Vidas alternas (3)

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Sus cejas estaban por tocarse entre si por lo fruncido que mantenía el gesto, y es que, odiaba la simpleza insípida que debía aparentar al ser un miembro de la monarquía, en otras palabras, odiaba lo que representaba aquel trozo de tela que le dieron para usar en la cena.

- Maldito protocolo - masculló incómoda por la vista que le daba el espejo frente a ella. Aunque si había algo bueno que rescatar, tomo prestada un poco de pintura y ahora lucía unas lindas mechas rojas en su cabello.

"Princesa Morgana, su alteza el Rey Arturo, demanda su presencia en el comedor."

Hizo un ruido con la garganta a modo de respuesta, no tenía energía para nada, no después de que Arturo enviara a las quisquillosas mucamas a asearla. Cómo si fuera una niña pequeña y no una guerrera condecorada.

- Pensé que usaría el traje turquesa. -susurró sorprendida la dama de compañía, amiga, de la princesa. Sin que le dieran el acceso, la muchacha castaña se adentro en la habitación preocupada por la otra, se había quedado mirando su reflejo por más tiempo del que lo hacia habitualmente.
Claro que se había dado cuenta, Morgana por momentos parecía cambiar por completo, era como ver a otra persona con la apariencia de su amiga ojiazul, justo como en ese preciso instante.

- ¿Todo bien Lace? - Apenas escuchó aquella pregunta, saliendo de su estupor, se giró dando una ligera sonrisa a la más baja.
"Se parece a Lita, pero es raro que me llame por ese mote, ¿Será más que mi amiga?" Pensó

- Por supuesto, ¿Vamos a cenar? Me muero de hambre.

Por un momento Serena olvidó que estaba en otro cuerpo, en otra época y que no podía dar a conocer que era una total desconocida.
Pero la dama de compañía, Rosa, se miraba tranquila a la espera de la acción de ella. Tal vez su otro yo tenía un comportamiento similar.

-Espere su alteza, ¿No se pondrá el traje?
Comentó aún extrañada por el cambio de comportamiento que tenía justo ahora la ojiazul.
-No, este vestido es lindo ¿No crees?
Rosa la observó durante unos segundos, procesando la información. Serena temía haber dicho algo que no debía pero entonces Rosa le sonrió, concordando con su opinión de la prenda; contenta la siguió hacía el tocador para colocarse joyería a juego.
Rosa pasó con delicadeza el collar de diamante que había escogido por su cuello, hasta que a Serena se le cortó la respiración. Rosa tenía el collar bien sujeto por su cuello, ahorcandola.

- Muy bien impostora de mierda, tienes tres segundos para decirme la ubicación de Lancelot o te rajo la garganta -amenazó con un tono totalmente diferente a la dulce voz con la que entró a la habitación, era más severo e impaciente.
- N-no se de qué hablas -bisbiseó mientras apretaba la cadena de diamantes que la mantenía cautiva; realmente tenía miedo, era muy similar al estar con cualquier villano de alto calibre que había enfrentado.
- Lancelot jamás diría que ama los vestidos, así que ¡Confiesa ya! -ladró mientras aumentaba el agarre en su cuello, comenzando a sofocarla.
Definitivamente estaba en un lío de los gordos. Esto le tomaría tiempo, si es que aún tenía un poco.

Darién & SerenaWhere stories live. Discover now