Las semanas pasaban deprisa mientras que yo comencé mi propia vida con Ares siendo mi novio afuera del centro y mi profesor y alumna dentro del centro.
A veces la vida te ponía pruebas como me paso con Rodrigo, las cosas con él no fueron a más, no sé qué le tuvo que decir Ares en su día, pero solo se dedicaba a mirarme cuando nos cruzábamos por los pasillos o en las clases sin decirme nada.
Los primeros días cuando volví a clases sí que me pregunto cómo estaba con intenciones, pero luego eso paso a un segundo plano.
Mi padre se quedó sin trabajo por haber rechazado él matrimonio entre Rodrigo y yo era un trato por el bien de la empresa, pero como buen padre que es decidió mejor la felicidad de su hija antes que tener una empresa.
Me sentía culpable por eso, pero mi padre me insistía que nada era mi culpa, solo quedaba seguir adelante como se podía y no perder la esperanza de conseguir un puesto en otra empresa que no mandara él padre de Rodrigo.
Yo había conseguido trabajo, siendo canguro de dos pequeños traviesos así que me las buscaba para estudiar y trabajar por las tardes hasta las diez de la noche.
Lo que ganaba se lo daba a Ares, aunque él también me decía que no era necesario, pero quería ayudarle a pagarle las facturas ya que vivía en él mismo techo.
Mi padre abandono mi casa en la que pase parte de mi vida cuando por fin se divorció de mi madre.
Mi madre se quedó con la casa y mi padre él coche ya que estaba a su nombre.
Las cosas no acabaron de la mejor manera entre ellos porque luego descubrimos que mi madre le había estado siendo infiel a mi padre con uno de los hombres que llevaba comida a la iglesia en la que ella trabajaba.
La palabra decepción con ella se quedaba corta, no me creía que mi madre fuera así porque en todo momento ella fue como otra persona cuando estuve conviviendo con ella, además de que su educación era todo lo contrario a lo que hacía ella a nuestras espaldas.
Me sentía traicionada una vez más por ella así que me ponía en la piel de mi padre y sabía que él se sentía mucho peor al descubrir que su matrimonio fue toda una farsa para mi madre solo por aparentar ser otra persona que no era, porque ella quería ser perfecta en todos los sentidos cuando nunca lo fue.
Ayude también a mi padre porque al principio tuvo que quedarse en un hostal hasta que encontró un pequeño piso.
No tenía contacto con mí madre por la simple razón de que puse una orden de alejamiento contra ella, era también la única manera en la que no intentara separarme de Ares y que tampoco estropeara su carrera como profesor, por lo menos tendría la orden de alejamiento hasta que nos fuéramos del pueblo que cada vez quedaba menos.
Estaba en clase de matemáticas, quedaba menos para que otro día de clase acabara y era la época de exámenes, estaba por así decirlo en la recta final.
También tenía que decidir lo que quería de verdad, ahora no tenía a mi madre a mi lado que me prohibiera todo así que podía seguir mis sueños por fin.
Él timbre suena avisando que la clase había terminado, me levanto comenzando a recoger mis cosas cuando la profesora comienza a llamarnos por nuestros nombres dándonos la nota de él último examen.
-Mía - me llama cuando termino cerrando mi mochila.
Me acerco a su mesa viendo como tenía mi examen.
-Enhorabuena hiciste un gran examen te mereces este diez sigue así y podrás entrar a las mejores universidades eres muy inteligente - sonrió feliz porque también tenía que agradecer a Ares por su apoyo y su ayuda.
