Antes Muerta Que Tuya [Antes Muerta #2]

👑Capítulo 3👑

"The Show Must Go On"

—Lo he visto —mi voz es casi un susurro cuando Angie responde mi llamada y la escucho maldecir.

No logré dormir nada en toda la noche y solo podía moverme de un lado a otro en la cama intentado olvidar que lo había visto, que me había tocado o que había dicho que necesitaba verme.

¿Por qué necesitaba verme?  Dejó muy claro que no quería nada conmigo.

—¿Cómo que lo has visto? ¿Está en Kestria?

Comienzo a caminar de un lado a otro por la habitación y me froto los ojos para evitar que las lágrimas vuelvan a salir. Mi maldito corazón no deja de latir como un loco y tengo esta sensación absurda de querer ir buscarlo.

—Está aquí, yo... No sé qué hacer Angie.

Ella suspira y siento una puerta cerrarse.

—Tienes que calmarte ¿Vale?

—No me digas que me calme, odio que me digan eso, al final no voy a calmarme así que solo lo dices por gusto —desisto de caminar y me lanzo a la cama—. Tengo ganas de...

—No —me ordena—. Venga vamos a conversar de otro tema, olvidemos al príncipe oscuro.

—¿Príncipe oscuro? —se me escapa una risa.

—Si, lo llamaremos así, ya que usar Voldemort sería un atentado en contra de su belleza.

Suelto una carcajada y termino aceptando el nuevo apodo de Jared.

—¿Has visitado a tus amigos?

—Kylliam ni siquiera me ha dejado respirar, no he tenido tiempo para ir a la ciudad.

—Bueno, estarás ahí toda tu vida así que tienes tiempo de sobra.

—¿Qué tal la universidad? —suelta un bufido dramático.

—Bien, o eso creo, mi compañera de habitación este año es mucho más agradable, compartirnos las tareas y por el momento mis notas van bien.

—Me alegra mucho escuchar eso, espero tu visita en vacaciones, sin falta, necesito a mi mejor amiga cerca.

—¿Soy tu mejor amiga? —me pregunta haciéndose la asombrada y ruedo los ojos.

—No seas pesada, sabes que si, fuiste la única que estuvo todo este tiempo...

—No dejaste que nadie más se acercara a ti —me recuerda.

—Lo sé, pero de todos modos eres la única capaz de aguantarme por más de veinticuatro horas —se ríe.

Siento dos toques en la puerta de mi habitación y me despido de Angie mientras me levanto a abrir. Las piernas me pesan un poco mientras camino, ya va siendo hora de comenzar con mi rutina de ejercicios. Cuando abro mi hermano me muestra un sonrisa y se aclara la garganta antes de hablar.