Capítulo 7

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Los días pasaban de manera tortuosa.

La cercanía del alfa estricto y el omega salvaje parecía haberse esfumado como el humo de un cigarrillo. Lentamente se quemaban.

¿Es una ilusión el haberse llevado bien? O ¿fueron sentimientos reales?

Pero a pesar de que Bakugō se repetía una y otra vez que no le importaba la salud de Iida, su apariencia cada vez más demacrada revolvía sus entrañas de rabia. Burbujeaba como un volcán a punto de explotar.

¿Qué existía en esa beta que hacía que ese alfa se volviera así?

No podía comprenderlo, pero no puede ignorarlo. Simplemente no puede.

Pero lo más desconcertante es aquel sentimiento punzante en su pecho. Cada vez que veía a ese gafas de mierda ese sentimiento hacía acto de presencia, haciéndolo sentir emociones que encontraba desconocidas.

Katsuki sentía que estaba en un vaso que lentamente se llenaba de agua. Sumergiendo todo su ser hasta ahogarse en el.

Quiere ignorarlo. Por supuesto que quiere ignorarlo.

Pero...

No puede. No puede dejarlo mientras lo mira con esos ojos desesperados. Con aquellos ojos que piden la salvación.

¿Qué debe de hacer?

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Iida a estado realmente mal. Su hanahaki empeoraba cada vez más con el tiempo y apenas llevaba un mes.

Desde la charla que tuvo con Bakugō, no ha parado de pensar en cómo debe de actuar ante su enfermedad.

Es realmente difícil.

-¿Tenya-kun? ¿Estás bien?

Iida, quien había salido de compras con Momo, recobró el sentido ante su voz. Había estado mirando por mucho tiempo las botellas de jugo de naranja. A él realmente le gustaba ese jugo, pero extrañamente ahora que lo ve siente que no es lo mismo, y no entiende por qué es así.

-¡Si! No te preocupes Yaoyorozu-san.

Calmó a la preocupada beta mientras tomaba un paquete de jugo.

Tenya había estado meditando durante mucho tiempo y se volvió a atrever a preguntarle a Momo si quería salir a comprar con él, lo más sorprendente es que ella si aceptó. Estaba realmente feliz, rebosando de alegría. Pero cuando llegó al lugar no lo sentía igual, había una ligera diferencia. Como si...

Faltara algo.

-¡Woha! ¡No puedo creer lo barato que está este producto!

Exclamó Momo mientras tomaba un paquete de dulces. Iida sonrió ante su expresión emocionada, y de manera inconsciente miró a su alrededor como si buscara algo, pero tardíamente se dio cuenta que eso era extraño, así que volvió a revisar otros productos. Yaoyorozu quien lo había estado mirando de reojo mostró una expresión pensativa ante las acciones de Iida.

El tiempo que pasaron ambos fue grato y feliz. Hablaron de muchos temas y se rieron de algunas otras cosas. Pero aunque haya sido de esa forma, existía una cierta muralla invisible difícil de atravesar, un límite intangible.

Con expresiones relajadas llegaron a los dormitorios de la UA, cargando con bolsas de comestibles. Tenían una charla amena sobre los diferentes trajes que se vendían en Don Quijote y aquella aventura que hicieron para salvar a Bakugō.

Pero quién diría que Katsuki estaría presente ante su llegada. Y por supuesto, no estaba de buen humor. Este se encontraba en el comedor cenando, pero tan pronto como vio a aquel dueto se le quitaron las ganas de comer. Y sin importarle las miradas de sus amigos, se levantó con su plato y fue en dirección a la cocina. Ya no podía comer con esa vista.

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⏰ Laatst bijgewerkt: Apr 29 ⏰

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