Día 7: Como la primera vez.

509 27 3
                                    


Mi vida era un desastre: mi familia había muerto, no tenía amigos, debí parar mis estudios para trabajar a tiempo completo gracias a las deudas que había dejado mi padre y perdí absolutamente todas mis ambiciones.

Mi vida era simplemente deprimente y rutinaria, aunque dentro de esa tristeza había un lindo rayo de alegría, se trataba de un juego gacha llamado Genshin Impact el cual iluminaba todas mis noches. Me encantaban absolutamente todos los personajes, aunque el antiguo arconte Geo era mi más grande fascinación, había costado mucho subirlo de nivel, conseguir los artefactos perfectos y llevar los talentos al máximo nivel, incluso tenía un par de constelaciones. Era raro de admitir, pero estaba enamorada de un personaje 2D.

Trate de seguir adelante con una sonrisa con la esperanza de que en algún momento todo iba a cambiar, no obstante, nada de eso ocurrió, al contrario, todo empezaba a ponerse peor. Hasta que un día, luego de pasar unas cuantas horas llorando afligida cerré los ojos, al abrirlos estaba cayendo.

—¿¡Pero qué demonios!? —grite al sentir la brisa chocar violentamente contra mi cuerpo.

Estaba cayendo en el aire, al primer momento pensé que era un sueño, pero todas las sensaciones del momento me dictaron lo contrario. Poco a poco podía visualizar una ciudad portuaria materializándose, estaba lleno de gente que pararon sus actividades al escucharme gritar. ¿Acaso el suelo de aquel lugar seria mi lecho de muerte?

Cerré los ojos esperando mi doloroso final, pero sorpresivamente no fue un suelo de concreto que detuvo mi caída, sino, unos fuertes y a la vez acogedores brazos. Abrí los ojos nuevamente topándome a un hombre alto vestido elegantemente, de cabello negro, ojos ámbar y refinadas facciones.

—¿Zhongli? —lo llamé sorprendida al verlo.

—Señorita. ¿Acaso nos conocemos? —preguntó él notablemente confundido.

—(Y/N) (Y/L), te he brindado una segunda oportunidad. —habló una voz resonante en mí cabeza. —A cambio de ello, deberás proteger este mundo del horrible mal que lo acecha convirtiéndote en la Arconte del Sufrimiento. — tras decir aquello, un haz de luz se detuvo delante mío, dispersándose lentamente hasta que simplemente quedo una Gnosis de color negro.

Supuse que debía tomarla, así que lo hice sintiendo como un gran poder se alojaba en mi cuerpo al mismo tiempo que aquella pieza de ajedrez se fusionaba conmigo.

.

.

.

—Un poder destructivo que reparte esperanza...Que irónico. —murmuré con aburrimiento observando el puerto de Liyue atreves de la ventana.

Ya llevaba un tiempo en Teyvat, la historia prácticamente era la misma aunque con algunos cambios: primero, yo no era la protagonista que buscaba a su hermano desesperadamente, sino, que buscaba a mis hermanos los cuales eran mucho más crueles que en el juego original. Segundo, mis poderes eran sumamente destructivos y oscuros, podía desollar a alguien con tan solo pensarlo, curiosamente no me costó mucho aprender a controlarlos para usarlos a mi favor. Por último, mi acompañante no era esa hada flotante de voz chillona, sino...

—Zhongli. —lo llamé contenta al verlo pasar por la puerta.

—Lamento haberla hecho esperar. Hu Tao entró a la cocina y arruinó la primera preparación. —explicó el mayor notablemente fastidiado, a veces le costaba soportar a la directora de la funeraria.

—No pasa nada, tampoco espere una eternidad. —le aseguré sonriendo a la vez que observaba como su agiles manos servían nuestro té con una elegancia envidiable.

—Me alegra. —suspiro aliviado. —¿Ya sabe cuál será nuestro próximo destino? —preguntó el mayor sentándose a mi lado.

—Fontaine. —contesté con firmeza.

Desde que caí en este mundo el pelinegro ha sido mi guía y mejor maestro, gracias él pude acostumbrarme muy rápido a mi nueva vida en estas tierras, me ha acompañado en todo el trayecto, desde derrotar a Dvalin en lo alto del cielo, pasando por sacar a Raiden Ei de su eutimia y finalmente ayudar a Sumeru. Era mejor de lo que pude imaginar jamás, se veía increíblemente guapo y refinado a la hora de pelear, aunque también enigmático cuando se trataba de resolver un rompecabezas, me sentía una completa princesa a su lado.

—Entiendo. Será interesante visitar una vez más la nación donde el agua reina. —comentó Zhongli tomando un sorbo de té.

—Espero que allí si pueda conseguir información de mis hermanos. —desee dejando mi taza sobre la mesa. —Los voy a regañar tan pronto los vea, ya van a ver. —agregué cruzándome de brazos, sacándole una pequeña risa a mi acompañante.

—Eres una hermana mayor muy severa. —dijo él sonriendo.

—¡Alguien debe serlo! Están tratando de destruir está nación a costa de todo, no pueden quedar impunes ante mi Morax. —abrí los ojos como platos y llevé mis manos a mi boca al analizar lo último que había dicho.

—¿Cómo es que lo sabes? —preguntó el antiguo arconte seriamente.

¡Maldita sea! Había metido la pata hasta el fondo. Aún a estas alturas Zhongli no me había revelado su gran secreto de que él era Rex Lapix, de hecho, ni si quiera pude llegar a tiempo al Banco del Norte para encararlo el día que me enfrente a Osial, por lo tanto, preferí simplemente ignorar el detalle hasta hoy.

—Yo...—susurré tratando de inventar una buena mentira, algo que no pude hacer gracias a lo mala que soy para ello. —Vengo de otro mundo, en él Teyvat no es más que el escenario de un videojuego, tú y todos los demás forman parte del mismo. Tengo bastante conocimiento sobre eventos pasados y algunos del presente y del futuro, pues con mi llegada muchas cosas han cambiado. De hecho, tu ni siquiera deberías estarme acompañando en esta aventura. —admití bajando la cabeza avergonzada. —Aun así, yo disfruto mucho cada segundo que he estado a tu lado, sé que sonara algo tétrico, pero te juro que desde mucho antes de venir aquí ya te amaba, me has enseñado la felicidad que nunca tuve en muchos años. —agregué apretando con fuerza la falda de mi vestido, tratando de que las lágrimas acumuladas en mis ojos no salieran. —Estaré completamente de acuerdo si estas molesto al punto de odiarme y no quieres verme jamás, no te volveré a molestar. —finalmente mi voz se quebró y comencé a llorar.

Tras unos minutos de un largo silencio escuche como arrastraba su silla para pararse y caminar, rápidamente supuse que se marcharía, pero aquello cambio cuando sentí sus brazos rodear mis hombros.

—Yo no podría odiarte jamás (Y/N). —susurró en mi odio antes de arrodillarse mi lado tomando mis manos suavemente. —No estoy molesto en lo absoluto, pensaba contarte la verdad hoy, ya que finalmente teníamos un momento tranquilo a solas. —confesó llevando una de sus manos hasta mi mejilla para limpiar el rastro de lágrimas con su pulgar. —Sinceramente estoy agradecido de haberte conocido y poder saber que te encanta estar a mí lado tanto como a mi me gusta estar al tuyo. —una sonrisa honesta sonrisa apareció en sus labios, era tan hermosa que termine sonrojada.

—¿Entonces no me dejaras? —pregunté haciendo un puchero que lo hizo reír

—En absoluto, eso sería una pesadilla para mi. —habló afligido ante el hipotético caso. —De hecho, quiero hacerte una posposición. —al escucharlo, simplemente asentí para que continuara. —Quiero ser tu pareja, me encantaría acompañarte hasta el fin de nuestros días, de los cuales me encargare de que cada uno sea más feliz que el anterior. ¿Me concederías ese honor? —preguntó dejándome boquiabierta.

—¡Por supuesto! —contesté lanzándome a sus brazos, siendo atrapada al igual que la primera vez. 

7 Días, 7 One-shots para Zhongli.Where stories live. Discover now