13.

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—Entonces, es por esto que, si fraccionas un diamante en partes diminutas, puede pulir algunos metales, ¿entiendes? —Adam levantó los ojos del libro que tenían entre los dos. Sorní lo miraba casi sin pestañear, concentrado, aunque podía notar, por como jugaba con sus manos, que estaba inquieto, incluso algo ansioso. Levantó una ceja, pues sospechaba que eso no era señal de nada bueno.

—Adam —le dijo de pronto y dejó sus manos quietas.

No le gustó ese tono, tampoco que se pegara más a la mesa para inclinarse, despacio, hacia él. Sabía que no podía evitar lo que Gael iba a decir a continuación, fuese lo que fuese, así que entre más rápido lo enfrentara, mejor. Tragó saliva inquieto.

—¿Te puedo preguntar algo?

—¿Es algo sobre lo que estamos estudiando?

De antemano sabía que la respuesta iba a ser no.

Gael apretó sus labios, volvió a mover el lápiz en sus dedos y soltó una risilla por lo bajo.

—Si haces la pregunta ahora, ¿prestarás atención el resto de la hora que nos queda?

El chico asintió repetidas veces, entonces se apartó de la mesa. Pegó su espalda a la silla para que Sorní disparara de una buena vez y esperó que la bala no le hiciera tanto daño.

—¿Te dan miedo?

Muchas veces Adam Baek no entendía a la gente, sobre todo cuando hablaban de ellos mismos. Su hermano decía que era porque le faltaba empatía, él creía que era porque la gente jugaba mucho a hacerse la misteriosa en vez de expresarse de forma clara. Eso mismo era lo que sentía en ese mismísimo instante.

—¿Perdona?

Gael, por su puesto, ensanchó su sonrisa. Sin duda, disfrutaba de su expresión confundida.

—He pensado mucho en lo que pasó en la fiesta, y en más cosas que he notado, y tengo la teoría de que te dan miedo las citas y las chicas, o tal vez solo las chicas —guardó silencio un momento. Tenía un brillo especial en sus ojos al que no podía darle significado—. Bien, también puede ser solo las citas, si es que no te gustan las chicas, pero como esa es información que no tengo, la teoría está sujeta a modificaciones.

La boca de Adam se abría cada vez más a medida que Gael hablaba, sin entender qué demonios decía o qué demonios pasaba. El chico frente a él comenzó a hablar en un idioma que no conocía y, por alguna extraña razón, eso le causó mucha gracia. ¿Qué era eso de «He pensado en lo que pasó...»? ¿Es que acaso no debería pensar primero en su nariz, en vez de preocuparse por su percepción de las mujeres? Gael Sorní parecía distraerse con facilidad, pero nunca se hubiera puesto a pensar que la fuente de distracción era precisamente él. Era, por lo bajo, algo ridículo.

—No entiendo nada de lo que estás diciendo, así que no tengo nada que responder al respecto —contestó intentando ser sincero. Se removió en el asiento para volver a prestarle atención a los apuntes que tenían en medio de la mesa.

Gael, en cambio, solo se limitó a señalarlo con el lápiz con una sonrisa divertida en el rostro, sin ninguna intención de volver a estudiar.

—Te hice sonreír de nuevo —le dijo con los ojos entrecerrados—. Qué bueno que esta vez no fue necesaria la puerta.

—No querría devolverte la apariencia de Violet Beauregarde.

Fue el turno de Gael de fruncir el ceño.

—Violet Beauregarde, la niña que come chicle en Charlie y la fábrica de chocolate —tuvo que aclarar. Gael mantuvo la misma expresión. Soltó un suspiro. Luego, según Kai, era a él al que le faltaba cultura pop—. Sigamos.

My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICOWhere stories live. Discover now