6. "Ahí"

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«¿Hay alguna forma de que se vuelva insignificante una persona tan imbécil?» Light pretendía dejar todo por lo que se había esforzado sin pensar en nada más que el disgusto que sentía. Tampoco pareció tomarle importancia al recordatorio de Ryuk, pero no era como si el Shinigami hubiera causado gran impresión en ellos ni como si él valorara tanto su vida. Aún así era importante que Misa hiciera todo lo posible por sacar de la mira a Light, incluso devolviendo ambos Death Notes y así permitiendo que el Shinigami eligiera a otro humano cuya moral no les incumbiera, al menos a Misa.

Aunque recordarían: debían hacerlo ahora que esta criatura hacía visible el condenado cuaderno y los miraba con su dentada sonrisa y saltones ojos.

Era seguro que nadie tocaría a Light mientras ella allí estuviera. Porque no había manera de que él dejara de existir y sus sentimientos perdieran intensidad: aún tenía la certeza de que lo quería a su lado, sin importar si era Kira o no porque de todos modos él aún había estado allí cuando al asesino de sus padres le había tocado su merecido. Y lo siguió estando, para bien o para mal, sin dar lugar a nada más que gratitud de su parte, al menos al principio.

Sus opciones, sus palabras desesperadas no hacían nada más que perturbarlo, lo sabía. Que ella regalara el mundo por él debía resultarle inimaginable, inadmisible, estúpido, injusto y nada más que egoísta.

—Misa…

«Me importas más que el mundo, Light.»

Ella soltó un suspiro, sin mirarlo siquiera.

—No me importa lo que pienses ahora, Light-kun.

«Él es quien me importa, él es quién me importa…»

—Podríamos aumentarte la ración de manzanas, Ryuk… —Y siguió, sugiriendo y alargando—: Po...

—Jeje… Tan tentador como suena, prefiero la idea de que me den manzanas cuando yo lo quiera.

—Pero no queremos ser más Kira —Y Misa, en algún punto, no dudó en acordar con Light. Después de todo, por él mismo había pensado en usar el Death Note y aunque ella misma lo hubiera amenazado para demostrar que no era la misma aliada que antes, era solo para eso, para que ser tomada en serio por él.

Posó sus ojos en el castaño, quien todavía seguía sentado en el suelo. Que no quería, que ni lo pensaba que su levemente iluminado rostro lo delató, su energía también, y el que se incorporara y posicionara a la par de la rubia para así ambos enfrentarse a la criatura alada y él no ser un simple, un inútil, espectador.

Que hermoso sentimiento aquel.

—¿No quieren tener que ver más conmigo? —El Shinigami casi se ofendió.

Ambos humanos asintieron con lentitud, justo cuando a Misa se le pasó por la cabeza si Ryuk siquiera sería afectado una vez que escribiera su nombre. (No: Rem no podría matar al Shinigami. Un Shinigami no moría así. Qué idiotez se había mandado —pero por alguien como Light—.) Luego decidió, como el castaño, elevar los hombros y aguardar a su destino.

La pareja no esperó que se les diera la espalda, que él se apresurara a agarrar cada una de las manzanas de las superficies lisas que se pudieran ver, porque Misa nunca veía necesario guardarlas.

Voló hacia la ventana.

—¿Me la pueden abrir? —Sonaba tonto, lo era. Incluso su tono de voz lo visibilizaba.

Pero había una amenaza implícita desde que ambos habían declarado, juntos, que abandonaban el camino hacia la dominación y la paz mundial. Y albergando la esperanza de que sus muertes se pospusieran, Misa le abrió la ventana y Light recogió el Death Note que estaba en el suelo para entregárselo a Ryuk, de quien no volverían a saber nada por semanas y semanas, y todavía seguirían contando.

Cada uno volvería a su respectiva rutina, aun ambos eligieran encontrarse cada pocos días solo porque se podía. Y estaban bien con ello, con la espontaneidad,  aquel algo que rompía la monotonía aunque ya pareciera querer formar parte de ella de un modo tan infaltable. No se planeaba ni consideraba, y era ideal, y debían hacerlo.

Con el pasar del tiempo, por supuesto, Light sentía que el trato de L para con él iba cambiando. Desde la típica livianeza del principio, seguida de la tensión, seriedad, risas y cautela, y luego el lapso de enfriamiento, depresión e ira hirviendo en una olla a fuego lento hasta estallar en violencia física y casi tonta.

Antes de este trato, caminaba de puntillas, teniendo la mente hecha un desastre y menos convicciones que nunca. Ahora el detective era quien se confundía ante el aspecto de Light, su sinceridad y su leve ceño fruncido, como si a él también lo desconcertara algo.

Porque ya no era Kira. ¿Qué más habría de pensar?

Un día, antes de que L pudiera probar la regla de los trece días, el Death Note desapareció y Rem también, y los hechos tomaron otros giros, como siempre tratando de contradecir a L y salvar a Light. Pero había que prestar atención, pues este hecho permitió que la reflexión se abriera paso por el castaño y un silencio aturdido envolviera al grupo de siempre.

Se generó incredulidad, se produjo el pánico…

¿Significaba esto que Ryuk había aceptado la propuesta de Misa?

Incrédulos, furiosos seguro que iban a continuar con la investigación por puro capricho, pura bronca y... Y hoy el destino dijo que Light no podría evitar sentirse tremendamente culpable, que aflojaría la lengua y los condenaría a él y a Misa sin pensarlo demasiado.

El castaño habló de los recuerdos que tenía de ser Kira y disfrutar siéndolo sabiendo que Misa lo mataría si pudiera verlo derramar las palabras y firmar su sentencia de muerte, y traicionarla, y actuar por su cuenta.

Pero él no era Kira.

Tenía remordimientos, temor a sí mismo y una cordura insuficiente, sólo la necesaria como para que se pudiera descartar la idea de continuar su vida como si no hubiera asesinado a miles de personas, siendo la mayoría criminales, claro, pero también personas.

L bien podría estar soltando numerosos "te lo dije" en estos momentos, pero solo seguía manteniendo un rostro de contemplación mientras el resto del grupo balbuceaba incrédulo sobre la confesión.

Yagami Soichiro se derrumbó en un asiento y Light no pudo encontrar en sí mismo la mínima preocupación que debería haberle tenido en aquellos mismísimos instantes.

Le colocaron esposas y tampoco protestó cuando llevaron a su padre al hospital más cercano, pensando que era mejor que él no estuviera cerca de su hijo asesino.

Estaban considerando su ejecución cuando Watari hizo llegar las noticias: la aparición de un Kira nuevo, uno que provocaba la caida de personas desde las más insignificantes y comunes hasta las famosas, importantes, infaltables hoy en día. Y a diestra y siniestra, sin demora y vacilación, ante lo cual Light sonrió y finalmente supo que ahora era de utilidad.

La incomodidad se hizo presente, así como la resignación por parte de L, como si él presintiera que tendría que soportar aún más a Light, y quizá a su novia asesina, antes de por fin deshacerse de ellos como más se lo merecían.

Entonces, Light no tenía un plan determinado, pero sí la seguridad del futuro enojo de Misa y la poca importancia que tenía la causa de su caida, Ryuk o L, y que ambos de esta manera podrían redimirse para poder seguir adelante sin culpa...

Porque, incluso si en ocasiones no se ponían de acuerdo o elegían actuar como mejor les pareciera sin siquiera discutir al respecto, como justamente recién Light hizo, solo le importaba que Misa pudiera estar allí, con él. Tan solo ahora quería intercambiar algunas palabras con la rubia antes que nadie.

Que estuviera enojada, llena de júbilo... Poca diferencia hacía mientras estuviera allí para él así como lo había estado durante todo este tiempo.

Es Light quien cae - Light x MisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora