25- DESECHA EN PEDAZOS

45 17 0
                                    

Nota de la autora:
Tengo que advertir que este es un capítulo bastante denso, se describe desde abuso físico hasta cosas más drásticas.
Lo advierto porque a mí como escritora me afecta cada que lo leo, y lo último que quiero es que se sientan mal leyendo.
Por favor si eres sensible a el abuso, no lo leas, este es un trago amargo, este es el punto de la historia donde todo cambia y no para bien.
Los quiero <3
__________________________________

A mí misma:

Y lo siento muchísimo por todo
Siento hacerte daño, pero lo siento más todavía por mí misma
Porque no merezco esto
No merezco seguir así
No merezco llorar todas las noches
No merezco odiarme tanto
No merezco querer morir
No merezco todo el daño que me han hecho y mucho
menos el que ahora me hago yo.

~Duele

_________________________________

25

Me siento de golpe en la cama, mi pecho latiendo con rapidez.

—¿No le dijo a su madre que estaba aquí?— Niego con la cabeza.

—¡Lorraine! ¡Deja ya tus putos juegos y abre la puerta!

Su voz... joder se está raspando la garganta. Maldice con gritos una y otra vez, mientras me dejo caer en la cama tapándome los oídos.

—¡Vete de aquí!— Chillo— ¡No quiero verte mamá!

—¿¡Y a mí qué me importa lo que quieras!?— Los ojos se me inundan en lágrimas— ¡Te estoy diciendo que salgas de ahí!

Becky camina de un lado a otro y yo me hago un rollo en la cama, tratando de no llorar, pero abro los ojos de golpe al escuchar la puerta resonar y el cristal roto.

—Mamá...

Articulo al levantar la vista. Verla en este momento es aterrador, especialmente porque sus hombros suben y bajan y en su mano derecha carga un látigo, que antes usaba papá para los caballos.

—¿Qué... vas a hacer?

Se me quiebra la voz. Solo me concentro en que mi madre, una mujer de etiqueta, tuvo la fuerza suficiente para romper una puerta, y que ahora me mira con cara de asesina y un látigo en la mano.

—¿Ahora sí me escuchas Lorraine?— Suelta una risa agria, y no lo asimilo cuando me lanza un latigazo en las piernas— ¿¿¡¡Ahora sí!!??

—Mamá no...— Lloro.

—¿Mamá no?— Me azota— ¿¡Mamá no!? ¿¡Cuántas veces te dije yo que no, Lorraine!?— Vuelve a azotarme— ¿¡¡Cuántas!!?

—Para...— Se me inundan los ojos y aprieto las sábanas— ¿Qué fue lo que hice...?

Me arden las piernas y eso es lo que más me jode... no saber en qué mierda me equivoqué.

—¿Qué hice? ¿Qué hice?— Imita mi voz lanzándome otro latigazo— Ay no sé— Azota mi espalda y siento que quema— A lo mejor joderme como si no valiera nada— Los azotes cada vez son más seguidos— ¡Que te pasaste mi educación por el culo! ¡Mi esfuerzo! ¡Todo lo jodiste Lorraine!

«No eres ni serás suficiente para ella»

Abrazo mis piernas cuando no para de azotarme la espalda.

«Nunca»

Uno, dos, cinco, diez, veinte azotes... pierdo la cuenta cuando no me siento la piel, cuando deja de doler.

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora