CAPÍTULO 06

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Rosalie ingresó al departamento, procurando no hacer ruido

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Rosalie ingresó al departamento, procurando no hacer ruido. Algunas de las reglas de la residencia eran estrictas, y no quería levantar las sospechas de nadie. Tenían prohibido alojar a personas externas en las habitaciones. 

Dominic avanzó en silencio, encendiendo la luz de la sala. Dejó su chaqueta sobre una de las sillas, conteniendo las ganas de reír. Rosalie lo había hecho subir corriendo las escaleras, y le parecía gracioso que tuvieran que esconderse. Una vez más, tuvo la sensación que algo se interponía a lo suyo. 

Rosalie lo abrazó, antes de acercarse a la ventana. La abrió con cuidado, recostándose en el marco. Todavía no quería dormir, y pensó en observar el paisaje unos minutos. Desde el momento en que Dominic llegó, una enorme sensación de paz la invadió. Su vida volvía a estar en paz. 

Dominic caminó hacia ella, silencioso. La abrazó por la espalda, encajando su rostro en su hombro. Besó su mejilla con suavidad, observando la luna llena en el cielo. Él suspiró, pensando en el Valle por última vez. Gracias al accidente que tuvo en el Prado de la Luna, su historia con Rosalie fue posible. 

El joven entrelazó sus dedos con los de Rosie, acercándose más a ella. Una enorme sensación de felicidad lo embargó en ese momento, y recordó una canción. Rosalie era la única que lo motivaba a cantar. 

Luna dile que la quiero, que sin su amor yo muero. —Él cantó en su oído, sonriendo—. Dime donde estará. 

Rosalie sintió su corazón detenerse, elevando el rostro. Giró con lentitud entre los brazos de Dominic, viéndolo a los ojos. Acarició su rostro, pasando saliva con dificultad. Pasó un dedo por sus labios, sintiéndose tentada a lanzarse sobre él. Se volvía imposible estar cerca suyo, y no poder besarlo. 

Rosalie sacudió la cabeza, volviendo a la realidad. Dominic repetía constantemente que lo mejor era seguir como amigos, y ella no quería discutir. El día fue tan bonito, que deseaba terminarlo de la misma manera. Ella retrocedió un par de pasos, rompiendo el contacto visual. 

—Tomaré una ducha —avisó, señalando el baño—. Procuraré no usar toda el agua caliente para que también te puedas bañar. 

—De acuerdo. —Él sonrió, acariciando su rostro—. Aquí te espero. 

Rosalie asintió con incomodidad, ingresando al baño. Llevó su ropa para cambiarse en el interior, y demoró menos de lo previsto. Salió con una toalla envuelta en el cabello, viendo a Dominic jugar con su computadora. 

—No sabía que trajiste tu laptop. —Ella murmuró, acercándose a él. 

—Me dieron ganas de ver una película; como en los viejos tiempos. —comentó, sonriendo—. Estoy buscando algo para ver. 

Ella asintió, dando un vistazo a la pantalla del ordenador. La mayoría de los posters se veían interesantes, y un par de ellos captaron su atención.

Distancia InesperadaМесто, где живут истории. Откройте их для себя