Epílogo

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«Hoy hace más calor que ayer». Suspiró.

La reconstrucción del séptimo reino fue rápida, por suerte no hubo tanto heridos —o al menos eso es lo que se dice—. Lo primero que se limpiaron fueron las calles, ya que estaban infestadas de cadáveres, el tercer príncipe fue quien se encargó de retirar todos esos cuerpos y dejar las calles libres de sangre. Shimhir también ayudó a identificar los cuerpos que quedaron destrozados por la batalla.

La primera princesa fue quien más ayudó a las personas del séptimo reino, debido a que hubo algunas salas, salones y aposentos del palacio que no lograron quemarse, ordenó que las personas que habían perdido sus casas se quedaran en esos lugares hasta que todo se haya arreglado. Recibió muchos buenos comentarios, aunque también hubo unos que no le gustaron del todo bien.

Arwen no supo que hacer cuando vio a un par de personas rezando en ese santuario que Círdan le había hecho en su honor. Al principio pensó que sería buena idea pedirles amablemente que salieran de ese santuario, ya que era un lugar especial, pero al ver y escuchar cómo todas esas personas le rezaban a las almas con tango anhelo, no pudo decirles nada.

No ha visto a sus hermanos durante estos últimos días, ya que cada quien tiene su padre qué hacer en todo el día. Hay veces en las que no come bien o no se hidrata como debe ser, por lo que termina cansada, con mareos y dolor de cabeza.

Fue un gran caos cuando todo se enteraron sobre qué, la primera princesa también era la séptima princesa, a simple vista es algo imposible de creer, peor es la verdad, solo aquellos que gozan de una buena comprensión puede llegar a entender del todo bien. Hubo quienes no quisieron creer en las palabras que les había dicho la primera reina, ya que ella fue quien se ofreció a dar una pequeña conferencia explicando todo lo que Arwen le había dicho antes. Decir que su hija nació y creció en el séptimo reino fue una gran dificultad para ella, lo fue más cuando mencionó que murió a manos del antiguo séptimo rey, y que renació como la primera princesa ya que tenía un sello que no le permitía morir.

Las personas lograron calmarse cuando la primera princesa decido hacer presenta en el área donde se estaba llevando a cabo la conferencia. Todos se quedaron en silencio al ver su cabello rosa oro, junto con esas camelias a los lados de su cabeza, un poco arriba de sus orejas, eran hermosas y resaltaban más. Incluso vieron la marca que tiene en medio de sus cejas —la de camelia —, no pudieron evitar pensar que tenía un gran parecido con la antigua reina —su madre—. Los mismos ojos de durazno, brillosos, pequeños y capaz de conquistar a quien sea con una sola mirada.

Todo el séptimo reino se inclinó ante ella.

Arwen quería decirles a todas esas personas que no era necesario que le hicieran una reverencia hasta llegar al suelo, pero, por un momento quiso dejarse llevar por esa sensación de satisfacción que hubo en todo su cuerpo. La primera reina le había sonreído, y el primer la sostuvo de su mano para darla una severo apretón. Querían dejar en claro de que siempre serían una familia, aunque quizá no eran la mejor, pero vaya que eran unidos.

Se puso nerviosa cuando alguien le preguntó que si tomaría el puesto de séptima princesa, si se quedaría ahí por siempre y reinaría como la futura séptima reina. Vaya broma, si antes había dicho que no le interesaba el peso de la corona del primer reino, mucho menos le interesa ser la séptima princesa. Mucho trabajo por hacer, mucho estrés. Quiere vivir una vida libre de estrés y feliz hasta su muerte.

La primera reina dijo que Arwen sería coronada como séptimo princesa una vez que tocó el séptimo reino este en paz.

Por lo tanto, mientras que los príncipes se encuentran ayudando a quienes lo necesitan, sus hermanos están haciendo alguna otra cosa junto con su padre, su ladre está planeando su coronación, ella se encuentra paseando por las calles del todo el reino como si nada hubiese ocurrido.

La princesa renacida Where stories live. Discover now