Capítulo 16👑

286 35 3
                                    

"Si"

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

"Si"

Esa fue la única respuesta que pude articular luego de la pregunta de Agni.

En ese momento no lo pensé, lo dije sin más, producto de la emoción que aquello me había causado. Estaba que daba saltitos de la alegría, pero, todo el peso recayó cuando salí de esa burbuja de ensueño.

Reitero lo dicho, no lo pensé y cuando lo hice, estuve al punto de entrar en un colapso. No solo por el hecho de lo que un matrimonio significase, si no por todo aquello que nos rodeaba.

Las cosas estarían al borde con todo, ¿qué tal si en cualquier momento Priscila decidiera tomar otro tipo de represalias que nos jodiera? ya con ese hecho, teníamos algo en contra. Sin contar que no sabíamos cómo estuviese reaccionando, ni si la encontraríamos pronto. Por otro lado, estaba el hecho de que la última vez que había dicho que me casaría, había acabado en otro mundo viendo como quien había sido mi prometido se casaba con otra.

En fin, si seguía añadiendo problemas a la lista de preocupaciones, solo acabaría volviéndome enteramente loca. Cosa que no estaba muy lejos de la realidad.

Sin embargo, sí, había otra cuestión que agregar: casi me caí de la silla cuando mencionaron que nos casaríamos al día siguiente de la propuesta, o sea, hoy.

Entré en pánico, ¿qué necesidad de llevar tan rápido las cosas?

Sin embargo, mi corazón calmó su aceleración cuando también mencionaron que sería una ceremonia únicamente para nosotros tres.

No habrían invitados, ni personas deambulando desquiciadas, no habría nada público. Eso me reconfortaba, tal vez fuera una celebración apresurada, pero, al menos, no habría nadie a nuestro alrededor, algo que me calmaba de sobremanera.

Si tuviese que aguantar una gran celebración, estaría maniática. Mi estabilidad emocional no toleraría tanto show.

Eso sin contar que, entrada en la mañana, ya había sufrido mi primer estrés.

—Chicas —llamé a mis doncellas, quienes estaban correteando por la habitación, mientras "hacían su trabajo", que más que eso, parecían estar creando un tipo de danza extraña —¿Por qué hay un vestido azul en la cama?

Había llegado de desayunar, para encontrarme no solo con ellas alteradas sino también con un vestido azul oscuro con encajes dorados reposando en mi cama, uno de dudosa procedencia y utilidad.

—¿No le gusta majestad? —cuestionó Daria, acercándose.

—Claro, es lindo, pero, ¿para qué es? —giré a verla, confundida.

—¿Cómo que para qué? —llevó su mano a su cara con sorpresa— Es para su boda, el señor dijo que lo preparábamos para hoy en la noche.

Suspiré pesadamente. No se suponía que me casara vestida de azul.

Por otro lado, tenía el día libre de Baruc, sin embargo, ahora tenía que escaparme de mis doncellas.

Con sumo cuidado, abandoné la habitación, tenía un asunto pendiente en la biblioteca. Esperaba que no hubiese nadie allí.

Tenía intenciones de seguir mi búsqueda con respecto al broche, había revisado gran cantidad de libros, sin encontrar nada.

Cuando llegué a la biblioteca, repasé con rapidez todo el lugar, ¿Dónde podía encontrar algo?

Lo pensé un instante, había libros de todo lo que alguien pudiese imaginarse, en alguno debía encontrar algo. Reparé en el final del pasillo, recordando uno de los tantos lugares de donde Baruc había conseguido un sinfín de páginas de historia.

Avancé hasta el final del pasillo más cercano, aunque había mucha luz de sol aun entrando por las ventanas, esta parte del lugar se mantenía sumido en la oscuridad. Doblé a la derecha, fui directamente hasta el final encontrándome con una esquina plagada de libros.

Repasé mi mano por el lomo de varios de ellos, fruncí el ceño mientras trataba de decidir cual me llevaba para investigarlo.

Comencé la tarea de agarrar uno a uno, me fijaba de principio a fin si en alguno de ellos aparecía un dibujo similar. Nada, no encontré nada en absoluto.

Luego de recorrer alrededor de quince libros, ya había perdido esperanza alguna.

Hice un último esfuerzo fijando mi vista en uno en especial. La tapa era de un color bordo oscuro casi marrón, no parecía tener nada especial, sin embargo, cuando lo abrí junto al título estaba lo que buscaba.

Un dibujo de una flor blanca tan surrealista como el del broche, arriba del dibujo un nombre se expandía con caligrafía pulcra, casi dibujada, la cual expresaba el provenir del objeto: Canbla.

—¿Briony? ¿Estás aquí? —solté de inmediato el libro cuando escuché la voz de Brais.

Decidí volver a colocarlo en su lugar con rapidez, no quería que supieran lo que estaba buscando, luego de ello recorrí el mismo camino por el cual había llegado hasta allí.

—Aquí estoy —dije una vez llegué a la salida del laberinto.

—¿Qué hacías allí? —cuestionó levantando una ceja.

—¿Prometes no contarle a nadie? —me crucé de brazos con diversión.

—Depende —colocó sus manos en sus bolsillos y caminó, acercándose, con despreocupación.

—Ando escondiéndome de las chicas —confesé—, me estaban volviendo loca, como si ellas se fueran a casar.

En definitiva, me volverían loca si me quedaba un segundo más cerca de ellas.

—Tienes que entenderlas —se rio el—, Agni no es nada sencillo de aguantar cuando se pone pesado y más, con la idea de hacer hoy la boda —hice una mueca.

No me agradaba la idea de que fuera todo tan rápido.

—¿No crees que es muy apresurado todo? —acorté la distancia entre ambos. El abrió sus brazos para recibirme en un abrazo.

No lo dudé, me aferré a él como lo solía hacer hace tantos años.

—Lo sé —suspiró, llevando su mano a mi cabello—, pero, ten en cuenta que hemos esperado toda la vida por ese momento, ¿no lo recuerdas?

Sonreí, era imposible olvidarlo. Todas aquellas que veces que habíamos hablado sobre casarnos, incluso las veces que habíamos considerado en desafiar a nuestros padres.

—Lo recuerdo, pero, no es lo mismo ahora —murmuré con pena.

—¿Por qué no lo es? —se nota cierta confusión en su voz.

—Hemos crecido, eso ha cambiado —contesté.

Era cierto, habíamos crecido y con ello también venía el cambio. No podíamos comparar lo que éramos y deseábamos cuando apenas éramos unos adolescentes a lo que somos ahora. Sin embargo, también comprendía como el sentimiento aún se mantenía. Lo descubría en cada momento que ellos se acercaban como si hubiese sido el primer día.

Tal vez, comenzaba a considerar que las primeras veces jamás se olvidaban. Tal vez, mi alma también lo sentía de esa manera, y por eso seguía diciéndome que el lugar que debía ocupar estaba a su lado.

—También lo creo, pero, no dejes que eso nuble tu visión —me apretó aún más a su cuerpo, reforzando el contacto— Antes de que lo olvide, te buscaba para decirte que decidimos que la ceremonia sea sin público porque va a ser un poco distinta a las normales.

—¿Qué tiene de distinta? —dije con diversión.

—Todo, creeme.

Polvo de CristalesWhere stories live. Discover now