Capítulo 1

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El planeta Tierra fue creado por un Dios, que tiene diferentes nombres según la religión, se dice que tardó siete días en crear la divinidad donde viven los seres humanos.

También dicen que varios Dioses se encargaron de crearlo, desde el reino de Caos, hasta Tepeu, Gucumatz y Hurakán.

Es el resultado de una colisión y fusión de rocas que viajaban en una galaxia que, millones de años después, el Homo sapiens sapiens llamaría la Vía Láctea.

Se habla de cómo estos seres fueron creados el último día de lo que se define como una semana.

Con arcilla húmeda y un soplo de amor.

Murmuran que los primeros eran de barro, y se desmoronaron, en el segundo intento fueron de madera, pero como no tenían sentimientos los dioses dejaron caer una lluvia de ceniza que los acabó; y finalmente nació el resultado perfecto del maíz.

Hay quienes creen que un átomo se unió a otro formando una molécula que abrazó a otra y juntas armaron una célula; la unidad mínima de vida. Con el paso del tiempo se llegó a un ser vivo que evolucionó hasta convertirse en lo que hoy son las personas.

Esos eran los mitos que se susurraban en el planeta Amhernus. No se sabía mucho sobre los humanos y, sin embargo, aunque eran una raza externa, tenían la necesidad de investigar todo sobre ellos.

Porque por más curioso e increíble que parezca, exceptuando por la magia, ambos planetas eran iguales. Habían gobernantes, liderazgos, alianzas, estatus, delimitaciones territoriales y hasta un papel con costo que permitía adquirir herramientas o sustentos para sobrevivir, la brecha de diferencias sociales era la semejanza más fuerte e idéntica que existía en ambos sitios, muchos seres vivían en condiciones precarias mientras pocos obtenían riquezas que jamás compartitián.

Civitem era la ciudad principal; donde Camila, la comandante, debatía y decidía qué se debía hacer junto con el resto de los líderes de los clanes. El mundo entero ansiaba por ese día, porque habría una conversación decisiva en cuanto a las represalias que llevarían a cabo.

El Salón Brillante era el sitio donde se concebían las reuniones.

Debían ascender veinte pisos para llegar a él, por ello; cada quien contaba con su propio hechicero (delegado por el clan Deagle), encargado de teletransportar y ahorrar a los líderes el trabajo de subir escaleras.

En el pasado, la habitación estaba completamente cerrada, se ventilaba a través de extractores,, tenía piso y paredes completamente blancas, con luces doradas en la parte superior de la pared que proporcionaban una iluminación tenue, pero desde el nuevo mandato todo había cambiado.

El blanco fue suplantado por un color gris causado por la suciedad y la falta de limpieza, y la sangre había estropeado la pulcritud de las paredes. Quizá se encontraba en peligro de derrumbe porque los espacios rotos del ladrillo fueron reemplazados por partes de lo que alguna vez fueron seres vivos, huesos. En cuanto a la iluminación; ahora provenía del Sol.

En su interior también se hallaba la intimidante presencia de la mujer que tenía todo el poder; Camila. Los años habían hecho con ella un abrupto cambio, dejó de ser la niña que buscaba una solución tranquila a encontrar respuestas con el uso de la fuerza.

Una ronda, conformada por cinco personas, alrededor del trono estaba tratando de dictar un plan para lidiar con Alessandro, un exiliado de la Nación Blizz, un pueblo perdido en la ventisca helada, quien se había vengado asesinando a miles de los suyos por su destierro.

Camila lo erradicó de todos los territorios luego de los hechos, dando pie a una incipiente búsqueda para asesinarlo y darle fin al problema. Sin embargo, cuando lo encontraron hubo súplicas de una niña, la hermana del hombre, quien de algún modo movió fibras dentro de la mujer, derritiendo la armadura de su corazón. Y posteriormente lo liberó.

AmhernusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora