37- ¿Y SI ME PIERDO EN MI VIDA?

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Llego a la casa con la mano puesta en mi labio... un desliz... solo eso.
Pero se me congela el gesto al ver a alguien que definitivamente no quería ver.

—Them...— Fuerzo una sonrisa y su cara se ilumina cuando me ve.

—Cariño... llegaste.

«No mano, si vengo por la esquina»

—Siguen las reparaciones —Me excuso —Así que bueno, llegué cansada, y planeo dormir lo que queda de tarde.

Me acerca a su boca y no despego mis labios.
«no quiero que me bese»

¿Pero qué me pasa?

—¿Estás bien? —Inquiere separándose.

¿Un mero toque del otro y ya no quiero ver a este? ¿En serio?

—Sí...— Miento— Solo que un poco agobiada.

Sigo camino recto y lo siento detrás de mí.
«¿Es que no se cansa?»

Lo que me extraña es escuchar gritos. Sí, gritos, provenientes de la oficina de papá.

—¿Cuál es el problema? —Escucho que dice papá —¿Más dinero? Te daremos más dinero, pero necesito que te controles la jodida conciencia.

—Lo que ustedes me hicieron hacer... no tiene corazón —Escucho la voz de una mujer y me mantengo frente a la puerta cuando se abre de golpe —Ella no se merecía eso...

Se calla cuando choca conmigo. Me fijo más en que es la misma mujer del día que vino Seúl. El día que mamá echó a Danna y a Monic de la casa.

—Martha...— Dice mamá inhalando paciencia.

No sé de qué viene, pero algo me dice que mis padres la presionan para que haga algo.

—Tranquilos— Dice aclarándose la garganta y acomodándose el vestido —Su secreto está a salvo.

Se va y me mantengo con el ceño fruncido.

—¿Qué secreto mamá? —Inquiero.

—Cosas de política hija...— Habla papá —No entenderías...

—Vamos a comer algo ¿sí? —Habla mamá y se van a la cocina.

Pero cuando se van, abro la mano extrañada, para encontrarme una tarjeta rectangular con un número de teléfono y una dirección. Esa tarjeta me la dio la chica cuando chocó conmigo.

¿Por qué hizo eso...?

***

El agua tibia recorre mi piel y cierro los ojos escuchando el sonido de las gotas en el suelo.

El cabello me cae mojado a ambos lados de mi cara y respiro hondo cuando me abrazan por detrás, juntando su cuerpo al mío.

—No deberías estar aquí —Digo ladeando la cabeza cuando me besa el cuello.

CAOS EMOCIONAL [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora