EMMA
Abro las persianas de la ventana, y le permito a los rayos de luz entrar a mi habitación a través de mi ventana.
Tengo tres días encerrada aquí, no he querido ir a ninguna parte, aunque tampoco estoy obligada a hacerlo. El único lugar que he pisado hasta ahora ha sido la cafetería, y también me siento un poco mal por la manera en la que me comporté con los chicos esa noche. Fui exagerada, mucho y merecen una disculpa, además, no soy una persona que escapa de sus errores.
Ato mi cabello rojo en una coleta, me pongo una camiseta azul pastel y tomo mi móvil antes de salir de mi dormitorio. Mientras bajo las escaleras me imagino como ha de ser un verano si tuviese algún grupo de amigos, de aquellos con quienes sales y te diviertes, y así sea una locura sea divertido. Creo que tengo que descubrirlo yo misma, ya que me cansé de la soledad. A veces es buena, pero otras no tanto y te hace pensar cosas malas. A veces se me pasa por la cabeza dejar todo tirado y huir de todos unos minutos.
«Aunque no es tan sencillo, sino es que es imposible a estas alturas».
Me acerco a las puertas que dan a la piscina y salgo al exterior. Recuerdo que Thiago me dijo que para cualquier cosa que necesitase él estaría en esta zona los sábados. Al salir al exterior el sol mañanero me pega en el rostro, y causa que frunza el ceño. Busco al rubio con la mirada y veo sólo a un par de niños jugando y a una pareja besándose sin pudor en frente de todos. Yo no haría eso, ni siquiera en privado, no sirvo para las muestras de afecto.
A través de la distancia encuentro a Thiago, que le da órdenes a un chico de unos trece años. Su mirada seria, el silbato en su pecho y su voz dura le da un porte profesional. Camino hacia él y una vez estoy cerca, me doy cuenta que el chico estaba ahogando a otro y por eso lo reprendía.
Thiago sube la mirada del chico hacia mí y abre sus ojos como platos.
—¿Emma? —inquiere, con sorpresa—. Hola, ¿cómo estás? No te he visto por ahí en estos días.
Su mirada ahora es dulce y amable, en sus ojos marrones se ve algo de ¿alivio? ¿Por qué? ¿Pensaría que me pasó algo? ¿Por qué habría de preocuparle de ser así?
En lugar de hacer caso a mis pensamientos sacudo la cabeza y sonrío.
—Estaba hibernando —bromeo y sus labios forman esa sonrisa que, sorprendentemente, no sabía me hacía falta mirar.
—Pues te hizo bien, estás muy linda —afirma. El niño aprovecha y huye, Thiago parece darse cuenta, pero lo deja pasar.
—Gracias. —No sé qué más decir.
—No es un cumplido —admite. Arrugo mis cejas, al tiempo que me siento en una de esas sillas playeras, bajo la sombra—. Te lo estaría dando y no aceptas nada de desconocidos.
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Un Viaje Alocado [✓]
Teen FictionUna chica viaja a un pequeño pueblo, en él conoce a dos increíbles chicos que pondrán su mundo de cabeza. *** Emma es una chica con una vida ajetreada. El estudio, el trabajo y su hobby nocturno de escribir, hacen que el cansancio de la rutina se ac...