ANSÍO VIVIR || Jenlisa

Capítulo 20 " 257 días"

Mi peor elección fue desplegar con Lisa algo más que una simple amistad. Sin embargo, es lo único que me ata para no rendirme y caer de soslayo al suelo que me vió . Si Lisa muere me veré en la condena de cargar con ese evento en mis propias entrañas. Sin lugar a duda la del cabello café se ha adueñado de una milésima de ese cariño que conforman las partículas del amor que despliega la chica sobre mí.

Ciertamente cada cual se ve en la obligación de salvar todo aquello que te entregue una paz eterna. Sólo los imbéciles requieren del maltrato para sentirse queridos al menos por un látigo. Por mi parte he recibido tantas dagas que perforan la carne que rodea mis huesos que de alguna manera si me pinchan ni la sangre rodará luego de estar vaciado mi cuerpo. Voy a sufrir y eso es algo sumamente seguro.  Lo sé, porque desde la rendija por donde mis pupilas viajan puedo apreciar sus hombros tensarse por mi presencia, una que ha calculado cada paso en las vidas que le tocan vivir para poder ser el amor de la misma, desarrollo una enorme capacidad que encierra todo el apego que estamos creando.

Su perfil sexy y de una sensualidad salvaje, no propio de una mujer hija de Adán y Eva. Esas manos en el volante que nos conducen a donde ni imagina. Será que el universo esta viajando a la pereza y le sobra el cansancio para no hacerle saber a la chica del flequillo sobre todas las veces que su cuerpo a tocado el mundo para dejar una esencia de vainilla, cuyo propósito es mezclar un pasado con el presente para que los sentimientos cobren vida por si solos.

-Me encanta viajar a Seúl- anuncia luego. Mis ojos se pierden en cada madera que conforma el viejo cine. Los años han pasado por el del peor manera, dejándole un cimiento de lo que fue. Sin embargo aún recuerdo todas aquellas luces que le hacían ver un lugar de pura diversión, las familia entrando para perderse en algún filme. Pero eso sólo sucedió hace ya unos 20 años, en ese entonces yo no había ni nacido, sin embargo si vivo para contarlo.

Giro mi cabeza cuando el ya antiguo lugar desaparece del rango visionario que me proporciona la ventanilla. La veo a Ella. Siquiera estoy Segura de los que hacemos. No puedo ni aceptar que sea lo correcto llevarla al lugar donde comenzó todo y nos conocimos por primera vez, hace ya unos cuantos años. Un lugar el cual ansío que recuerde.

-¿Si?.-Preguntó dejando caer mi mejilla en le puño cuando el codo termina en la puerta de mi Mustang.

-Si.... - Una sonrisa sincera hace de su rostro un estante- Amo esta ciudad. Las personas que le rodean.- No aparta la vista de la carretera en ningún instante. Sin lugar a duda la seguridad es parte de su aura- Recuerdo que desde chica mi madre siempre me traía al hospital donde trabaja. Todo el día jugaba con las enfermeras aunque siempre me regañaban por dejar tiradas las jeringa o utilizar algún tipo de medicina para crear una ciudad imaginaria en el medio de los pasillos.

-Eras una revoltosa...-Sonrió junto con las ciertas risas que escapan de sus labios. Recuerdo la última vez que los probé mientras las estrellas servían de bombillas. No me arrepiento y es algo inusual. El hecho de que sea mujer remueve algo en mí, fantasías de todo tipo de amante. Como si lo que sacudiera nuestros pechos fuera algo prohibido, y lo mismo es excitante, incluso catastrófico pero en sí, muy delicioso y divertido.

-Ni tanto...-Muerde su mejilla Desde dentro y acabo notando que ese gesto es sin duda mi favorito. Aunque no me cansaría de curiosear sobre ella. Encontrar más partículas inherentes y que se conviertan en mías, Al ser vistas solo por mis pupilas- Desde pequeña me gustaba la medicina sin embargo no el lugar.-Aceptó un poco más firme- Todos los días una persona fallecía y mi madre era una de las encargadas de dar la hora de su partida.

-Debe haber sido muy duro presenciar eso...-Acepto convencida. Mirar la muerte de cerca puede hacer que tengamos miedo de la misma, que no la reconozcamos. De cierto modo es caótico. No quiero ni pensar cuantas veces la guillotina pasó por su lado para susurrarle "Pronto llegará tu hora".