Parte final

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— ¿Que dijiste? —preguntó fríamente luego de unos minutos en silencio y tragué saliva sin alzar la vista de mis manos. Prefería mil veces mirar cualquier cosa antes que mirarlo a los ojos; en ellos solo se podía percibir frialdad, repugnancia y fastidio. — ¿Qué diablos dijiste? —preguntó nuevamente y apreté la mandíbula alzando la vista encontrándome con la oscura mirada de sus ojos azules. Por más miedo que sintiera no podía echarme ahora para atrás.

—Que estoy embarazada—repetí sin apartar la mirada de él y este negó incrédulo mirándome de arriba abajo; de seguro buscando cualquier señal de que estaba mintiendo, pero no lo era. Jamás mentiría con algo así.

Silencio

Mierda. ¿Por qué no decía nada? ¿Por qué no se movía? ¡Necesitaba que hiciera algo! Su silencio me estaba matando. Ni una maldita palabra ni siquiera el intento de decir algo. Solo me miraba de arriba abajo completamente incrédulo. No lo culpaba, yo estaba igual; pero necesitaba que dijera algo. Sentía que en cualquier momento iba a vomitar con tanta ansiedad que sentía.

— ¿Estas jodiendome? —preguntó molesto y volví a negar apartando la mirada. No soportaba un minuto más ver la frialdad y el rechazo en sus ojos. Me dolía que me mirara así, pero era algo que me esperaba. Después de todo, ¿Qué esperaba? ¿Qué él iba a alegrarse por la noticia? ¿Qué me brincaría encima jurándome que seriamos una familia feliz? Eso solo ocurría en las películas, no en la vida real. Mucho menos en la mía. —Joder...—bufó molesto dándole a la silla de ruedas y tragué saliva.

—Tengo tres semanas y media—susurré mirando mis manos como si fueran lo más interesante. Lo cierto es que prefería mil veces ver cualquier otra cosa antes de devolverle la mirada.

— ¿Hace cuanto lo sabes? —preguntó y me encogí de hombros. Aquí venia la peor parte, pero si él quería saber debía decirle. Después de todo merecía saber cada detalle de nuestro bebé.

—Me enteré el mismo día que nos vimos por última vez—contesté sin mirarlo y sentí como este arrastraba la silla de ruedas hacia el sofá para estar más cerca, pero no lo quería cerca. Tenía miedo, mucho miedo de lo que podría hacerme. Podía estar en silla de ruedas, pero el muy bien sabia como hacerme daño. Ya antes lo había hecho y no estaba segura que pudiera soportarlo. Sentía que en cualquier momento iba a desmayarme. –Llevaba días sintiéndome mal con náuseas y mareos, pero supuse que se debía a la falta de sueño, a la ansiedad y el miedo que sentía al pensar que algo malo podía pasarme—suspiré y sentí sus ojos sobre mí, pero no le devolví la mirada. Tenía miedo lo que podría ver en sus ojos.

— ¿Miedo? —preguntó y asentí con los ojos aguados recordando todas las noches en vela que pasé con un cuchillo en mis manos esperando que algo malo me pasara o que alguien entrara a mi departamento buscando venganza contra Ryan. Por más cerraduras y cámaras de seguridad que había puesto, sentía miedo que algo malo me pasara y ahora aún más. Sabía muy bien todo lo que podría pasarte cuando te relacionaban como la novia de un narcotraficante; lo había visto con ___. Ella y su bebé la habían pasado muy mal y yo no quería eso. Por eso estaba en busca de otro apartamento. Necesitaba mudarme cuanto antes de ahí y empezar de cero en otro lugar. Parte de mí no quería alejarse, pero sabía que era lo mejor. Yo no quería que mi bebé pasara por todo lo que Andresito pasó. En su corta vida había sido secuestrado y había estado muchas veces en peligro. Definitivamente no quería eso para mí bebé, para mí.

—Nunca supe si me vieron contigo o con los chicos, tenía miedo que algún enemigo tuyo me hiciera daño o peor aún, me secuestraran para llegar a ti—contesté abrazándome a mí misma. Aun sentía miedo que algo malo me pasara; sobre todo al venir aquí, pero ya no había vuelta atrás. —Se muy bien todo lo que ____ pasó cuando comenzó a salir con Justin, así que ignoré todos los síntomas, incluyendo la ausencia de mi periodo—dije. —Soy irregular, así que se me hizo fácil no pensar en que algo andaba mal—me encogí de hombros restándole importancia. —Luego de nuestra pelea, estaba muy furiosa y alterada, no me di cuenta de las náuseas y de los mareos, así que le pedí a Tyler que fuéramos a su apartamento y...—su fría voz me interrumpió.

Raising Love {Ryan & Charlotte}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora