4. Particular amenaza

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La brisa usual recorrió en espiral sus cuerpos abrazados, pintando como si de un lienzo se trataran a dos jóvenes rodeados de agonía, tratando y fallando. Porque Light y Misa apenas lucían menos grises que el paisaje del día: aquella energía, emociones y tonos que los solía rodear, eran impropios de los Kiras.

—Sabes, Light-kun, que podría matarte —La sonrisa de la rubia aún resplandecía con cada uno de sus movimientos, pero nada era dorado. Y su gran abrazo le sentaba incómodo al castaño.

—¿Puedo preguntar a qué viene eso, Misa? —Apenas estaba perturbado por las palabras de la persona que supuestamente lo amaba a morir y nunca sacaba tema de algo más que no fuera trivialidades.

Al final, reflexionó sin gran dramatismo, la rubia no tenía sus limitaciones… Aunque no le sorprendería que aún le faltara por decir algo para terminar la frase tan poco propia de ella que le recordara lo contrario.

Kira se inclinó interesado y Misa acercó aún más sus labios a su oreja, apenas pestañeando en dirección al infame edificio que se cernía sobre ellos como una molesta sombra.

—Escribí tu nombre en mi Death Note.

Así la frase no fue una de aquellas que quedó en la nada, pues trajo frío a la realidad de Kira. Incluso tocó a Light, trayendo marrón al rojo, miedo a la impasibilidad y cautela a la ira. Y cambió su postura, sin que se diera cuenta.

—Y vas a hacer lo que te diga si querés que lo tache antes de que pase la fecha —Misa se despegó de él y antes de poder examinar su habitual sonrisa, Kira la empujó y dio la media vuelta, solo queriendo irse antes de que sus pensamientos se volvieran densos.

No vio que Misa lo saludaba con entusiasmo antes de irse también, dando saltos por un par de metros hasta que la cámara no la captó más. Mas bien Light entró con la mirada gacha y los ojos confusos, subió las escaleras sin ganas de usar el ascensor, con cada paso sintiendo las palabras repitiéndose como un eco irregular. Empezó a sentir un dolor de cabeza extendiéndose por su frente y una sola palabra escapándose de sus labios como un murmullo.

Solo una vez que pasó horas soportando el asunto de la investigación y la vista de su más grande amenaza, en realidad se registró la advertencia explícita de su supuesta novia, notable en los siguientes días, durante los cuales Light simplemente sabía que estaba al borde de la muerte, pese a las palabras que apenas podía obligarse a creer certeras. Y hasta la agudeza en los ojos de L había vuelto con más fuerza, sin dejar de destellar en el borde de su visión.

Mantenía la compostura lo mejor que podía, aunque luciendo encorvado, callado. No era lo suyo: era incapaz de ver cómo lograría relajarse en un momento así en el mismo nivel que Kira, el expertísimo. Y ahora lo odiaba.

El castaño agarró su teléfono con manos temblorosas y sus propios pensamientos como enemigos. El mundo se desplazó hacia el fondo.

No se dejaba someter tan fácil. Tan solo quería hablar con su novia por primera vez con él teniendo pleno conocimiento de sus actos y siendo solamente Light.

—¿Sí? —Light oyó una sonrisa en su voz, una burla en su tono y algo más que no pudo discernir. Tomó respiraciones profundas para lograr que palabras entrecortadas evitaran que Misa colgara.

—No puedo —susurró después, quizá no en el mejor lugar.

El Yagami posó su mirada en el único reloj de la sala llena de pantallas y la visión se sentía como un poderoso imán, el único que no podía evitar mirar y, por lo tanto, le recordaba que tenía compañía. No había podido simplemente irse de la habitación como si tuviera algo que ocultar.

Habría sido estúpido, de todos modos, con las cámaras y la vigilancia constante que aún recibía en algún punto. Además de que recién ahora pudo aprovechar la debilidad de su otro yo y obviamente no iba a dejar pasar la oportunidad. Y ahora tan solo anhelaba salir corriendo del establecimiento sin parecer sospechoso ni preocuparse al respecto.

Lo merecía. Aunque no podía hablar sin antes hacerlo con su presunta y quizá futura asesina.

—¿Qué, Light-kun? ¿Te das cuenta de que yo tengo el Death Note ahora?

Él podría haberle hablado de su trozo de papel de emergencia, sin entrar en detalles de que en realidad ya lo había usado y se lo había tragado. Podría haberle dicho que en casos de desesperación era aún más rápido de lo que pensaba. Podría haber sido más amenazador, más como Kira, pero la idea de lastimar a Misa no solo fue silenciada por el Shinigami Rem, sino por el no querer vivir sabiendo que no volvería a verla, no por su elección, no por la de ella, sino porque estaría muerta. Y eso significaba que no habría ni una alternativa, ni una elección, ni una seguridad y Light... Light quería llorar y serle sincero a esa única persona que sabía el tipo de objeto que era un Death Note y lo que le había hecho —lo que él se había hecho—.

—No puedo ser más... —Bajó la cabeza y se detuvo, a regañadientes ahogando la tan posiblemente audible palabra.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión?

A Light no se le vino a la mente una extraña tinta roja manchando sus manos, su percepción torcida de sus actos no sangrientos pero aún así crueles. Ni siquiera apareció su policía padre, quien no se movía de la posición de querer atrapar a Kira y defender a su hijo de ser él.

Tan solo pensó en la posibilidad de que Misa se aburriera y escribiera su nombre en dos segundos y no pudo evitar soltar el «te amo», que tanto había querido decir cuando su mente había sido solo suya y la ignorancia lo mejor.

En ese momento no se percataba de que esas solas palabras habrían podido declararlo "inocente" una vez más, a los ojos de L, que quizá había asumido otra cosa de su último encuentro con Misa y ahora captó la verdad en su tono, reflexionando sobre el juego en el que estaban antes y cómo podría no terminar de la manera en que había estado pensando.

Y podría ser que Light exagerase, que la desesperación lo dominase. Podría ser que en realidad solo sintiera algo más que amistad por la rubia y se limitase a ello.

No obstante las palabras no salieron obligadas ni vacilantes, sino farfulladas.

—Te amo —Y crearon una rotura en los pensamientos de Light como un terremoto originaba montañas y separaba tierras.

Ocurrió otra lucha entre las entidades que habitaban el cuerpo de Light, por supuesto casi patética cuando la amenaza de la muerte se cernía sobre ambas y, como era típico en dada situación, no pudieron evitar soltar la verdad, y simplemente repetirla aunque fuera una sola vez.

Fue entonces que Kira fue echado, por completo, a la parte más alejada de sus pensamientos y Light, que ahora percibía en su pecho adolorido por la ansiedad algún raro tipo de cariño por Misa, terminó solo.

—Yo-yo... ta-taché tu nombre... p-por ahora —Intentaba sonar seria pero su voz salía vibrante y se tropezaba con palabras solo visibles para ella.

Light no pudo evitar celebrar en su interior, sintiéndose en su lugar por fin.

—Creo... que puedo hacerme un tiempo para encontrarnos en una cafetería.

Quedó tácita la razón. Las palabras querían salir como el agua cuando el grifo también tenía aire, pero las detuvo justo a tiempo.

Light contó mentalmente para callarse: los estaban escuchando.

—Por supuesto —El castaño pudo oír que se aclaró la garganta.

Y él aún se sentía nervioso. Genuinamente.

Aunque una sonrisa se deslizó por su rostro y la anticipación lo invadió temprano.

Es Light quien cae - Light x MisaWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu