12

900 87 48
                                    

-Entonces, ¿te escondías de la policía todo este tiempo? ¿Por qué si eres inocente?- preguntó confundido el mayor de los Munson. -Eso te hacía parecer más culpable, hijo.-

-Pero ellos no creerían que era inocente, me estaban casando literalmente, tío.- se explicó el rizado.

-Dios... Me alegro tanto de que ya estés aquí.- suspiró en el sillón junto a su sobrino. -Porque vendrás a vivir aquí, ¿no es así?-

-Ah, yo... sí, obvio, tío.- le sonrió a su tío para luego dar una rápida mirada a los chicos en la esquina del lugar, en la cara del castaño se podía apreciar una pequeña mueca de... ¿decepción? Decidió no prestarle atención, lo más probable es que no sea nada.

-Tendremos que comprarte cosas nuevas, no me dejaron sacar nada del otro trailer antes de reubicarme.- explicó rápidamente.

-No te preocupes, tío, Dustin entró una vez a buscar varias de mis cosas, estoy seguro de que podría hacerlo de nuevo, ¿No es así, duende?- miró al de rizos miel.

-Claro, no puedes quedarte sin tu preciada guitarra.- todos rieron.

-Esa nena es el amor de mi vida.- confirmó el de rizos oscuros.

-Bueno, casi se acerca mi turno.- informó. -Fue un placer, señor Munson.- le ofreció su mano como despedida.

-Muchas gracias por cuidar de mi sobrino, muchacho.- en lugar de tomar su mano, le dio un fuerte abrazo de agradecimiento que fue correspondido por el castaño.

-No hay de qué, Señor.- le dio una última sonrisa para luego dirigirse al menor de todos. -Henderson, camina, te dejo en tu casa.-

-No te preocupes, me voy a quedar para ir por las cosas de Eddie en un rato. ¿Puedes venir por mí luego de tu trabajo?-

-De acuerdo, pero compórtate, eh.- lo señaló con su dedo índice de forma autoritaria.

-Sí, mamá.- se burló Dustin girando sus ojos.

-Mocoso.- el castaño salió del trailer con dirección a su auto, pero una mano en su brazo lo detuvo aún estando a pocos pasos de la caravana.

-¿De mí no piensas despedirte?- preguntó el de rizos oscuros con una sonrisa ladina en su rostro.

-Yo...- suspiró. -Así que te quedas, ¿ah?- se tambaleo en sus talones mientras guardaba sus manos en sus bolsillos.

-Seh, supongo que estás feliz, ¿no?- alzó una de sus cejas antes de soltar una pequeña risa. -Al fin te libraste de mí.-

-Sí... sí, sí, obvio.- rió despacio junto al chico. -Pero, ¿Estás...?- vaciló un poco en medio de su pregunta, pensando si realmente quería escuchar la respuesta.

-Estoy...- el rizado el rizado intentó hacerlo continuar.

-¿Seguro? Quiero decir, ¿No te acosarán aquí? O no sé, no quiero que te hagan daño.- soltó provocando una sonrisa en el rizado. -¿Estás realmente seguro?- volvió a preguntar.

-Bueno, yo extraño a mi tío, entonces...- se alzó de hombros sin nada más que aportar.

-Claro, te entiendo, está bien.- le dio una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes. -Yo ya me voy.- se despidió para comenzar a caminar hacia su auto, pero el rizado corrió hasta ponerse frente a él, lo miró un momento antes de envolverlo en un suave abrazo que fue correspondido inmediatamente.

-Adiós, Harrington.- susurró, pero por la cercanía no fue difícil para el otro escucharlo.

-Adiós, Munson.- luego de separarse el castaño entró a su auto, encendiéndolo para salir del parque de caravanas, y el rizado volvió a entrar a su ahora nueva casa.

Huésped {Steddie}Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora