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Diana

Termino de llenar mi termo con café y le coloco la tapa al enorme trasto, antes no solía agradarme el sabor del café, pero una vez que comienzas a estudiar hasta más de media noche necesitas al menos uno para mantener los ojos abiertos. Además, no sabe tan mal si comienzas a mezclar el azúcar, la leche y algunas veces también la vainilla en él.

Tomo un sorbo luego de prepararlo tal y como me gusta.

Dos cucharadas pequeñas de vainilla, menos de la mitad de un vaso de leche y perfecto. Ah claro, y una cucharada pequeña de azúcar, ya tiene bastante con toda la vainilla.

Brianna se aclara la garganta luego de beber su café, sentada tras la pequeña barra de la cocina.

—¿Me recuerdas porque observamos tan fijamente a Dina?—mi amiga, ajena a la mirada inquisitiva que aún me dirige Grace, pregunta.

Suelta un suspiro exasperado y la mira mal a través de sus ojos entrecerrados.

—Porque... nos esta ocultando algo. Y, creo que no debo recordaros que es una de las veinte reglas que establecimos para vivir en paz y armonía—se mofa—. La número diecinueve para ser exactos.

Bry abre su boca con exageración fingiendo indignación, sin importarle demasiada importancia.

—Oh, no. Que tragedia—toma de su propio termo—. Bien, Diana, te toca conducir.

—¿¡Que!?—exclama nuestra amiga.

Brianna lanza las llaves del auto desde su lugar tras la barra, las atrapo y comenzamos a salir de la casa.

Grace nos sigue, cerrando la puerta con llave tras de ella. Sus pasos pesados son lo único que resuena sobre la gravilla además de los míos y los de la rizada a mi lado.

—¡Chicas! ¡Regla número diecinueve!—vuelve a chillar.

—Que tengas una regla para enterarte de todos los chismes no debería ser legal—dice Bry, sentándose en el lado del copiloto.

Grace abre su boca con indignación fingida.

—¿Chismosa? ¿Yo?

—No, tu abuela—la morena rueda sus ojos.

—Se supone que íbamos a seguir las reglas al pie de la letra—murmura enfadada.

Comienzo a salir de nuestro parqueadero exterior.

—Está bien tener algunos secretos—se encoge de hombros—. no creo que les gustara saber qué clase de cosas son las que me gustan en el sexo.

Muerdo mis labios, reprimiendo una sonrisa.

Observo a Grace a través del espejo retrovisor como abre y cierra su boca varias veces.

Suspira y recuesta su espalda en el respaldar.

—No es nada importante, Grace—hablo por fin—. Solo era una simple llamada.

—Una simple llamada no es en la que compartes sonrisitas y risas después de la media noche. Una simple llamada es la que tengo con mi madre cada mes cuando me pregunta cómo va el señor Klint con sus hemorroides.

—El pobre hombre no sabe cuidarse—bufa mi amiga a mi lado.

—Exacto, cuando hablo con mi madre no suele haber sonrisitas enamoradas.

—¿Pero qué dices?—rio—. ¿Yo, enamorada? Creo que te has equivocado de amiga.

—Hablabas con Félix eh...—Bry sube y baja sus cejas sugerente, giro mis ojos y bufo.

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⏰ Last updated: Feb 20, 2023 ⏰

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