Parte III

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—No has dicho ni una palabra preciosa, ¿Qué? ¿Te comió la lengua el ratón?— se burló Ryan y negué mirando por la ventana. No tenia caso contestarle, él muy bien sabia porque no hablaba. Tampoco pensaba mirarlo, ver su rostro me recordaba a lo que él era; un monstruo. Un monstruo que se dedicaba a matar personas por dinero o por droga. ¡Era un maldito asesino! Un maldito narcotraficante que suele salirse con la suya como ahora. El muy imbécil me había secuestrado. ¡Secuestrado! En cuanto me negué a irme con él, este había sacado su arma apuntándole a Carlos dándome la opción de montarme en el auto sino quería que lo matara y no tuve opción. Prefería mil veces irme con él antes de que le hiciera daño a Carlos o a cualquiera de mis amigos. Y tenia que admitir que tenia miedo, mucho miedo. Haberlo visto con una arma había sido mucho para mi. Ver sus ojos oscuros, su frialdad y su sonrisa sarcástica mientras apuntaba a Carlos y a mis amigos había sido mucho para mi. Por primera vez había visto al verdadero Ryan y eso dolía. Dolía porque había visto con mis propios ojos lo que me negaba aceptar; él era un maldito narcotraficante, un maldito asesino. Y lo peor de todo es que estaba enamorada de él. ¡Había tenido sexo con él! ¿Cómo diablos pude ser tan ciega y no haberme dado cuenta? —Te estoy hablando joder—gruñó jaloneándome el brazo y sollocé asustada.

—¿Por qué me haces esto?—pregunté asustada mirándolo y este apretó la mandíbula. Necesitaba saber porque me había obligado a venir con él. Él muy bien sabia que yo no quería saber mas de él, que no quería seguir acostándome con un asesino, además de que me había dejado muy claro que esto era solo sexo y que podía irme cuando quisiera. Así que no estaba entendiendo porque diablos me había secuestrado. ¿A dónde me llevaba? ¿Por qué no me dejaba en paz? —¿A dónde me llevas?—pregunté, pero nada. Este no respondía y eso me estaba asustando. ¿A dónde diablos me llevaba? ¿Acaso él iba a matarme? Parecí al pensarlo. ¿Y si iba a matarme ahora que sabia su secreto? —¿Me vas a matar?—pregunté entre sollozos y este rio. —¿Me vas a matar ahora que se quien eres y por eso me llevas fuera de la ciudad?—sollocé viéndolo, pero nada. Este solo reía. ¿Qué significaba eso? —¡Contéstame!—grité asustada golpeándole el hombro y este frenó de golpe antes de girarse a verme. —No me hagas nada—rogué entre sollozos pegándome a la puerta y este bufó viéndome.

—No voy hacerte nada y deja el lloriqueo joder—bufó cogiendo mis brazos y sollocé al verlos llenos de moretones. Él si que había sido un animal arrastrándome hacia el auto. Incluso me había empujado con la puerta causándome un moretón grande en la espalda. —Escucha—suspiró y lo miré asustada. —No voy hacerte daño, tienes que creerme—dijo y negué asustada.

—Eres un narcotraficante, un asesino—espeté furiosa haciendo que este me mirara mal. —Matas a personas por dinero o por diversión, haces que confíen en ti para luego matarlos—dije. —¿Eso harás conmigo? ¿Me mataras como lo haces con los demás?—pregunté furiosa y este apretó su agarré en el volante.

—¡Joder cállate!—gritó y sollocé pegándome a la puerta. Tenia miedo, mucho miedo. Sus ojos estaban oscuros y conocía esa mirada. Era la misma que le había dado a Carlos cuando lo había apuntado con el arma. ¿Eso significaba que iba a matarme? —Tu no sabes nada sobre mi, no sabes nada de lo que yo hago maldita puta—gruño furioso y negué mirándolo. —Así que es mejor que te calles y dejes de llorar porque no pienso dejarte ir, vendrás conmigo y punto estúpida —bufó antes de poner el auto en marcha. Miré mis brazos llenos de moretones y limpié mis lagrimas. Lo mejor era que parara de llorar si quería sobrevivir. Conocía su mirada y estaba segura que no dudará en sacar su arma y matarme si seguía llorando. —Pensé que lo sabias—habló y me giré a verlo. Este mantenía su rostro fruncido y sus nudillos estaban blancos por la fuerza que hacia sobre el volante; señal de que aun seguía molesto. —Pensé que sabias a lo que me dedicaba y que por eso morías por llamar mi atención—dijo y negué. Yo jamás trataría de llamar su atención si hubiera sabido a que se dedicaba. Es mas, ni siquiera habría vuelto a ir al bar.

Raising Love {Ryan & Charlotte}Where stories live. Discover now