Taberna

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Al día siguiente, la música se podía oír por las calles al máximo, así como la comida y algunos sitios en dónde los niños se agrupaban para oír cuentos del surgimiento del pueblo que hoy era la ciudad de Stornoway, celebra su fundación, las calles se llenan de gente festejando y bebiendo.

Los jefes de las hermandades y clanes de cazadores se estaban concentrando en un lugar particular, en esta reunión van desde los Salvatore los más antiguos y casi extintos, hasta los prestigiosos y ególatras Belmonte.

El sitio donde se reúnen es una taberna peculiar. En dónde había criaturas de todas clases, especies que necesitaban un descanso, de los conflictos que estaban por estallar en todo el mundo mítico. Por ello la regla más importante era que no podían pelear en esta taberna pues aquellos que desafiaban dicha regla encontraban las puertas al mismo infierno.

Jin, era un tipo peculiar, el porte sofisticado y pulcro lo hacía ver cómo un príncipe de ensueño capaz de hechizar a cualquiera, su singular forma de ser le daba la oportunidad de convivir con los más respetables y encumbrados, líderes de cada Clan o Familia importante para el mundo mítico, así como con la escoria, más ponzoñosa que podían imaginarse. Por ende es respetado por todos, nadie que conozca se atreve a meterse con él. Se dice que es el que mantiene el equilibrio.

Edward ingresa a la taberna y reconoce al tipo de hombros anchos con ese traje Gucci gris Oxford que lo hacía resaltar entre los desgarbados y poco alineados cazadores que ese día tenían el lugar a reventar.

Jin sonríe al apreciar a Edward, que había sido tan gentil de vestir de manera formal, con un gesto con la mano, les ofrece un salón privado, junto a los demás líderes de cazadores.

Por desgracia Edward con el Clan Treeneiter al entrar, un tipo escondido en las sombras del lugar, que se encuentra ahí como informante los identifica y da aviso al Consejo Vampírico, al otro extremo un Lycan hace lo mismo con su clan.

- Los problemas están por venir - se escucha la dulce voz varonil del dueño de la taberna.

La tarde pasaba lenta, tediosa y realmente aburrida en la casa Jung. Por ende una joven cazadora parecía una felina enjaulada, caminando por los pasillos y un Will siguiéndola evitando que cometiera alguna locura

- Estoy harta - estalló volteando a enfrentar a su joven - no puedo estar encerrada, yo me largo ¿te quedas?

Era obvio que no podría detenerla pero al menos debía intentarlo.

- Edward ordeno quedarnos, además Agust no, nos dejará salir.

Will realmente deseaba que pudiera solo una vez convencerla pero cuando la vio sonreír con superioridad, supo que tenía la partida pérdida.

- Conozco esta casa perfectamente detrás del estante en el pasillo hay una salida oculta vamos -

Señalo el camino que debían seguir, también el que no había señales del peludo guardian. Debían aprovechar esa oportunidad.

- Si nos descubren tendremos problemas - aunque quería obedecer la verdad también quería despejarse, de todos los recientes problemas.

- Solo un par de horas estaremos de regreso antes que ellos regresen - cuando vio la duda en su amigo volvió a presionar - o me voy sola.

- Sabes que no te dejaría así me cueste la ira de Edwuard - dijo ofendido, liderando el camino por el pasadizo

Con una emocionada Sari siguiéndolo emprendiendo su fuga, salieron a escondidas de la casa Jung. Mientras un tranquilo Agust está en el salón, leyendo esperando perder el sonido las pisadas en aquel misterioso pasillo, antes de cerrar el libro arreglar la chaqueta y salir con calma por la puerta principal.

- Estúpida, harás que te maten - susurra con fastidio antes de dar inicio a su misión.

Bajando unas escaleras deterioradas por el tiempo, Sari y Will tomaron el último pasillo que los conducía a las criptas de una de las iglesias en el centro de la ciudad. Al salir de dicha construcción religiosa y contemplar las calles sonrió orgullosa Sari.

- Lo ves nadie sabrá que salimos -

Contemplando las festividades de la fundación, Sari jala eufórica a Will por las calles, hasta llegar al cine más cercano comprando la primera función que encuentran. A veces por mucho que le gustará ser cazadora, también deseaba poder convivir con otros humanos sin que todo el mundo místico interfiriera. Cómo en ese momento que mientras ella estaba disfrutando su película en un lugar se desataba un caos.

En la taberna, un vampiro discípulo de Alfred, el consejero personal de Víctor, ve con desprecio a un Lycan cuando éste se sienta en la barra.

- ¿Desde cuándo dejan entrar perros callejeros a estos lugares? - dijo arrogante, se creía intocable por ser guía y amante de alguien con tanto peso como lo era Alfred.

- ¿Tienes ganas de perder hoy la cabeza? ¡maldito traga sangre! - de manera amenazante estrelló su puño en la barra, gruñendo colérico. Su Alfa no estaba de buenas y él tampoco.

- Será un placer arrancarte las entrañas carroñero - sin dejarse intimidar, muestra sus crecidos colmillos, invitándolo con la mano a iniciar.

El Lycan no duda en atacar primero, con perfecta puntería arroja el tarro de cerveza justo en la cabeza del arrogante vampiro, ganando tiempo para tomar su forma de lobo, para aproximarse al vampiro quien sin perder oportunidad, contra ataca mostrando sus colmillos y garras. Recibiendo a la bestia, clavando una daga de plata en el lomo, lo cuál ofende a otros Lycans del lugar pues usar tal objeto era considerado bajo y sucio contra ellos.

De un momento a otro, la taberna se convierte en un campo de guerra entre vampiros y lycans, haciendo destrozos y demacrando aquel lugar que era un recinto para encontrar paz, para muchas criaturas.

Los cazadores jóvenes que habían esperado a sus líderes afuera de la habitación privada, de forma disciplinada preparan sus armas en caso de ocuparlas, teniendo un mal presentimiento, apretando un poco sus puños.

- ¡Hijos de Puta! - exclama Jin al entrar en el lugar, viendo su santuario siendo brutalmente masacrado - en mi Tarbena no harán sus estúpidas riñas, imbéciles.

Se aproxima al conflicto, dispuesto a separar a los hombres, que más que poderosos representantes de ambas especies, parecían niños peleando por un dulce que ninguno iba a tener. Pero estos querían no querer ceder, por lo que durmió a ambos con un movimiento de manos aplicando una llave sencilla. Dejando fuera a ese par.

Volteó a ver cómo otros seguían peleando utilizando un par de conjuros y su fuerza sobrenatural para poder separarlos, casi los mata, sintiendo la irá irse hasta el cielo cuando el elegante candelabro cae al suelo regando finos cristales por todos lados.

Tomando a un vampiro del cuello lo estranguló al punto en que casi le arranca la cabeza dominado por todo el odio que su alma sentía.

Sujetándose la cabeza ve su reflejo como la oscuridad en sus ojos casi abarcaba por completo, así como las pequeñas protuberancias en su frente se marcaban ligeramente, su cabello tenía pequeñas flamas que resaltan en contraste de sus manos negras formando unas demoníacas garras.

Respirando para tranquilizarse solo volteo a ver la única señal religiosa que tenía en su Taberna, una pequeña cruz de madera que para diversión de muchos estaba de cabeza, sin saber que al ponerla correctamente llamaba a quien en ese momento podría ayudarlo. Cuando la Cruz estuvo derecha y está se torno en dorada emanando una luz cálida, como el sol en los días de verano.

Precious BloodWhere stories live. Discover now