Capítulo 2

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Flores.

¿Qué flores de mierda son estas?

Pequeñas, de color rosado o ¿Morado? y cuatro pétalos. No son grandes ni muy chicas.

¿Quién dejaría un camino de flores afuera del edificio? Además había un rastro que guiaba hacia la esquina. Frunciendo el ceño, caminó a paso firme siguiendo el rastro, pero solo se quedó en el límite de la esquina, sin dar un paso más. Porque...

Había escuchado el sonido de arcadas incontrolables y la respiración ahogada de una persona.

Miró el cielo y sintió el aroma al arroz y el campo. Si, esta es una feromona que conoce bastante, muy bien para variar. Ere el gafas de mierda, es imposible no reconocer su feromona peculiar. Este aroma, es tan parecido al significado de su nombre.

Sonrió de lado, mientras se apoyaba contra la muralla, pensando en qué hacer a continuación.

¿Ignorarlo? ¿Ayudarlo? ¿Chantajearlo?

Tenía muchas opciones pero al final, decidió esperar y ver. Ya esta es ¿La segunda vez? El pedazo de mierda sigue siendo tan descuidado como en el baño ¿Y qué sucede si no hubiera sido él? ¿Qué pasa si entraba cualquier otro alumno? ¿Las cosas hubieran pasado con tanta calma? Incluso ahora, se volvió a topar con esta escena.

Muy conveniente ¿No?

Se burló en su mente mientras las arcadas terminaban. Rascando su cuello dio un paso adelante y ahí lo vio. Arrodillado en el suelo, cargando en sus manos un montón de pétalos pequeños de quien sabe que flor. Sus ojos se toparon, en aquel color escarlata solo se podía ver la indiferencia y una rastro de condescendencia, como si un rey lo mirara desde el trono. La sensación de ser visto por esos ojos no era nada satisfactorio, por esta razón Tenya no se sentía feliz al ver que el que lo descubrió fue su compañero, Bakugō Katsuki.

Su relación nunca fue buena, ni armoniosa, siempre hubo roces, gritos y discusiones. Eso no se podía llamar amistad. No, ni siquiera eran amigos, se podría decir que solo eran unos ¿Conocidos? Es más una mierda como eso. Entonces casi como un par de extraños, no debería de importarle la vida o muerte de este sujeto, al final son sus decisiones. Pero, esos ojos de mierda que lo miraban con descontento, que de manera sutil mostraba su desesperación, esos ojos son el causante de su insomnio por las noches.

¡Si! Son esos malditos ojos azules desesperados que siempre rondan su mente, como una jodida maldición. No lo dejan en paz. Lo sabe, sabe muy bien que este problema es de este alfa, él no debe andar metiendo sus narices dónde no lo llaman. Pero, aún si lo sabe, si va a dejar a alguien solo frente a la desesperación ¿Se puede llamar héroe? Aunque es el problema del gafas de mierda, ya estaba metido en esto, es imposible retroceder ahora.

-Bakugō...

-Es momento de que tú y yo hablemos gafas de mierda.

Cortó sus palabras, mientras esperaba a que ese alfa se levantara, es hora de que tenga una buena conversación los dos. Se dio la vuelta y caminó en dirección a los dormitorios, siendo seguido por ese idiota. El color escarlata intenso mostraba una luz aterradora, como si fuera a asesinar a quien se le atraviese en el camino.

Iida observaba la espalda recta de Bakugō, quien tenía un paso constante y fuerte, sin vacilación. Su cabello era puntiagudo y de color cenizo claro, parecía bien cuidado. La nuca de Bakugō estaba descubierta, dejando ver un suave trozo de piel clara que cualquiera podría morder.

Es verdad, a pesar de lo rudo o fuerte que sea, de lo salvaje y mal hablado que sea. Katsuki era un omega, eso es indiscutible, y no solo eso, era uno de los alumnos más fuerte de la clase. Pero su orgullo y su temperamento volátil lo hacían verse inaccesible, como si marcará una barrera entre las personas y él.

Diaboli [Iidabaku]Where stories live. Discover now