Capítulo 48

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Arista

- De nuevo.

- Me niego.

- De nuevo.

- No. Me lastimas, quítate de encima.- Supliqué.

Maxwell se rió.

- De nuevo.- Ordenó.

- Todo me tiembla, por favor. Ten piedad.- Gemí. Maxwell le dio un sorbo a su café y todavía tuvo el descaro de acomodarse mejor en mi espalda.

- Ya te dije que descansarías hasta que hicieras trecientas lagartijas, apenas van ciento cincuenta.- Contestó, pero se la estaba pasando en grande. 

- ¿No podemos tomar un descanso ahora? - Pregunté.

- No, tenemos poco tiempo para que aprendas de nuevo a pelear.- Dijo.

Me derrumbé en el suelo y extendí las manos.

- Auxilio.- Le hablé a nadie en específico.- Un loco me quiere entrenar hasta la muerte.

- Ja ja.- Se puso de pie, respiré aliviada, ni un corsé me había aplastado tanto los pulmones. 

- ¿Y si disminuyes tu ingesta de postres?.- Le dije.- Pesas mucho.- Aunque los vampiros no engordaban realmente, lo de los postres si era cierto. 

- Tengo antojos, ¿Si? - Se mostró ofendido.

Esta vez yo me reí, además de hacerse adicto al café me había insistido para enseñarle a hornear pasteles de chocolate y se los devoraba solo, era tan divertido que esa se había vuelto mi burla preferida y lo mejor fue cuando comenzó a ponerse temperamental por el hambre.

Max tenía una actitud muy mezclada ahora. De repente si se le salía lo controlador y arrogante, pero luego se calmaba solo y volvía a ser su parte más tranquila, aunque cada vez eran menores los momentos de intentar tener siempre el control de manera violenta y era más sutil, ya lo había atrapado algunas veces.

- ¿Sabes? - Me recosté boca arriba, el cielo estaba despejado hoy.- Ya pasaron unos cuantos meses, creo que se acerca el tiempo para que tu esposa de a luz.- Comenté, Max se acostó a mi lado y cerró sus ojos, era un tema que todavía no resolvía en su cabeza. 

- Creo que debo verla.- Dijo.- Tal vez obtenga una repuesta a mis dudas con eso.

- Será arriesgado, nadie puede saber todavía que estas vivo.- Le advertí.

- ¿Por favor? - Sonó más como una pregunta que una petición, suspiré. No podía negarle eso, además, yo conocía el dolor de estar en esos momentos sola y no era agradable. Se sentía solitario y desesperante.

- Está bien, solo ten cuidado.- Dije y Max sonrió pero enseguida frunció el ceño.- ¿Qué sucede?- Pregunté.

Maxwell vaciló, pero al final cedió y me explicó toda la historia de las dos hermanas, sobre el cuerpo débil de Idara y lo que le había dicho la bruja que pasaría si llevaba a termino ese embarazo. 

Eso sonaba como una muy mala noticia y nos involucraba a ambos, porque Max había hecho dos vínculos de sangre con ella y si moría trataría de irse junto con ella, por ende, llevaría a mi muerte también como en nuestra primera vida, duré unos cuantos años solamente e incluso si Cayden no me hubiera asesinado, no creía haber soportado más. Decidí hablar con él precisamente de esos vínculos, había una situación que él tenía que considerar.

- Max, cuando Idara te atravesó el corazón, el rictus sanguinum se deshizo, solo queda el primer vínculo que hiciste con ella.- Lo había sentido cuando lo vi aparecer frente a mi, porque cuando lo volví a ver después de recordarlo todo, sentí los tres vínculos. Dos que tenía con ella y el que unía nuestras vidas. Ahora solo sentía uno con ella y otro conmigo, probablemente mi vínculo lo eliminó para que pudiera absorber mi energía y no morir o había desaparecido porque por un momento muy fugaz él realmente había muerto y se rompió.- Y creo que es algo bueno.- Él levantó una ceja, continué.- Me refiero a que puedo extender por un momento mi vínculo hasta ella usándote de transportador y que absorba mi energía en el momento del parto, así no moriría, si siguiera impuesto el rictus sanguinum no habría posibilidad alguna, es un tipo de vinculación que no admite intrusos, tal vez por eso tu cuerpo también se resistió mucho cuando lo hiciste y yo me sentía enferma. 

Villanos (La guerra eterna parte III)Where stories live. Discover now