Michael Jackson Xxx; Disfruta.

15: 🔥 "Casi familia" 🔥

*Narra Michael*

Habia vuelto más temprano del trabajo. Mi hermana por elección propia estaba en mi casa, ella vivía conmigo. Digo por elección propia porque en realidad no somos familia de verdad, son esas personas que tú eliges para ser tu familia.

Entre a la casa y dejé las llaves junto al maletín y mi saco en la mesada. Subí las escaleras desajustando mi corbata y entre a su habitación para avisar que había vuelto, pero yo nunca toco la puerta y jamás había sido malo... Hasta ahora.

—Nena, ya...

Me callé al ver su cuerpo reposando sobre el colchón, solo que estaba desnuda. Estaba durmiendo completamente desnuda.

Ella siempre vestía ropa con tallas mucho más grandes que la talla que ella tenía así que jamás había admirado lo bien formado que estaba su cuerpo. Mire su trasero en primera estancia porque estaba boca abajo y admire esos dos pedazos de carne, tenía un tatuaje en su glúteo izquierdo, me acerque más para leerlo y decía: "Golpeame".

—Con que quieres que te golpee. —susurre para mí en una risita—.

Acerque mi mano a su nalga izquierda y di palmadas en este. Eso hizo que ella despertase, me miró somnolienta pero al verme despertó de golpe y se tapo con las sábanas.

—¡¿Q-Que demonios haces?!

—Obedeciendo al tatuaje. —sonrei pícaro—.

—¡Michael!

—Si si si, tendremos tiempo de hablar luego, ahora ven aquí.

Tome su cintura subiendome a la cama y metí mi cabeza en su cuello para empezar a mordisquearlo y a besarlo.

—¡Ah! M-Michael creo que d-deberiamos parar, Mmm.

—Yo creo que no, nena.

Dicho esto la arroje a la cama quedando ella boca arriba y con la sábana fuera de su cuerpo, admire sus pechos y puedo jurar que mis pupilas se dilataron. Me abalance para chupar la punta de sus senos, pasaba mi lengua por la punta hasta que el pezón se volvía duro y lo lamía un poco más para pasar al otro.

—Mmm... M-Mike...

Sonreí al oír mi nombre en sus pequeños gemidos. Fui bajando mis besos hasta llegar a su lindo coño. Allí toque con mis dedos hasta llegar a mojar, claro que no tarde mucho.

—¡Oh, Mike! —mordio sus labios—.

—Dejame lamerte.

Bajé mi cabeza y pase suavemente mi lengua, ella se estremeció y se retorció un poco.

—M-Mike no hagas eso...

—¿Por qué no?

—P-Porque me hace sentir algo i-incomoda al no verte

—Muy bien, no lo haré ahora pero no te prometo nada de no hacerlo en un futuro.

Me levanté y me acomode entre sus piernas.

—Gracias.

Solté una risita y acomode mi miembro entre sus dos paredes.

—¿E-En qué m-momento te d-desnudaste?

—Soy mago, nena. Mmm.

Me introduje lentamente, su coño era tan apretado y caliente, estaba tan húmedo también. ¡Oh, Dios mío!

—Mmm, nena

—¡Ahh! ¡Mike!

Comencé a menear mis caderas, adelante y atrás. Jadeaba y gruñía, su interior apretaba perfectamente mi pene y yo no me cansaba porque se sentía como si estuviese en el cielo, mi cuerpo comenzaba a sudar y mi alrededor a calentarse, todo el calor por ella, por esa chica desnuda que estaba gritando mi nombre. Digamos que estaba siendo penetrada de una manera un poco bastante brusca, mis caderas se mandaban solas y chocaban contra las suyas.

—¡Dios mío, nena! ¡Carajo, juro que si sigo así me correré! 

—¡Hazlo dentro de mi! ¡Aaahh!

Mi voz era ronca por el cansancio y excitación. Y que ella me gritara esas cosas hacía que toda la habitación fuera un puto horno. A ella se le escapaban algunas lágrimas y se mordía los labios. Sus paredes se contrajeron en medio de mis embestidas, sentir su intimidad así era demasiado delicioso.

Al cabo de unos minutos ambos nos corrimos dando un gran gemido. Nos miramos por un momento y luego la bese, salí de ella dejando escurrirse mi semen en sus piernas y sonreí.

—Te marque bien.

—Menos mal que no atacaste mi trasero.

—¿Por qué tienes un tatuaje en tu nalga izquierda? Le entregaste todo al tatuador. —me cruce de brazos—.

—Te diré algo: No te emborraches nunca.

—¿Y por qué duermes desnuda?

—Mierda, porque hace calor y tú no vendrías hasta las ocho supuestamente.

—Sali temprano por una fuga de gas.

—Bueno, menos mal que saliste. ¿Dormimos?

—Ja, ¿Dormir? Pues ya no quiero dormir. —sonrei pícaro—.

—¡Ni te atrevas, Jackson!

—Ese es el mejor alentador...

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