32| Esperanza

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EMMA

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EMMA

El sol se asoma en el extenso cielo, iluminando lentamente cada rincón de la ciudad.

La luz solar cae directo en mi cara, por lo que me despierto y observo a Thiago dormido como una piedra junto a mí. Se asemeja a un niño pequeño que descansa en paz, con su respiración lenta y con el cabello acariciando su propio rostro. No lo sé, pero me encanta capturar en mi mente estos detalles y momentos tan diminutos.

Me levanto para ir al baño y asearme. Una vez en la sala, me encuentro a Rex durmiendo plácidamente en el sofá —que no se note el parecido entre Rex y Thiago—. Sonrío e invado la cocina del rubio para hacer un poco de café, lo necesito, debo prepararme en lo que me espera una vez salga de esta puerta.

Tuve tiempo suficiente para poder pensar bien las cosas y, la verdad, no todo tiene por qué ser tan complicado a veces. Anhelo paz, tranquilidad, estabilidad... Estoy cansada de un día sentir que mi vida es igual de brillante que una estrella y al siguiente tan oscura como el cielo nocturno.

Pero ya.

Suspiro con pesadez, me bebo mi café en poco tiempo e inhalo una buena cantidad de aire antes de salir de la casa de Thiago e instantáneamente abrir la mía y encontrar a Tom durmiendo sobre la TV.

¿Ya estarán despiertos?

—Buenos días —digo, no muy fuerte como para despertarlos, en el caso de que estén dormidos.

—Emma, buen día. —Aparece mi madre por el pasillo con su maleta y con ropa de calle puesta. ¿Ya se van? Bueno, no voy a ser hipócrita, la verdad lo más prudente es que se vayan, por lo menos del edificio.

—Hola, mamá... Yo quería hablar con ustedes, por favor.

Ella asiente y con la mandíbula tensa va a buscar a mi padre. Una vez estamos ya los tres en la sala nos sentamos y la decisión interna que tenía hace minutos comienza a tambalearse en la cuerda de las inseguridades, pero he aprendido que las cosas se deben de conversar o nunca se llega a ninguna parte.

—Bueno, espero que hayan tenido una buena noche, no es lo mejor que hay, pero es cómodo... Como mi apartamento de Mérida lo era, ¿no? —Ambos entienden la indirecta y desvían la mirada, avergonzados.

—Sobre eso, Emma... La verdad es que te hemos mentido respecto a eso. —Arqueo una ceja, esperando que prosiga mi madre—. Nunca vendimos tu apartamento, él está en Mérida, esperando por ti. Dijimos que lo habíamos hecho para que sintieras presión y volvieras.

Mi madre en este momento no podría estar más avergonzada, y lo noto por su rostro rojo y sus movimientos nerviosos. La verdad no me molesta saber que era mentira, sabía que podía esperar cualquier cosa... La verdad, solo siento que debería dejarlo pasar y centrarme en el presente.

—Bueno, eso ya no importa... Lo que quería decirles es que está bien —miro a madre—. Te amo y voy a poner todo de mi parte para que podamos mejorar nuestra relación, como tú, no quiero seguir con esta guerra. En cuanto al perdón, necesito tiempo para sanar, para encontrar lo que necesito y poder decir de corazón que ya todo está olvidado.

Un Viaje Alocado [✓]Where stories live. Discover now