Distancia Inesperada

CAPÍTULO 15

Dominic tomó su celular y billetera, antes de cerrar la puerta de su habitación. Bajó raudo las escaleras, y salió de la casa sin siquiera despedirse de sus padres. Se le había hecho tarde y sus amigos ya lo estaban esperando en la discoteca. 

Michael y Rebecca observaron en silencio a su hijo partir, y prefirieron no dirigirle la palabra. Durante las últimas semanas, su comportamiento cambió demasiado, mostrando un gran retroceso en su actitud. Él volvía a ser el mismo joven arrogante y prepotente en quien se convirtió después de despertar del accidente, y ya no sabían qué hacer. Ninguno de los dos tenía idea de cómo ayudar a su hijo. 

Dominic subió al primer taxi que vio, indicándole la dirección. Le mandó un mensaje a Adam, indicándole que llegaría en menos de diez minutos, y sonrió. Sentía que su vida había mejorado, y que finalmente volvía a ser feliz. 

Hacía más de dos meses que él decidió no regresar a terapia, y cada día se convencía de que eso fue lo mejor. La ira y desesperación que sintió al inicio fueron desapareciendo; y él se dio cuenta que todos sus problemas parecían desaparecer en la pista de baile. Entre el alcohol, la música, y sus amigos, el mundo se volvía insignificante. 

Después de la primera vez que Dominic le pidió permiso a Rosalie para salir, no volvió a hacerlo. Él sabía que a ella no le molestaba, y consideró que no valía la pena alertarla cada fin de semana. Rosie ya tenía demasiadas cosas en la cabeza como para preocuparla por una más. 

Dominic dejó de salir solo los sábados, y empezó a frecuentar las discotecas casi todos los días de la semana. Al inicio, Adam lo acompañaba cada vez que iba de fiesta; pero Kate comenzó a impedírselo con el pasar de los días. A Dominic le extrañaba que su amigo se dejase controlar por su novia, pero prefería no hacer comentarios para no discutir con ella. Desde que terminó con Elizabeth, Kate era la única que lo ayudaba con las tareas sin esperar algo a cambio. 

Nick empezó a hacer amistad con chicos de otras carreras, encontrando nuevos grupos para salir a tomar. Él se divertía con ellos, sintiendo que su vida finalmente había tomado el rumbo que siempre quiso. Solo le faltaba Rosalie para que su felicidad estuviera completa.

Sin embargo, lo único en lo que no le iba mejor, era en la universidad. Dominic había decidido ya cambiarse de carrera, así que dejó de prestar atención a las clases de medicina. A pesar que él todavía no elegía a qué facultad se trasladaría, no se sentía presionado a hacerlo. Quedaban dos meses para que terminase el ciclo, y consideró que ese tiempo sería más que suficiente para elegir qué estudiar.

Dominic pasaba horas leyendo los folletos que tenía sobre las otras carreras, pero ninguna le llamaba realmente la atención. Por momentos, se inclinaba por ingeniería civil, y por otros, a derecho o administración. Pero ninguna terminaba de convencerlo; y él no se quería volver a equivocar. 

Dominic llegó a la discoteca más rápido de lo que pensó, y se apresuró a buscar a sus amigos. Se sirvió un vaso lleno de ron, brindando y riendo con ellos. Disfrutó la música, antes de servirse otra copa. Habían tantos tragos diferentes en la mesa, que no sabía cuál probar.