diciembre;;

828 113 23
                                    

Ninguno había vuelto a casa para las fiestas, su dinero se había ido en regalos para familia, amigos y la terapia de Rodrigo que apenas y habían podido comprar aquel pequeño árbol que entraba en la esquina de la sala y lucecitas de colores para las ventanas.

Iván se encontraba sirviendo los platos mientras Rodrigo terminaba de alistarse después de haber cocinado la cena durante la tarden se miraba en el espejo con una amplia sonrisa, se veía justo como quería.

Salió al encuentro con su novio quien se encontraba prendiendo un trío de velas rojas en el centro de la mesa. Lo abrazó por detrás besando su espalda y fingiendo morder sacándole una risita a Iván.

Cenaron la carne y pollo asados, ensalada rusa y pollo relleno mientras bebían cerveza y por último una chocotorta hecha por el mismísimo Iván. Iván contaba anécdotas navideñas a un Rodrigo muy atento.

Llegada la hora del intercambio de regalos Rodrigo pensó que no recibiría nada, no esperaba más de quién había apostado todo lo que tenía por darle una oportunidad para poder hablar pero estaba equivocado. En una pequeña cajita un anillo con una esmeralda se mostraba brillante y delicado.

-Sé que no esperabas nada pero quería que tuvieras esto. Estamos destinados a estar juntos, pero con esto quiero que sepas que te elijo a vos, y siempre te voy a elegir a vos- un anillo de promesa fue colocado en el dedo anular de Rodrigo, no era un compromiso pero como lo dice su nombre, era una promesa.

Rodrigo por su parte entregó a Iván una guitarra eléctrica que este había estado ojeando varias semanas en el centro comercial además de un anillo, una risa de plata que ahora él portaba en su dedo anular.

Pero había algo más, algo que Rodrigo se había estado guardando durante un mes, semanas, semanas en las que práctico frente al espejo. Había empezado con sílabas, luego palabras cortas y sencillas. Sus ganas podían más que su condición y lo motivaban. Eso había ayudado en el progreso.

Por eso mientras Iván veía embobado su guitarra él habló. -Te... Te amo tanto, Iván- fue lento, ronco y pausado, con algo de dificultad pero lo había hecho. E Iván casi tira la guitarra de la sorpresa.

-¿Qué... Qué dijiste? Vos... Vos dijiste algo, Iván, una frase- tartamudeó al borde de las lágrimas. Porque ahí era cuando todo cobraba sentido. En esa voz que por primera vez oía, tan aguda y delicada pero perteneciente a su persona favorita.

-Que te amo, mucho- se acercó a quién de un jalón lo abrazó fuertemente.

-Y yo te amo más- lo besó profundamente. -Mas de lo que te imaginás.

𝐆𝐑𝐄𝐄𝐍 » rodrivan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora