Capítulo 44: "La buena suerte me persigue, pero yo soy más rápida"

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♥(͡° ͜ʖ ͡°) 44. "La buena suerte me persigue, pero yo soy más rápida" (͡° ͜ʖ ͡°)♥


«Y se levanta»

«Wow, alguien está usando ropa interior de Barney»

«¿Cómo entraste?»


—¿Y has hablado con Max?

Sabía que tarde o temprano iban a preguntarme por él, lo supe desde que fueron a recogerme y vi sus caras sonrientes.

Ellas viven por y para el chisme.

Y yo también ya que no tardé en contarles lo que ocurrió con Max y su noviecita en su cena de aniversario.

—Aún no —me limito a decir mientras aprecio la vista por la ventana.

No lo he visto desde ese día.

Tiene muchos asuntos que resolver, entiendo que no tenga tiempo para visitarme. O llamarme. O mandar un mensaje. Al menos un emoji. Nada.

Pendejo.

—Cuando uno está enamorado no siempre razona y a veces llegará a cometer errores. Claro, lo último suele pasar al no saber cómo expresar o transmitir tus sentimientos.

Volteo a ver a Susana, quien me sonríe de un modo tranquilizador. Qué raro que no lo insulte o le eche el mal del ojo. Muy raro.

—El objetivo de cometer errores no es el de hundirnos o tacharnos de lo peor —añade Isabela, la chofer del grupo—, debes hacerle frente y solucionarlo, arreglar el daño antes de que sea demasiado tarde. —Frunzo el ceño al no comprender su compleja analogía, y en cuanto nuestras miradas se cruzan me sonríe—. Espero aún no sea demasiado tarde.

¿Demasiado tarde para qué? ¿Yo qué hice?

Vuelvo a mirar a Susana, luego a Isabela, y de nuevo a Susana.

—¿Hay algo que me quieran decir o están esperando que adivine? Porque desde ya les digo que no podré.

Ambas sonríen.

—Llegamos —dice Isa.

Volteo para comprobar que estamos en el lugar correcto.

—Wow —quedo sorprendida por lo lujoso que luce el lugar.

Finalmente terminaron la galería y está lista para su inauguración.

Las chicas me ayudan a salir del auto y las tres apreciamos la impresionante entrada.

—¿Cuántos millones le habrá tomado prepararlo? —cuestiona Susana.

—Oh sí, este lugar es justo de su estilo: costoso y egocéntrico. —Asiento.

—Espero él no sea el padre porque si sale un mini Frank quedarás en la bancarrota —comenta Isabela.

Ambas se adelantan y yo procedo a mirar mi panza.

—¿Por eso me pateas a cada rato? —La acaricio— ¿Mi panza no es lo suficiente lujosa para ti?

Me encojo de hombros y avanzo, que las chicas me esperan justo a unos pasos de entrar.

Entrecruzan sus brazos con los míos y procedemos a ingresar al mismo tiempo.

—Santa la madre que me parió —dice Susana.

—¿Acabamos de entrar al cielo? —pregunta Isabela.

—Ya hasta se me quitaron las ganas de hacer pis —digo yo.

¿Me van a dejar sola? [Presente MVDH #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora