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La puerta de la casa se abrió dando paso a cuatro niños.

Entre ellos, iba Ethan, algo cabizbajo.

Detrás de ellos, un hombre de unos treinta y tantos, con ropa típica tejana y un sombrero, portaba unas cuantas bolsas.

-Chicos, id a lavaros las manos- mandó sin sonar autoritario.

Laurah asomó por la puerta del salón.

-Hola- saludó a sus hijos y sobrino.

-¡Mami, mami, mira lo que papá nos ha comprado!-

Sus hijos se aproximaron hacia ella mostrándole, cada uno, un juguete diferente:

Un dinosaurio, un cochecito de carreras y un caballo con un vaquero subido encima.

-¡Guau, son chulísimos!- alabó ella.

Luego, mirando a su sobrino se dio cuenta que escondía algo a sus espaldas.

-¿Cariño, y a ti qué te ha comprado el tío Charlie?-

Ethan, sin mirarla, negó con la cabeza.

Laurah dirigió una mirada interrogatoria a su esposo.

-El primo es mariquita, mami- murmuró uno de sus hijos.

-¡Cómo?- se sorprendió ella.

-Le ha pedido una Barbie a papá- dijo riendo otro de sus hijos.

Ethan intentó hacerse más pequeño.

Laurah lanzó una mirada de enfado a su esposo.

-¿Qué pasa?- preguntó el hombre.

Caminando hacia el menor, Laurah escupió:

-Seguro que lo has dicho tú, como gilipollas que eres-

-¡Pero si yo no he dicho nada!- exclamó Charlie.

Agachándose frente a su sobrino, Laurah le cogió por los brazos y le dijo:

-Cielo, deja que vea lo que te ha comprado tu tío-

Ethan, dudando, movió muy lentamente sus manos para, enseñarle una bonita muñeca con un vestido largo y rosa junto con un tocado que recogía una melena larga y marrón.

-Mariquita, mariquita, mari...- empezaron a llamar los niños entre risas.

-¡A callar!- ordenó Laurah.

Sus hijos se callaron inmediatamente.

La mujer volvió a mirar a su sobrino para decirle:

-Cariño es una muñeca preciosa-

-Pe-pero los primos dicen que soy mariquita por gustarme las muñecas-

-Eso no es verdad- apuntó su tía -Si a ti te gustan las muñecas pues tendrás muñecas- declaró ella.

El niño sonrió y abrazó a su tía.

-Ahora quiero que vosotros tres le pidáis perdón a vuestro primo y no quiero oír nunca más esa palabra o cualquiera similar en ésta casa-

Los tres niños, compungidos, se acercaron hasta su primo.

-Lo...lo sentimos- dijeron al unísono.

Ethan se dejó abrazar por cada uno de sus primos y, enseguida, ya estaban los cuatro intercambiándose los juguetes para verlos.

Laurah se enderezó y sonrió viendo a los pequeños.

-Laurah, cariño, sabes que yo nunca usaría...ese tipo de palabras- respondió Charlie abrazándola desde atrás -Pero sí me...culpo por no haberle dicho un par de cosas al capullo que sí lo dijo delante de ellos-

ASÍ SOY YO (Original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora