2

12 0 3
                                    

Jace.

Seis meses después.

Las gotas golpean con fuerza la ventana, Mike continúa hablándome, sin embargo, no escucho nada de lo que dice, mi cabeza está en otro mundo, y él se preocupa por nuestra carrera, o bueno, lo que queda de ella.

El intenta hacer que se mantenga en pie, ya que Mila no está en ninguna condición de poder ayudarlo.

Y mejor para todos, debe cuidar de lo que se forma en su vientre y no hay ni un solo minuto que pueda ocupar en mi carrera.

Lo que fue nuestra carrera hace cuatro meses atrás.

—¿Jace, estás escuchándome?—me pregunta Mike, trayéndome de vuelta.

—La verdad, no—digo con sinceridad.

Mi cabeza está en otro mundo del que no creo poder salir, no es lo mismo sin él, debería de estar aquí, riñéndome por no estar escuchando a Mike darme instrucciones de cómo actuar frente a la prensa.

No quiero presentarme ante nadie.

No quiero dar declaraciones a una prensa de chismes.

No quiero aparecer frente al público.

Solo quiero que vuelva.

Se supone que éramos un par, no podré hacerlo solo.

—No puedes continuar así.—dice serio, se mantiene de pie frente a mí, y yo continúo con la vista fija en la ventana tras él.

—No querrás apostar.

Suelta un suspiro cansado, sé que le estoy poniendo mucho peso sobre sus hombros, a él también le dolió la partida de mi hermano, pero no es lo mismo, su dolor tan sólo durará unos cuantos días, quizá un mes, pero mi dolor no desaparecerá. Tan solo aminorará hasta que él quede siendo tan solo un recuerdo de lo que fue.

No dejaré que se convierta en tan solo un recuerdo más.

—Tienes cita con el doctor—intenta de nuevo—, Kevin te llevará, y no quiero saber que no has asistido—demanda.

—Entonces no te enterarás—continúo.

No planeo ir.

Se que he tocado una parte de sus pensamientos que quizá quería mantener en eso, pensamiento y no algo que pudiese volver realidad.

—No dejaré que vayas deteriorando, no lo permitiré—declaró con voz dura.

—Tú no, pero yo si lo permitiré, al fin y al cabo es mi cuerpo.

Se agacha frente a mí, como si intentase explicarle algo a un niño pequeño.

—No dejaré que tú también mueras—un nudo se forma en mi garganta por la forma en que lo dice—. Aunque tú quieras acabar muriendo de la peor manera, no lo permitiré, porque a pesar de que me veas solo como un simple representante, yo intento cuidarte como a un hijo. Después de todo, paso más tiempo contigo que con mi familia.

Al fin lo observo, su rostro se encuentra cansado, con ojeras y los ojos rojizos, no debe de haber dormido nada por haber estado ocupándose de los chismosos y todo lo que inventan.

He estado siendo un idiota con él, pero no sé cómo cambiarlo, simplemente no me encuentro bien.

Su pérdida me ha dolido tanto como habría sido perder todo en la vida, y es que casi que fue así, si no fuera por mi madre, no me quedaría nada más por lo que vivir.

Ella se encuentra peor, y si supiera que no he estado cuidando de mi después de que me diagnosticaran diabetes... no quiero saber cómo reaccionaría.

Me quedo en silencio, sin darle la respuesta qué espera, pero tampoco sin negarme.

Hold me while you waitWhere stories live. Discover now