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Advertencia: Esta historia NO ES MÍA, es una adaptación del libro "Juegos de Pasión" de NALINI SINGH, por lo tanto todos los derechos de la historia son para ella, al igual que los personajes de Masashi Kishimoto usados en esta adaptación, ahora si disfruten de su lectura.


Sasuke oyó gemir a Sakura y sintió que su cuerpo se relajaba solo un poquito antes de que la teniente recuperara el control. Empujándole por los hombros, rodó a un lado para acuclillarse sobre el lecho del bosque; sus ojos, del color del jade, brillaban como los de un lobo.

—Te perdono por besuquearme esta vez. Pero hazlo de nuevo y te siento de culo en el suelo.

—Ya lo estoy. —Se incorporó—. Y he visto que tú también me has besuqueado. —Su lengua había invadido su boca de golpe antes de que esa maldita autodisciplina se impusiera—. ¿Quieres que sigamos un poco más?

Sakura se apartó el pelo hacia atrás.

—Me rindo. Quédate aquí y muérete desangrado. Yo voy a darme un baño caliente y a comerme un trozo de tarta de queso; tuve que sobornar a Lucy para que me la trajera de extranjis, a escondidas de las rabiosas hordas.

—¿Tienes tarta de queso? —Se levantó para acuclillarse junto a ella. Era duro, muy duro fingir que no era más que un juego, jugar con ella, cuando lo único que deseaba era enterrar el rostro en su cuello y... dejarse llevar—. ¿La compartirás si regreso?

Sakura emitió un gruñido femenino que sin duda habría ahuyentado a la mayoría de los hombres.

—¿Intentas chantajearme?

—¿Crees que yo haría eso? —Necesitaba tocarla, de modo que presionó los labios contra su hombro.

Ella no le apartó; una mujer de alto rango concedía privilegios de piel a un hombre que creía que necesitaba el apoyo. Sasuke no quería ser otro hombre más, otro lobo más. Pero si con eso conseguía estar cerca de ella, lo aceptaría... por el momento.

—Saku.

Mientras cambiaba de posición para situarse detrás de ella, con la nariz sepultada en su cuello, inspiró hondo y sonrió con salvaje satisfacción cuando captó solo su olor. Ni rastro de ningún hombre. No tenía un amante al que hubiera aceptado a ese nivel. Eso era algo que ya sabía, pero no estaba mal contar con la confirmación. Porque había tomado una decisión: dejar de dar tumbos y luchar por lo que quería.

Y quería a Sakura.

A la lista, peligrosa y fascinante Sakura.

Ella estiró la mano hacia atrás y le tiró del pelo.

—Nada de tarta de queso a menos que dejes de utilizar ese estúpido apodo.

Sasuke le mordisqueó los dedos, arrancándole un suspiro.

—Venga. Vámonos a casa.

Se transformó bajo sus manos en una hermosa loba gris oscuro con los ojos de un sorprendente oro bruñido.

Inspirando hondo, se transformó a su lado y dejó que ella llevara la delantera. Una vez en la guarida, Sakura le obligó a que fuera a la sanadora y se quedó allí de pie, gruñendo hasta que él se transformó en humano y dejó que Shizune le toqueteara. Se marchó únicamente cuando estuvo segura de que se comportaba.

La alegría de Sasuke disminuyó.

Aún podía sentir su piel, sedosa y mojada contra la suya, aún podía saborear el salvaje calor de su boca. Dios bendito, ansiaba tener derecho a poseerla. Salvo que ella era una mujer dominante, el rango más alto de la mujer en el clan, y él era un hombre cuyo nivel de dominación era ambiguo; una situación inusual en un clan de lobos, pero el trabajo que realizaba para su alfa dependía de que le consideraran ajeno a la jerarquía. Sin embargo, lo mirara por donde lo mirase, ella le superaba en rango; hacía años que Sakura era teniente. Y sumado a eso, era cuatro años mayor que él.

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