16

823 81 57
                                    

Steve estaba atareado, eran poco más de las seis y todavía estaba intentado hacer palomitas, ya que las primeras dos veces que las hizo se le quemaron, ni siquiera sabe cómo pasó. Por suerte sus amigos no eran los más puntuales, a excepción de Robin, que se encontraba en uno de los banquillos de la cocina revisando la colección de películas que habían traído del trabajo para hoy.

-Oye, ¿podrías ayudarme aquí, por favor?- le preguntó a la rubia, sacando su tercer intento de palomitas, al fin le habían salido bien.

-Ah, no, Dingus.- negó mientras separaba las cintas en las que valían la pena y las que había traído Steve. -Yo no fui quién organizó toda una pijamada sólo para ver a un pendejo al que pude a ver llamado para pasar el rato.-

-Boobies, por favor.- se esforzó en hacer los ojos de cachorro más adorables que pudo.

-Agh, de acuerdo.- se levantó del banquillo y caminó hasta Steve. -Yo hago las demás palomitas, porque quizás las vuelvas a quemar.- las estaban haciendo en estufa porque en microondas tardarían más poniéndolas de una bolsa por vez, pero en la estufa podían hacer una gran cantidad de una sola vez. -Tú pon las frituras en bowls.-

-Sí, señora.- comenzó a hacer lo mandado por la rubia. Ninguno de los dos era bueno en la cocina, pero si los comparabas la pecosa ganaba por mucho, ya que Steve podría dejar quemar hasta el agua sin mucho esfuerzo.

Varios minutos después ya tenían hechas las palomitas, habían llenado tres bowls medianamente grandes con ellas, y lo mismo con las frituras. Steve también había comprado cervezas anteriormente, obviamente solo para los más grandes, a los menores les había comprado sodas, también había comprado dulces como gomitas y chocolates por petición de la pecosa, estos se encontraban en bowls más pequeños, y por supuesto había calentado una buena cantidad de waffles especialmente para Once.

El timbre sonó repetidas veces, así que Steve corrió a abrir la puerta encontrándose con Nancy y Jonathan, y detrás de ellos se encontraban Mike, Will y Once, todos tenían una pequeña mochila, supuso qué hay traían las cosas necesarias para quedarse a dormir. -Hola, Nance.- le ofreció una pequeña sonrisa a la chica y luego al novio de esta. -Byers.- le dio un amistoso choque de puños sin quitar su sonrisa y luego se dirigió a los adolescentes. -Hola, monstruitos.- Recibió sonrisas de parte de los dos chicos antes de entrar a la casa junto a sus hermanos, y Once inmediatamente se lanzó a abrazarlo.

-¡Hola, Steve!- saludó con entusiasmo la chica, a Steve le emocionaba que la pequeña actuara de esa forma con él, ya que sabía que no era de muchas palabras, eso lo hacía sentir un tanto especial.

-Hey, Princesa.- sonrió devolviéndole el abrazo. -Hay un montón de Waffles en la cocina, todos solo para ti.- le dijo una vez terminó el abrazo.

-¿En serio?- la emoción en la cara de la pequeña era más que notable y eso hizo a Steve sonreír una vez más.

-Claro que sí, pero son para la película.- La pequeña hizo un puchero, no le gustaba esperar cuando se trataba de waffles, y Steve suspiró rendido. -Bien, ve y dile a Robin que te de uno ahora, está en la cocina.- Once sonrió una vez más antes de correr a la cocina.

Steve estuvo a punto de cerrar la puerta de la casa, que todo ese tiempo se había mantenido abierta, pero escuchó la bocina de la van de Eddie justo antes de ver cómo se estacionaba, de muy mala manera, frente a su casa. De la van salieron Eddie, Dustin y los dos Sinclair.

-Siempre llegando tarde, ¿no, Munson?- alzó una ceja viendo cómo todos caminaban hacia él. Dustin traía una pequeña mochila, y Lucas llevaba una un poco más grande, mientras Erica y Eddie no llevaban nada.

-Pues, es mi especialidad, Stevie.- sonrió apretando uno de los cachetes de Steve. -Y tú siempre tan lindo, ¿no, grandote?- La cara de Steve se volvió roja de un momento a otro, nunca se acostumbraría a la facilidad con la que el rizado lo halagaba aunque fuese solo por molestarlo.

Huésped {Steddie}Where stories live. Discover now