Capítulo 5.

188 34 11
                                    


-Entonces estas diciéndome que tu entraste aquí por equivocación y eres ¿mago? –preguntó Harry pensando que le estaba tomando el pelo.

-Si ya sé que no es algo lógico para ti y la verdad no necesito demostrarte que digo la verdad, pero... me gusta impresionar –dijo mostrando una sonrisa en su rostro –¿qué quieres que haga?

-Ese no era el hurón que conocí, mejor vuelve a tu forma animaga esa de la que hablas.

-No me hagas arrepentirme de haberme quedado –dijo con cierto enfado.

- ¿Te quedaste por mí? –preguntó interesado.

Draco apartó la mirada. Él solo se había quedado porque aún no tenía la oportunidad de regresar a la mansión, no negaba que tuvo buenos días ahí en casa de Harry, pero la razón por la que seguía ahí no era por él, sino por el hecho de aprender cosas nuevas, él estaba seguro que no era por Harry.

-Mira, no tengo tiempo para seguir hablando, necesito volver a la mansión, mis padres estarán preocupados –dijo apartándose de Harry.

- ¿Te iras?

- ¿Por qué debería de quedarme? –se burló –no vivo aquí.

-No, no, y-yo solo, olvídalo –agachó la cabeza –es verdad...debes irte ya –su voz comenzó a apagarse.

Harry se alejó de él, las lágrimas peleaban por salir de sus ojos, las contuvo lo mejor que pudo, ya que él era un experto en contenerse el dolor. No sabía porque se estaba comenzando a sentir triste, tal vez por pensar en que lo que había llamado "amigo" era una total farsa y este en verdad era un chico dos años mayor que él que nunca le importó el convivir juntos, sentía que se estaba aprovechando. Harry ya estaba harto de que jugaran con él, no le agradaba sentirse usado.

-Bien, pequeño Harry, en cuanto tus tíos se duerman, podre bajar e irme –dijo colocándole una mano en el cabello de Harry.

-Pudiste haberte ido antes, en vez de quedarte, había demasiadas ocasiones en las que pudiste haberte ido en una noche y escapar de aquí –su voz se hacía cada vez más gruesa, tratando de contenerse a no llorar -¿Por qué no lo hiciste? Y...y ni si quiera me has dicho tu nombre –sus ojos se ponían cada vez más cristalinos –¿así de poco te importé?

- ¿Qué? –preguntó incrédulo –oye yo no quise que te sintieras así, yo no me fui porque... -las palabras no salían de su boca –porque... bueno no lo sé ¿okay? Necesitaba tomar mis medidas.

El ambiente se ponía cada vez más tenso, Harry trataba de discutir con un total extraño, lo que alguna vez fue su mascota ya no lo era, ni lo será.

- ¡Harry! Baja ahora o te quedaras sin cenar –gritó con desagrado su primo Dudley.

-Ya me da igual –murmuró abriendo la puerta del dormitorio–solo quiero que sea la noche para que te vayas de aquí –cerró la puerta con cierto enfado que hizo resonar las paredes.

Tal vez Harry había exagerado, tal vez no, pero lo que estaba seguro era que una persona había irrumpido en su casa quedándose semanas allí, pudo haberlo visto sin ropa y este como si nada, saliéndose con la suya, lo mejor era que se fuera, aun así, si esto le doliera.

Al bajar a la cocina, vio pequeñas porciones de pollo frito con arroz, no le vino importando, su apetito se había desvanecido, lo único que quería era dormir y contener un profundo sueño.

Comió con lentitud, pero aun así no dejo ninguna migaja de comida en su plato, mientras terminaba de beber su té helado, se quitó su servilleta de las piernas y al rozar con su muslo, sintió un bulto, metió su mano al bolsillo y sacó una bolsa con dos pedazos de manzana ya podridos que se supone que le daría a su amigo hurón. De tanto enfrentar el dolor que cargaba dentro, las lágrimas comenzaron a correr por su rostro sin control, por más que las trataba de limpiar, su sollozo era más fuerte que no podía parar. Era imposible no admitir que extrañaría tanto a su único amigo, lo que alguna vez lo hizo feliz.

PrisioneroWhere stories live. Discover now