¡¿Soy la única?!

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Martes en la mañana, Jennie logró despertar antes que la alarma, pues no pudo dormir en toda la noche, aún así no se notaba casando más bien ansiosa, si esa era la palabra que la definía en estos momentos, se levantó con ímpetu y hizo su ya conocía rutina mañanera, solo que esta vez no hubo agua fría de pormedio. Su madre se quedó dormida en su habitación hoy no se levantaría temprano, pues su turno en el trabajo sería de noche, Jennie no podía creer la explotación laboral que sufría su madre, la idea de hacer el desayuno para su madre y llevarlo hasta su camada rápidamente fue descartada, pues su madre apreciaría mejor sus horas de descanso.

Mientras Jennie desayunaba contestaba algunos ejercicios matemáticos que no pudo contestar en la noche, terminó de darle la última cucharada a su cereal y se dedicó a terminar el último ejercicio faltante, limpió la mesa de los restos de comida que dejo sobre ella, tomo el cuaderno y lo metió en su mochila.

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Sus clases transcurrían de lo más normal, pero recordó la promesa que le hizo a Irene de ir a las practicas, ya habían comenzado hace una hora y ella no se encontraba ahí, en lugar de eso se encontraba en clase de biología, decidió pedir permiso para ausentarse en esta clase esperaba que fuera concedido.

— Disculpe, profesora — levantó su mano para ser tomado en cuenta.

— ¿SI, Jennie?, ¿alguna duda? — preguntó.

— No, la verdad no lo que pasa es q...—

— Bueno si no hay ninguna duda continuemos con la clase — se dio la vuelta y comenzó a escribir en la pizarra.

— Profesora — volvió a levantar la mano.

— Jennie, lo que me tienes que decir, ¿tiene algo que ver con la clase? — cuestionó la profesora.

— Si, pero a la vez no — mostró un sonrisa nerviosa.

— Bien — dejo salir un suspiro pesado — cuéntame.

— Mire lo que pasa es que yo le prometí a una amiga que iba a ir a las practicas para su equipo de voleibol y en este preciso momento ya comenzaron, y yo estoy aquí en su clase — la maestra levantó un ceja, y eso puso más nerviosa a Jennie — N-no me mal entienda su clase es excelente, pero yo quisiera cumplir mi promesa e ir a las practicas, ¿me puede dejar ir?, le prometo qu...

— 'Maestra voy a ir a las practicas de voleibol', con eso te hubieras ahorrado toda tu explicación — sonrió la profesora ante la divertida petición de su alumna — Claro que puedes ir, pero recuerda: si no lo das todo mejor no vuelvas — recordó un frase célebre de un deportista.

— C-Claro — se sintió intimidada, tomó su mochila y se levantó de su asiento — Bueno adiós a todos — se despidió abriendo la puerta y siendo terriblemente ignorada por todos, excepto por una persona.

— Adiós Jennie tu puedes — dijo su compañera Nancy, la castaña sonrió algo tímida y despidió con su mano derecha.

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Corrió por el pasillo, hasta encontrar un baño para ponerse su equipo de voleibol que consistía en; medias deportivas, rodilleras, 'sneakers', un short acolchado para resistir las caídas y una codera para su brazo izquierdo. Con el uniforme puesto se apresuró a llegar al polideportivo, no estaba muy lejos de su facultad de hecho pertenecía a su campus.

Siguiendo el sonido del balón siendo golpeando contra el suelo, el rechinar de las zapatillas sobre la duela de madera, fue así como llegó a las pruebas de voleibol. Tomó la manija del gran salón y entró provocando un fuerte rechinido, por lo vieja y oxidada que se encontraba la puerta, rápidamente las miradas de las personas en la cancha fueron hacia ella, cuestionándose la razón de su visita y deteniendo sus actividades, una chica de cabellos castaños hizo sonar el silbato que colgaba de su cuello. 

𝖀𝖓 𝕵𝖚𝖊𝖌𝖔, 𝖀𝖓 𝕾𝖚𝖊𝖓̃𝖔/𝗝𝗘𝗡𝗟𝗜𝗦𝗔Where stories live. Discover now