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—Hola.

—¡No puedes conducir cuatro horas sin descanso y sin responderme el celular solo porque...

Gael Sorní no pudo seguir con el discurso que había armado en las cuatro horas en que se pasó andando de aquí para allá para no morir de ansiedad. Se levantó de su cama, se vistió, ordenó su dormitorio, dobló la ropa que tenía a los pies de la cama, limpió el arenero de Mochi, se comió media barra de chocolate amargo, volvió a limpiar el arenero, por si acaso, barrió y despertó a su gata solo para que jugara un rato con él, todo eso con Gilmore Girls de fondo, hasta que, al fin, escuchó unos pasos. Ya los reconocía, así que de un salto apagó su televisión y, antes de que el timbre sonara, abrió la puerta.

Adam se veía tranquilo, como si nada hubiera pasado; sin embargo, el beso que le dio estaba cargado de tanta pasión que Gael no supo cómo reaccionar.

Tonto Adam Baek, ¿cómo se le ocurría besarlo así, interrumpiendo ese discurso tan minuciosamente armado? Cielos, su boca siempre le sabía tan bien, pero en ese momento de verdad se sentía furioso y preocupado.

—Adam, no... —Se separó de él con el ceño fruncido— Adam, no puedes hacer locuras como estas; la vida no es como en el cine. En la vida real es peligroso, te podría haber pasado algo, casi me muero de la preocupación. —le dio un golpe con ambos puños en su pecho al verlo sonreír—. ¡Hablo en serio!

—Quería verte.

—Nos veríamos hoy por la tarde, luego de que condujeras en un horario decente.

—Necesitaba hacerlo ahora, y no me digas que no te encanta la idea de que haya aparecido en la puerta de tu casa eufórico por besarte y decirte que te quiero.

Se le erizó la piel al instante.

Temió que Adam notara, por la reacción de su cuerpo, que cada una de sus palabras era verdad. Esto era, en muchas formas, hacer una locura por él.

—Sigo molesto, pero te dejaré entrar solo para que me des la explicación que merezco.

—Besé a otro chico.

De todos los escenarios que se le pasaron por la cabeza durante esas cuatro horas, ese no era uno de ellos. Es decir, nunca hubiera llegado a algo así: bajo ningún punto hubiera creído que Adam, quien aún se encontraba en la entrada de su departamento, le soltaría algo así sin temor alguno.

Se apartó de golpe, confundido y mareado. Nadie besaba a Adam Baek, solo él, nadie más tenía ese poder, era su superpoder era... lo que lo hacía especial.

—¿Qué dijiste?

—Besé a otro chico y tenía que venir a decírtelo.

—Adam Baek, entra de una maldita vez o el que partirá la nariz de alguien con un portazo seré yo.

Como si la situación no fuera lo suficientemente rara, Adam entró cerrando la puerta detrás de sí con una sonrisa divertida. Iba a matarlo justo en la sala. Ya podía ver su silueta en el suelo, demarcada por la policía, mientras que él explicaba sus motivos y le daban toda la puta razón sin la necesidad de abrir un caso.

—¿Qué tomaste?, ¿te drogaste?, ¿le pusieron algo a tu vaso?, ¿te forzaron? ¿Por qué me dices esto?, ¿es porque te gustó?, ¿te gustó y quieres dejarme? Demonios, Baek, lo único que me hace especial es que tú decidiste besarme solo a mí.

Sonrió, el muy maldito sonrió más justo en el momento en que su voz se quebraba y enterraba los dedos en la tela de ese pantalón suelto que llevaba.

Ojalá pudiera enterrarlos en su cuello.

Ojalá pudiera enojarse sin llorar.

—Tenía que probar un punto.

My Chemical (Asexual) Love ✦ DISPONIBLE EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora