Capítulo 24

2.8K 365 47
                                    

Estuve unos cuantos minutos llorando sentada en el suelo pero término levantándome acercándome a mi armario teniendo que coger la silla subiéndome para poder llegar arriba del armario teniendo que ponerme de puntillas para coger la maleta.

Solo la usé una vez en toda mi vida para irme unos días con mi madre de una excursión con católicos y esas cosas pero no la volví a coger más hasta ahora.

Me bajo de la silla dejando la maleta encima de la cama para después dejar la silla en su sitio.

Abro la maleta llevando mis manos a mi cadera observándola.

Esta claro que las cosas con mi madre estaban mal y sentía que iban a estar peor.

Por más extraño que suene no vi en sus ojos arrepentimiento, no por las bofetadas que me dio si no por aquel chico desconocido que quería que conociera.

Si de verdad estuviera arrepentida por lo que le dijo aquel día me lo hubiera echo saber abajo diciéndome que no me obligaría a conocer a un chico si yo no quería para que no me sintiera incómoda, pero no lo hizo.

No se tal vez me este equivocando por mis pensamientos pero yo lo sentía así.

Me doy la vuelta observando mi armario llevando mis manos a la puerta arrastrándola hacia a un lado abriéndolo encontrándome con toda mi ropa.

Yo creo que lo mejor era llamar primero a Ares, no le voy a escribir le voy a llamar directamente.

Saco mi móvil agradeciendo que a pesar de lo que pasó y que mi madre se acordara de que tenía el móvil no me lo haya quitado.

Menos mal que al final borre toda conversación con Ares si no adiós, todo sería más complicado.

Agradezco tener buena memoria cuando marco el número de Ares sabiéndomelo de memoria.

Camino hacía mi baño cerrando la puerta acercándome a la ducha encendiéndola.

Por si acaso a mi madre se la ocurría poner la oreja en la otra puerta, me esperaba cualquier cosa sinceramente.

Solo se escuchan tres tonos cuando Ares coge la llamada.

- ¿Mía? ¿Estás bien? - me pregunta rápido.

- Sí digo... más o menos - la verdad no sabía por donde empezar.

- Dime, lo siento en tú tono de voz - suelto un suspiro viendo mi rostro en el espejo.

Tenía mi mejilla izquierda roja y un poco hinchada como mi labio inferior, con el corte teniendo los rastros de sangre.

- Mi madre me pego Ares ella nunca lo ha hecho pero esta vez se dejó llevar por sus propios impulsos - intento reprimir las lágrimas pero estas salen solas.

- ¿Qué me estas diciendo Mía? Tu madre sin duda esta loca, ¿tu estas bien? ¿Qué te dijo? - me pregunta preocupado.

- Donde había estado que no la había contestado a ninguna llamada suya ni ningún mensaje, me pidió perdón por pegarme pero sinceramente no veo que se arrepienta con lo que me dijo el otro día - le digo sincera. - Ares sinceramente las cosas entre mi madre y yo no van a ir bien lo presiento siento algo en mi pecho que me dice que solo empeorarán sin embargo mi padre se enfrentó a mi madre por pegarme porque además también me tiro del pelo fue el único que me entendió un poco y se puso en mi piel por así decirlo, porque además la dijo a mi madre que no me volviera a pegar gritándola y nunca mi padre la había alzado la voz a mi madre de esa manera - le explico todo lo rápido y resumido que puedo.

- Mía tu eres la que tienes que decidir eres ya mayor de edad no puedo decidir por ti, si no te sientes agusto en tu casa tienes la mía, me tienes a mí no quiero meter mierda y entrometerme pero te tengo que ser sincero y te digo que la actitud de tu madre no me gusta ni un pelo, yo también siento y pienso que tendrás más problemas con ella no creo que tampoco este arrepentida te lo hubiera dicho - justo lo que yo pensé.

Un Profesor Sexy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora