Día 5: Un vistazo al pasado.

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—¡Morax! —grite conmocionada abriendo los ojos.

Me senté en la cama para observar mi cuarto, confirmando que aquel campo de batalla con personas sin rostro en el que me encontraba hace unos segundos no era más que el escenario de mis sueños. Al parecer el escuchar videos de terror para poder combatir el insomnio me estaba afectando.

—Querida. —me gire al escuchar aquel apodo al que me había acostumbrado tanto, topándome a un guapo hombre parado en la puerta. —¿Te encuentras bien? —preguntó preocupado acercándose a mi.

El nombre de aquel caballero era Zhongli, historiador y maestro de una de las universidades más prestigiosas del mundo. Su apariencia era tan hermosa como la de un dios antiguo. Era educado, culto y sumamente amoroso, su voz era tan seductora que me fue imposible el no quedar cautivada desde la primera vez que la escuche.

Yo opino que nuestro encuentro fue un milagro, pues al final del día no soy más que una estudiante de medicina con una fijación particular por la historia gracias a que la gran mayoría de mis familiares ha dedicado su vida a ello. En lo personal, soy una gran fanática de los museos, suelo visitarlos con regularidad, en una de esas visitas él se encontraba allí, se acercó a mi para charlar sobre una antigua roca en la que ambos mostramos interés. Esa pequeña acción fue evolucionando mediante mensajes de textos, coqueteos y citas hasta convertirse en una hermosa relación.

—Sí, solo fue una pesadilla. —contesté con una sonrisa. —¿Dormiste bien? —pregunté acercándome a él para abrazarlo.

—Contigo a mi lado es imposible no hacerlo. —afirmó besando mi frente. —El desayuno está listo, te espero en el comedor. —avisó antes de salir de nuestra habitación, dándome espacio para prepararme.

Contenta me levante de la cama para realizar mi rutina matutina con la que termine viéndome impecable para afrontar el día, pero tomando en cuenta que era sábado, tenía la dicha de poder pasar veinticuatro horas junto a mi amado.

Me dirigí al lugar indicado por el pelinegro para desayunar junto a él, como siempre terminamos hablando y riendo de cualquier cosa que se nos ocurriera, era nuestra amena costumbre para comenzar el día.

—Por cierto, Childe me comento que hoy habrá una exhibición muy particular en el Museo de Historia Universal. No me dijo exactamente de que trataría, pero fue muy insistente con el hecho de que fuéramos. ¿Te apetece ir? —informó el de ojos color miel dándole un sorbo a su taza de té.

—¡Por supuesto! —exclamé entusiasmada. —Hace mucho que no salimos juntos, además que con todo el trabajo que hemos tenido estas últimas semanas será un toque refrescante para nuestras vidas. —expliqué juntando mis manos para ponerlas a un lado de mi cara.

—Tan encantadora como siempre cariño. —dijo Zhongli riendo un poco, lo que hizo que me pusiera algo nerviosa.

Juntos recogimos la mesa y lavamos los platos, luego nos preparamos para salir.

Durante el camino me dedique a apreciar como mi novio manejaba, era tan hermoso que podría imaginarlo como la estrella principal de una película o un comercial de autos deportivos. No obstante, una suave presión en mis labios me sacó bruscamente de mi embobamiento.

—Quería asegurarme de que estuvieras bien querida. —se excusó burlón volviendo su mirada al camino.

—Eso no es justo. —me quejé completamente ruborizada.

Entre risas y charlas llegamos al museo, no estaba muy lleno, probablemente porque habíamos llegado temprano. Una amable guía nos recibió brindándonos sus servicios, los cuales aceptamos agradecidos.

La gran exposición llena de armas, unos artefactos llamados visiones, mapas, entre otras cosas se trataba de Teyvat, recientemente se había descubierto que nuestro mundo se llamó así en algún momento. Se dividía en 8 grandes naciones conocidas como Mondstadt, Liyue, Inazuma, Sumeru, Fontaine, Natlán, Snezhnaya y Khaenri'ah; estás eran gobernadas por los Arcontes, quienes eran los dioses de aquella era y representaban ciertos elementos mágicos relacionados a la naturaleza.

—Aquí tenemos la única fotografía de la época que nuestros arqueólogos pudieron encontrar. —indicó la señora deteniéndonos delante de un marco que protegía la foto. —Es la boda entre el posible arconte Geo y la arconte del Vacío. —explicó a la par que nos observaba con atención. —De hecho, ustedes dos se parecen mucho a ellos. —comentó bastante sorprendida.

—¿De casualidad los arcontes tenían nombre? —preguntó Zhongli sonriendo cálidamente.

—Por supuesto. Ellos se llamaban Morax y Lightless. — al escuchar aquellos nombres sentí que algo impacto mi mente con rapidez.

Eran recuerdos, lo último que viví tras la batalla con el rencoroso dios que quiso acabar con nuestro mundo. Todos los amigos que había hecho en mi largo viaje que culmino al convertirme en arconte estaban muertos, yo próximamente seguiría su camino y el pelinegro tendido a mi lado me haría compañía.

—Creo que esto no salió como esperaba. —bromee llevando la mirada hasta el de ojos dorados. —Al menos la muerte nos separara al mismo tiempo. —agregué sonriendo.

—Aun no puedo entender cómo puedes sonreír y hacer chistes en situaciones así. —se quejó el contrario soltando un suspiro.

—Es que si estoy a tu lado, no puedo evitar sentirme contenta. —confesé acercándome a él con dificultad para abrazarlo. —Por eso deseo que en nuestras próximas vidas podamos tener una hermosa relación otra vez. —desee sintiendo como la vida se me iba en cada respiración.

—En ese caso, prometo que te encontré y lo haremos realidad. —afirmó el contrario tomándome del mentón para plantar un dulce beso en mis labios. —Te amo Lightless. —susurró cuando nos separamos.

—Y yo te amo a ti, Morax. —dije de vuelta cerrando los ojos lentamente.

Una pequeña lagrima se resbalo por mi mejilla al recordar aquello, disimuladamente mire a Zhongli notando que él también estaba un poco conmocionado, al parecer yo no era la única que le había echado un vistazo al pasado.

En silencio terminamos el recorrido por el museo, no sin antes llevarnos uno que otro souvenir que vendían a la salida.

—Ha pasado un largo tiempo. — hable con calma cuando estuvimos en el auto.

—Al parecer el destino ha trabajado para que tu deseo y mi promesa sean cumplidos. —comentó él colocando su mano en mi mejilla.

—Y no sabes lo feliz que estoy por eso. —confesé sosteniendo sus manos con la mía, dejándome llevar por las caricias que me daba. —Te amo Mo...No, Zhongli. —una sonrisa apareció en los labios del nombrado al escucharme.

—Y yo te amo a ti,(Y/N). —respondió acercándose a mi para unirnos en un profundo beso.

Este gesto era el más hermoso de todos, pues al separarnos no morimos para buscarnos en la siguiente vida. Si no, que pudimos seguir compartiendo cada segundo felizmente juntos, cumpliendo nuestras promesas del pasado y creando nuevas para el futuro.  

7 Días, 7 One-shots para Zhongli.Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ