué haría algo por ti? No te debo nada.

─Jakey... Entonces me iré y te quedarás solo ¿Eso quieres? ─Jake no quería eso ─bien, entonces colabora.

Con dificultad se ayudaron mutuamente a levantarse del piso y sacudieron sus ropas. Jake más de la cuenta porque odiaba lo sucio que estaba, y tal fue su frustración al no poder liberarse de las mancha rojas que tomó un poco de agua y mojó la ropa.

─¡No, Jake, no hagas eso!

Y así estuvieron luchando por unos minutos logrando que el baño quedara empapado, sangriento y con papel higiénico mojado. Era un caos, pero seguramente entenderían cuando les explicara qué había sucedido y por qué sus acciones. Al menos esperaba que las consecuencias se aplicaran en aquellos violentos que le habían hecho eso en la cara.

Llegaron a la enfermería a pasos lentos. Muy lentos. La enfermera observó aterrada el estado del menor y no esperó ni un solo segundo para recostarlo y comenzar a revisar la herida. Cabe destacar que por más que Jungwon la hubiera limpiado infinidad de veces, esta seguía llorando sangre.

La mujer le agradeció a Jungwon su voluntad por tratar al chico y que se lo haría saber a los superiores. Para Yang estaba bien porque su principal objetivo aquella mañana era quedar bien con el profesor de contabilidad. Mas ya había hecho una promesa y su promesa traía buenas y malas consecuencias. Claro que iba a quedar bien con Jay, pero sus amigos lo lincharían a la primera que lo vieran solo. Y, lamentablemente, no podía decir que Jake lo protegería, ya que no era capaz. Estaba solo por más que ahora tenía la compañía del menor.

Dejó a Jake solo y se encontró con el pasillo principal del edificio totalmente desierto. Si fuera una película de terror estaría temblando, tal vez había visto demasiado Teen Wolf como para comparar una escena en el instituto ficcional con el suyo. No iba a salir un lobo hambriento a devorarlo, y como lobo se refería a uno de los del grupito con los que se juntaba. Así que camino un poco paranoico.

Hasta que de la puerta de uno de los salones salió aquel hombre que alborotaba sus hormonas. Este le sonrió distraído y siguió caminando lejos de Jungwon. Mientras el alumno veía a su profesor tan lejos de él quiso estirar su brazo sabiendo que jamás tomaría sus manos. Era un poco sofocante comenzar a tener una pequeña obsesión con alguien que jamás te registraría. ¿Por qué Jake había podido dar con Sunghoon pero él no podía tener una oportunidad con Jongseong? Que molesto.

A unos metros de llegar a las dos grandes puertas de vidrio, escuchó su nombre proveniente de la voz del mayor. Su profesor lo estaba llamando y su corazón comenzaba a ilusionarse nuevamente por algo tan irrelevante como su nombre. Se giró y lo buscó. Lo encontró saliendo de la enfermería y aquel mundo mágico donde Jungwon se había metido sin querer, comenzó a derrumbarse.

No lo estaba buscando a él porque simplemente era él. Lo buscaba porque había visto a Jake. Estaba preocupado por Shim.

Tonto, era obvio que no significas nada para él, solo eres su alumno y ya.

─¿Qué le sucedió a Shim y por qué tiene mitad de la cara cortada? ─el hombre lo observaba preocupado, pero por otra persona.

─¿Por qué quiere saberlo?

─Hice una promesa. Iba a cuidar que nadie le hiciera daño

Yo también...

─No lo sé, solo lo encontré y ya... No tengo idea de quién pudo haber sido ─siempre se le había dado bien el mentir. Y ahora no sentía la más mínima culpa. No podía no estar celoso si el hombre que le atraía estaba pendiente del chico al que se suponía que debía odiar y maltratar. ─Si Jake me dice algo, se lo diré...

─Esta bien, informame cualquier cosa ¿Bien?

─Bien.

─Adiós, Yang. Que tengas una linda jornada.

Y usted también...

SILENT BURST [JAKEHOON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora