『Capítulo ⁵』

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— Rayos, tampoco funcionó — se quejó el pelinegro Kim.

— Creo que esto ya no funcionará — habló el pequeño moreno.

— ¿Y si no se refería a pequeño de estatura? si no de edad — preguntó Park.

Todos se sorprendieron, Park tenía razón, tal vez esta vez si funcionaría.

— Entonces debe hacerlo Jin-Hyung — habló el Maknae.

— Lo haré, soy hermoso, nadie me rechazaría — habló orgulloso el castaño, todos sonrieron y continuaron con su almuerzo.




🏡

El pequeño SeokJin era alguien confiado con su apariencia, además de ser muy alegre y hacer reír a todos con su particular risa. Era un niño enérgico, que le encantaba socializar, algo que no le era para nada difícil.

Confiadamente, se preparó para lo que haría el día de mañana, pero había un pequeño problema, él no sabía sobre que debía hacer para enamorar a una persona.

En medio de su lluvia de ideas, se le vino a la mente los libros de romance que leía su hermana; por lo que, sigilosamente se acercó al cuarto de la mayor, por suerte esta no estaba en casa. Al entrar vio un gran estante lleno de libros; sin hacerse esperar, tomó los libros que por su título le convencían para llevar a cabo su misión.

En el puso de esa misma habitación se dispuso a leer.

El primer libro se llamaba "Mi lecho de amor". El niño empezó a ojear el libro, hasta un separado que tenía un post-it, se detuvo y empezó a leer.

" Yo te amo, Alex.
El chico se quedó en silencio. Ella se sentía cada vez más desesperada.
Díme algo. gritó la chica.

El chico la miró, su expresión era seria, pero sus ojos detonaban tristeza. Lo siento Amara, no puedo estar contigo, nuestros padres están en contra, no quiero ponerte en peligro, ellos son capaces de todo. Dijo con tristeza el joven de ojos almendra.

La chica se acercó a él, I Inva-diendo, invadiendo su espacio personal.
No me importa, si te lo dije es porque lo sé, se los riesgos que con con- llevaría, conllevaría amarte, no me importa si tengo que abandonar a mi familia, si tenemos que irnos del país, sólo quiero permanecer el resto de mis días contigo, ¿Acaso no sientes lo mismo?, la chica estaba molesta y al borde del llanto.

El menor se sintió verdaderamente feliz, en un impulso tomó el rostro de la mujer, y acarició su mejilla. Yo también te amo Amara. sonrió.

La chica también sonrió y lágrimas brotaron de sus ojos, sin hacerse esperar, los dos se acercaban lentamente, en unos cuantos segundos ya tenían sus bocas unidas en un lento beso..."

El menor soltó un "Iugh", y dejó de lado los libros, ya no quería leer nada más.

Rendido volvió a su habitación. No tenía idea de lo que haría. Unos segundos, tal vez minutos pasaron y el menor se le vino a la mente los doramas que veía su mamá, en estos el hombre siempre le regalaba flores y las cosas que le gustaba a la chica. Sonrió victorioso, lástima que eso no durará mucho, ya que no tenía idea de las cosas que le gustaban a su profesor.

Nuevamente su felicidad volvió,  claro dulces a todos les gustan los dulces. Por lo que corrió a la alacena, se subió en la barra de la cocina y abrió una de las puertas de la alacena, encontrándose con un frasco de dulces, una caja de chocolates, y otra de galletas. Tomó las cosas y se bajó de la barra para agarrar unas bolitas para meter en ellas las golosinas.

De los cajones de abajo, sacó unas bolsitas ideales para guardar dulces, con lo que ocupaba en mano, regresó a su lugar original y empezó a meter los dulces en la bolsa.

3 galletas de chispas de chocolate, 3 bombones, 3 tiras de chocolate y 5 galletas con relleno de fresa, conformaban la bolsita. Feliz por su cometido guardo las cosas en donde las había encontrado, tomó el pequeño presente y se fue corriendo hacía su cuarto. Sólo faltaba esperar a que el día de mañana llegara.

















🏫

SeokJin se encontraba ya en la escuela, estaba avergonzado por lo que haría a continuación, pero aún así se metió dentro del aula, viendo al profesor Min, sentado frente a su computador, en sus lentes se reflejaban varios números, de los cuales el menor no presto ni la más mínima atención.

— Buenos días, Profesor Min — saludó con una sonrisa el menor.

— Buenos días, SeokJin — devolvió el menor. — Adivino, ¿quieres decirme algo? — habló dejando su trabajo de lado.

El nombrado asintió con vergüenza.

— Bien, dime, ¿Pasó algo? — dijo tranquilamente.

— Yo... yo quería darle algo — dijo jugando con sus pulgares, pasándolo uno por encima del otro.

— Ya veo — sonrió con su labios juntos. También se planteó que esta situación sería la misma que las dos anteriores.

El menor saco de su bolsa lateral de la mochila, el pequeño regalo que había hecho ayer por la tarde, con vergüenza y una sonrisita. Se lo entregó a su mayor. Este gustoso lo tomó.

— ¿Lo hiciste tú Jin? — preguntó el mayor, observando la bolsita, esta tenía pegatinas de muchos colores y formas, mayormente eran de un osito llamado "Rilakkuma".

— Sí — respondió a la par que asentía.

— Te quedó muy bonito, Jin — acercó su mano como otras veces hasta la cabeza del menor, dando leves palmadas, para saber que lo apreciaba. — Gracias — sonrió.

— ¿Ya me quiere Profesor? —  preguntó repentinamente el menor.

El profesor apartó su mano y dejó el presente sobre el escritorio.

— Jin, no por que sea "malo" con ustedes, significa que no los quiera, son mis alumnos — respondió con una voz no tan ronca.

— ¿Usted ama a sus alumnos? — preguntó sorprendido.

El mayor asintió con una expresión relajada.

— ¿Está enamorado de todos? — preguntó con sorpresa, sus ojos se abrieron mucho.

Ahí estaba de nuevo, esa pregunta que no podía faltar.

— No, Jin, no estoy enamorado de nadie, es aprecio, cariño y como profesor que soy, mis alumnos son importantes — aclaró el mayor.

— ¿Existen diferentes tipos de cariño? — preguntó curioso el menor.

— Sí, no sólo es amor de pareja, también está el amor que le tienes a tus padres, el amor a tus amigos y seres queridos, el amor que le tienes a tu mascota, el amor a ti mismo — parloteó el mayor con tranquilidad.

El menor estaba atento escuchando todo, y se sentía asombrado, era algo nuevo para él.

— Ya veo, entonces yo también lo quiero maestro — sonrió felizmente, el mayor también le devolvió la sonrisa y regaló una última palmada en la cabeza.

Después de eso el menor se despidió, para encontrarse con sus amigos.


















Gracias por leer <3
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19/Jul/22]

Meta: Que despidan al maestro gruñón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora